domingo, 30 de diciembre de 2012

De la sabiduría a la pureza


Todos los pobres son sabios y sólo los pobres son sabios, porque sólo ellos miran el mundo con ojos lim­pios, sin las interferencias alucinantes del “yo”. Los desposeídos están purificados de las escorias y el smog con que el “yo” contamina la interioridad; los pobres son puros, y los puros, sólo ellos, no solamente verán a Dios, sino que también verán el mundo tal como es, sin deformarlo con una visión interesada.
            Todos aquellos que actúan bajo los impulsos del “yo” contemplan la vida a través del prisma de sus deseos o miedos. De una u otra manera, todo lo exte­rior lo hacen pasar por su órbita personal, lo pesan en la balanza de sus intereses, lo envuelven con los ropajes de sus deseos posesivos, y lo califican, lo rechazan o lo apetecen de acuerdo con sus intereses personales.
            Es una monstruosa deformación; simplemente por mirar la realidad a través de sus fantasías. Hay que salvarse de la tiranía de sí mismo.

* * *

            Tu vecino y tú sois un caso especial: los dos pertene­céis a partidos políticos antagónicos; y por eso existe entre vosotros desde hace años una mal disimulada enemistad. Todo lo perteneciente a la casa vecina lo encuentras mediocre, desde las plantas del jardín hasta el estilo arquitectónico de la casa...; nada de él te gusta, porque lo ves a través de la antipatía que le tienes.
            Este sujeto es francamente desagradable. Es lo que piensa todo el mundo. En cambio, para ti es un hom­bre encantador. ¿A qué se debe este contraste? A que él tiene una gran estima por ti y no escatima elogios para ti; y tú lo conceptúas a través de la emoción gra­tificante que te causa esa estima.
            Por el contrario, fulano es una persona objetivamen­te encantadora, y así lo reconoce la opinión pública. Pero como sucede que él te estima poco, tú esparces a los cuatro vientos que él es un sujeto ramplón, que su señora es vulgar y sus hijas nada agraciadas. Lo estás viendo y juzgando a través de la lente de tus antipatías.

* * *

            Tus intereses te hacen distorsionar el verdadero ros­tro de la realidad. Haces que las cosas sean tal como tú deseas o temes. Pero ellas siguen siendo tal como son; sólo un hombre puro las puede contemplar en su esencial originalidad.
            Mientras no seas puro no verás las cosas y personas en sí mismas, sino a través del miedo o de la codicia que te causan. Las mirarás apropiadoramente o repulsi­vamente, y de todas maneras, siempre deformadas.
            Es inútil; mientras no te desprendas de esa argolla central en la que enganchas posesivamente todas las cosas, no tendrás ojos limpios para ver el mundo en su primordial virginidad.
            Una vez que tu atención se haya purificado de las contaminaciones del “yo”, de sus delirios de grandeza y afanes posesivos, y puedas mirar como un niño, en­tonces todo aparecerá a tus ojos prodigiosamente transparente y distinto: las rocas son fuertes; las nieves, blancas; los arroyos, claros; las rosas, fragantes; el mar, ancho y profundo; el vecino, encantador; la vecina, dulce y discreta; hasta los enemigos resplandecen de dones; vivir es una dicha. Todo es bonito. Para los pu­ros, todo es puro.

sábado, 29 de diciembre de 2012

De la pobreza a la sabiduría

Quien se ha vaciado de sí mismo es un sabio. Si lográramos vaciamos por completo, volveríamos a la infancia de la humanidad. Para el desposeído, el ridículo no existe; vivir es soñar; nunca el temor llamará a su puerta; las emergen¬cias no le asustan; le tienen sin cuidado las opiniones sobre su persona; la tristeza no pisa sus fronteras. Desaparecen los adjetivos posesivos ‘‘mio”, ‘‘tuyo’’, así como también los verbos pertenecer, poseer, verbos que son fuente de fricciones y conflictos, porque es el “yo” el que tiende, con sus brazos largos, las cadenas apropiadoras de las cosas, hechos y personas. El que se vacía de sí mismo experimenta la misma sensación lenitiva que cuando desaparece la fiebre alta: descanso y refrigerio, justamente porque el “yo” es lla¬ma, fuego, fiebre, deseo, pasión. Bien sabemos que el interior del hombre es frecuen¬temente morada llameante de dolor. ¿Qué sucede si la casa está incendiándose y tú estás dentro? ¿ Cómo es¬capar? No es necesario huir. Sabemos cómo se apaga el incendio. El que ha visto cómo el temor surge de la pasión, sabe que la tranquilidad de la mente se adquie¬re apagando la pasión. Basta despertar, abrir los ojos, levantar la cabeza y tomar conciencia de que estabas en un error: que estabas suponiendo que era real lo que en verdad era irreal. Lo que importa es detener la actividad de la con¬ciencia ordinaria, porque ella es una actividad centrada en el “yo”. Cuando la mente actúa, lo hace necesaria¬mente alentando y engendrando el “yo” egoísta; el cual, a su vez, extiende sus brazos apropiadores (que son los deseos de poseer, la codicia, la sed de gloria) sobre objetivos-sucesos-personas, naciendo de esta apropiación los temores y sobresaltos. Al anular el cur¬so de la actividad mental, desaparece este proceso. El vacío de la mente instala al hombre en un mundo nuevo, en el mundo de la realidad última, diverso del mundo de las apariencias en que normalmente nos mo¬vemos. El que ama su vida, la perderá; el que la odia, la ganará. 
 * * * 
 Nada desde fuera, nada desde dentro logra remecer la serenidad del sabio. Lo mismo que un huracán deja inmutable el acantilado, así los disgustos dejan impasi¬ble al hombre sabio. Y de esta manera él se sitúa más allá de los vaivenes de las emociones y de las pasiones. La presencia de sí es perturbada normalmente por los delirios del “yo”. Pero, una vez eliminado el “yo”, el sabio adquiere plena presencia de sí, y va controlando cuanto ejecuta, al hablar, al reaccionar, al caminar. Por este sincero y espontáneo abandono de sí mismo y de sus cosas, el verdadero sabio, una vez libre de todas las ataduras apropiadoras del “yo”, se lanza sin impedimento en el seno profundo de la libertad. Por eso, una vez que ha conseguido experimentar el vacío mental, el sabio llega a vivir libre de todo temor y per-manece en la estabilidad de quien está más allá de todo cambio. Y así, el pobre y desposeído, al sentirse desligado de sí mismo, va entrando lentamente en las aguas tibias de la serenidad, humildad, objetividad, benignidad, com¬pasión y paz. Como se ve, nos encontramos ya en el corazón de las Bienaventuranzas. El hombre artificial, esto es, el que está sometido a la tiranía del “yo”, está siempre vuelto hacia afuera, obsesionado por quedar bien, por causar buena impresión, preocupado por el “qué piensan de mí”, “qué dicen de mí”; y, al vaivén de los avatares, sufre, teme, se estremece. La vanidad y el egoísmo atan al hombre a la existencia dolorosa, haciéndolo esclavo de los caprichos del “yo”. El hombre sabio, en cambio, es un ser esencialmente vuelto hacia dentro: como ya se libró de la obsesión de la imagen, porque se convenció de que el “yo” no exis¬te, le tiene absolutamente sin cuidado todo lo que se piense o se diga en referencia a un “yo” que él sabe que no existe; vive desconectado de las preocupaciones artificiales, en una gozosa interioridad, silencioso, pro¬fundo y fecundo. Se mueve en el mundo de las cosas y los acontecimientos, pero su morada está en el reino de la sereni¬dad. Desarrolla actividades exteriores, pero su intimi¬dad está instalada en aquel fondo inmutable que, sin posibilidad de cambio, da origen a toda su actividad. 
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 La cobra podría inyectarle su veneno, pero el sabio no tendrá fiebre. Pero... es imposible. La cobra, que es la cólera, no puede atacar al sabio. Sus fuentes profundas están purificadas, y el agua que brota desde ellas no puede me¬nos de ser pura. Sin poder ni propiedades, el sabio hace el camino mirándolo todo con ternura y tratando a todas las criaturas con respeto y veneración. La túni¬ca que lo envuelve es la paciencia, y sus aguas nunca serán agitadas. No tiene nada que defender; a nadie amenaza y por nadie se siente amenazado; por eso cuenta con la amistad de todos. Armas, ¿para qué? Al que nada tiene y nada quiere tener, ¿qué le puede turbar? ¿Acaso no es la turbación un ejército alzado para defensa de las pro¬piedades amenazadas? Pero a quien espontáneamente se desprendió hasta los escombros de sí mismo, ¿qué le puede turbar? ¿Desde qué trincheras lo pueden amenazar? No, definitivamente, el verdadero sabio no puede ser picado por la cobra.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Apagar el Fuego


La tranquilidad mental es un estado en el que el hombre deja de referirse y agarrarse a esa imagen ilu­soria.      La liberación consiste en vaciarse de sí mismo, en extinguir la llama, en despertar y tomar conciencia de que estabas abrazado a una sombra cuando te afe­rrabas tan apasionadamente al “yo”. Sí, es necesario despertar de este engaño: el de suponer que era real lo que de verdad era irreal.
            La tarea de la liberación consiste, pues, en ejercitarse intensamente en la práctica del vacío mental, para convencerse experimentalmente de que el supuesto “yo” no existe. Así como el origen de todo dolor, insistimos, está en el error de considerar la imagen del “yo” como entidad real, la liberación del sufrimiento consiste en salir de ese error.
    Y desde ese momento, así como, caído el árbol, caen las ramas; así como, consumido el aceite, se extingue la lámpara, de la misma manera, yugulado el “yo”, que­dan cercenados los sentimientos que estaban adheridos al centro imaginario.
            Con otras palabras: extinguido el “yo”, se apagan también aquellas emociones que eran, al mismo tiem­po, “madres” e “hijas” del “yo”: temores, deseos, an­siedades, obsesiones, prevenciones, angustias... Y, apa­gadas las llamas, nace en el interior un profundo des­canso, una gran serenidad.
            Muere el “yo” con sus adherencias, y nace la libertad.
            Este programa es equivalente a los principios evan­gélicos: negarse a sí mismo; para vivir hay que morir, como el grano de trigo; el que odia su vida, la ganará.
L          legó, pues, la hora, hermano: la hora de aventar las ficciones, y liberarse de las tiranías obsesivas, recostarte en el rincón y dormir; dormir, que es olvidarse de ti mismo; soltar al viento los nombres, los pájaros y los lamentos; respirar como en la primera aurora del mun­do; bañarte en las anchas desembocaduras de la paz y reposar en las frescas praderas.
            Desde el seno de la noche levanta la luz su cabellera de plata. Los campos están grávidos. Conviven en el mismo cubil el tigre y el cordero, y el niño juega junto a un nido de víboras. Bienaventurados los pobres y desposeídos de sí mismos, porque saborearán el des­canso y la paz.
            Para obtener estos frutos hay que pagar un precio: el de ejercitarse asidua, incansablemente, en la práctica del vacío mental.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Inicia el 2013 con pie derecho

1: Ser positivo

Si quieres tener una vida larga y permanecer joven tienes que disfrutarla al máximo.
Tienes que abrir los canales, las puertas, los caminos a la vida.
Cuando te levantes abre tus brazos al universo, al sol, a la vida y repite: “Estoy recibiendo todo lo bueno que la vida tiene para mí”.
Recuerda que eres un ser de energía y eso es lo que vas a irradiar de ahora en adelante.
Si dejas salir tu amor, tu bondad, tu comprensión, tu compasión por los demás, todo esto volverá a ti multiplicado.

2: Cuida tu alimentación

Si ya has alimentado tu mente con pensamientos positivos ahora tienes que aprender a alimentar tu cuerpo sabiamente.
Debes aprender a distinguir que una fruta fresca no es lo mismo que una que está enlatada o congelada y ha sido procesada con sustancias químicas.
Siempre debes optar por lo natural y fresco para alimentar tu cuerpo.
Cuida tu cuerpo con cariño y responsabilidad ya que es la casa en que habitarás por el resto de tu vida.
No abuses de tu organismo, toma mucha agua.

3: Haz ejercicio

Si pasas la mayoría del tiempo en una oficina sentado, ejercitando tu mente y llenándote de preocupaciones y estrés, debes replantear tu vida.
Si sigues así vas a envejecer rápido y lleno de achaques y enfermedades.
Puedes empezar a caminar, bailar, subir y bajar escaleras, ir a un gimnasio y de a poco ir aumentando el tiempo de ejercicio.
Siempre con paciencia y tratando a tu cuerpo con mucho cariño.

4: Descansa bien

Así como hay que ejercitarse también hay que descansar, relajarse y dormir.
Es durante la noche, en nuestras horas de buen dormir que nos renovamos, rejuvenecemos.
La agitación constante de la mente así como del cuerpo nos lleva a envejecer aceleradamente.
Una mente fresca y descansada es una mente preparada para la creatividad en todo el sentido de la palabra.
Cuando dormimos bien nos levantamos llenos de energía, alertas y con un brillo especial en nuestros rostros.
Tomar un baño tibio y añadir al agua alguna fragancia relajadora como lavanda puede ayudarte a tener un sueño reparador.

5: Sé más flexible

Ser flexible ante las situaciones que nos presenta la vida te ayudará a entender y buscar soluciones a problemas que parecían imposibles de resolver.
Ser flexible te brinda seguridad, calma y esta calma te llena de fuerza y sabiduría.
Debes aprender a dejar ir cuando las cosas no salen como querías.
Cultivando la flexibilidad ante la vida nos renovamos en cada momento y revertimos el proceso de envejecimiento.

6: Alimenta tu creatividad

La creatividad es la inyección para la eterna juventud.
La mente es una fuente creativa, saturada de ideas y estas ideas, esta creatividad mental vierte su influencia sobre nuestra edad biológica.
Una mente joven es una mente entusiasta, espontánea, llena de entusiasmo por la vida, desbordando energía y creando el milagro de sentirnos ser niños nuevamente.
No necesitas ser un artista para expresar tu creatividad ya que ésta vive en ti, sólo tienes que despertarla; bailando, cantando, riendo y amando la vida.

7: El Amor

El amor es una fuerza muy poderosa y como tal, todo lo puede.
El amor nos renueva, nos hace florecer, nos inspira, nos rejuvenece, nos acerca a Dios.
Desde este mismo instante comprométete a expresar y a poner amor en todo lo que lleves a cabo en tu vida.
Haz del amor lo más importante en tu vida y no sólo te verás más joven, sino que vivirás más.

“Escritura creativa” La actividad de los que desean triunfar en la vida

* La escritura de pensamientos positivos y constructivos suele producirnos mucho, realmente mucho bienestar; todo lo que se tiene que hacer es comenzar la experiencia e ir probando los sentimientos que provoca cada modelo mental que decidamos afirmar.

* Usted puede crear o diseñar cualquier modelo mental que crea que pueda servirle en su vida; las palabras son una fuente de beneficio si se las usa en positivo y con intención amorosa; una amiga me decía mientras charlaba con ella: “tengo una hermana que me parece que se ha declarado enemiga mía, siempre me ignora, nunca me habla y por mucho que he tratado de acercarme, solo he recibido respuestas de mayor indiferencia y hasta de burla” y le pedí que cerrara sus ojos unos instantes mientras buscaba en su memoria o en su mente un modelo mental que le permitiera encontrarle una solución a esa situación tan desagradable para ella y le dije: “Cuando tengas la idea o el pensamiento que crees que podría comenzar a crear una solución o cuando menos un camino hacia una solución” y en un momento su rostro se iluminó y me dijo “Eduardo, ya tengo el modelo mental con el cual podría resolver este problema y no solo con mi hermana sino con otras personas negativas que me hacen sufrir en mi mundo y añadió: esta es la afirmación: “Puedo liberarme de todas las personas negativas de mi vida.

* A continuación fuimos a la experiencia de la escritura y en cada vez en que escribía su afirmación exclamaba: “Vaya que esto funciona, en cada escritura tengo una mayor convicción de que puedo liberarme de todas las personas negativas de mi vida y tengo también la sensación de que puedo tomar decisiones, muchas decisiones para ir liberándome más y más de esas negativas personas de mi mundo.

* Después de que mi amiga se entró por completo en un estado positivo lleno de sonrisa y de fuerza interior, fuimos al siguiente paso, el paso de aprender a tomar decisiones vinculadas al proceso de liberación de las personas negativas de su vida.

* Nuevamente le pedí que cerrara los ojos y que se entrara en un ligero estado de trance, luego que su mente se puso en paz le pedí que se imaginara o que se representara el drama de los malos tratos con su hermana hasta que los pudo ver con claridad; una vez que logró dar ese paso, le pedí que se imaginara o definiera una decisión con la cual conseguiría disminuir esos momentos de abuso y de maltrato y así con los ojos cerrados lo dijo: “Tomo la decisión de evitar su presencia al máximo y de no volver a llamarla a no ser que fuera solo una situación realmente extrema” y finalmente, le dije: Ahora quiero que ensayes tu nueva conducta y que te comprometas a no dar pie atrás por ningún motivo, estás dispuesta? y la respuesta fue un Sí con todo su corazón…

* Si esta experiencia puede servirle, utilícela entendiendo y recordando que si una relación es negativa y “heridora” no vale la pena conservarla, nos vemos en los artículos que salen todos los días en la sección cultural de su periódico preferido El Diario.

* Afirmación constructiva para escribir diez veces para ensayar una sanación con la fuerza de los pensamientos: “Cada día soy más y más alegre y creo más alegría en mi vida”

* Si desea hacer algún comentario o alguna pregunta llámeme a los teléfonos del pie de página (2488284-72513317)

Celebra un nuevo TÚ este 2013

Estamos a días de recibir el nuevo año y Mcomenzamos a pensar en nuestras metas para el 2013. Aunque en enero el optimismo está en su punto máximo, cuando llega febrero muchas abandonamos nuestras resoluciones. Para mantenerte a ellas, expertos en motivación aconsejan un acercamiento más razonable a nuestras metas.

Haz que éste sea el año que incorporas esos hábitos saludables que nunca pudiste mantener; un año para ser mejor amiga e hija, para mejorar tu relación de pareja, ser más productiva en el trabajo, darte tiempo para ti y alcanzar el éxito y la felicidad.

PUNTO A:Trabajo

Asenso laboral. ¿Quieres un nuevo trabajo el 2012? ¿O quizá un ascenso laboral? Intenta ser más considerada con tus compañeros de trabajo. Un estudio de la Universidad de California demostró que las personas más generosas ganan el respeto y la cooperación de sus compañeros—lo que aumenta las posibilidades de elevar su estatus en la oficina.

Sé más productiva. Dile adiós al multi-tasking (hacer tareas simultáneas). Un estudio de la Universidad de Illinois demostró que el cerebro requiere 15 minutos para volver a tareas mentales serias luego de una pequeña distracción, como leer un email. “El Multi-tasking puede contribuir a un constante estado de estrés bajo que debilita tu energía”, confirmaron los autores. “Cuando el cerebro cambia de una tarea a otra, la productividad disminuye”. Asigna distintos momentos para responder llamadas y correos, y agrupa listas de quehaceres de acuerdo al tiempo que cada tarea te toma realizar.

Encuentra el balance. “Las mujeres somos complacientes por naturaleza, estamos programadas para poner a los otros antes que a nosotras mismas”, dice Caroline Cameron, autora de The Great Life Redesign, afirmando que debemos ponernos a nosotras mismas antes. Aunque no puedes evitar trabajar sobretiempo, pregúntate si son tus expectativas y metas– y no el trabajo per se– los que te mantienen en la oficina.

Ten presencia ejecutiva. Puedes ser inteligente, ambiciosa y muy buena en lo que haces. Pero eso por sí solo no es suficiente para alcanzar esa promoción laboral anhelada. Según un estudio, la presencia ejecutiva constituye el 28 por ciento del éxito de una mujer: cómo te ves, cómo hablas y cómo te comportas… son esenciales. A la hora de comunicarte, di las cosas de manera intencional, concisa y ve directo al punto. Asimismo, que lo digas sea fresco e innovador, Haz contacto visual con la persona que hablas y presta atención en reuniones—mandar e-mails o mensajes mientras alguien habla es sumamente descortés.

Vístete para el éxito. En el trabajo la vestimenta y apariencia física son esenciales para alcanzar el éxito. No vistas muy sexy y no uses mucho maquillaje, pero tampoco vayas con la cara lavada—usa tonos neutros y naturales. No uses prendas muy ajustadas ni tampoco muy holgadas; cuida la salud de tu cabello y tus uñas. No importa cuán impresionantes sean tus ideas, no te prestarán atención si luces desalineada o vistes de manera inadecuada. Preocúpate más por tu apariencia profesional este año y luce pulcra 24/7.

PUNTO B: Solo tú

Nuevo hobby. ¿Siempre quisiste aprender a cocinar platos gourmet? O, ¿anhelas bailar tango o tomar fotos perfectas? El 2013 es el año para hacerlo. No dejes las actividades que siempre quisiste aprender. Ahora es el momento. Te sentirás renovada y aprenderás algo nuevo. Quién sabe, ¿puedes conocer a gente nueva o quizá te cambia la vida?

Se la protagonista. Las mujeres somos conocidas por ser expertas malabaristas entre responsabilidades que van desde la casa, al trabajo y los niños… y aquí es donde el estrés entra en juego. Investigaciones confirman los efectos negativos del estrés sobre la salud, además compromete al sistema inmune, produce ansiedad y depresión, insomnio, baja la libido sexual y aumenta la presión sanguínea.

Este 2013 dedícate a ti y dile adiós al estrés haciendo lo que más disfrutas. Apaga todo por un rato, 10 minutos pueden ser suficientes, y haz lo que más amas; pinta, cocina, lee, practica yoga, corre, camina, medita, metete a la tina, ve películas antiguas, escribe...

Da más de ti. Mahatma Gandhi dijo: “La mejor manera de encontrarte a ti mismo, es perderte a ti mismo en el servicio a los demás”.

Todos tenemos mucho que dar, lo que hará feliz a otros y nos alimentará el alma. Además, te mantiene sana: tu cuerpo se inunda de químicos que te hacen sentir bien, recibes una pequeña defensa contra los estreses de la vida, tu corazón estará más saludable, tu sistema inmune mejorará y disfrutarás un buen estado de ánimo.

“De manera constante investigaciones confirman que el voluntariado y la ayuda al prójimo están asociados a un menor riesgo de mortalidad”, dice Stephanie Brown, Ph.D., profesora de medicina preventiva en la Stony Brook University. Pero debes hacerlo de corazón e “interesarte genuinamente en la causa”, afirma Brown. Encuentra oportunidades de voluntariado y ofrece tu ayuda a una causa que te interese, ya sea la protección de animales, los niños de la calle, derechos de las mujeres o niños, asilos de ancianos, hospitales, orfanatos... Este 2013 da más de ti.

Se una mejor amiga. Quieras ser una mejor consejera, estar más con tus amigas o conocer nuevos círculos sociales… Planea actividades nuevas con tus amigas y fortalece tu vínculo con ellas. Y es que amigas felices equivalen a un tú más feliz, de acuerdo a un nuevo estudio.

Se feliz. Si la felicidad es una de tus resoluciones, rodéate de personas alegres; los estados anímicos son contagiosos, de acuerdo a un nuevo estudio dirigido por el Dr. Nicholas Christakis, sociólogo del Harvard Medical School, y el Professor James Fowler de la Universidad de California. Su estudio reveló que un amigo “alegre” y positivo incrementa las posibilidades de que seas feliz en 15 por ciento. “Muchas personas no se sorprenden al enterarse que las personas con más amigos son más felices, pero lo que realmente importa es que esos amigos sean felices”, dice el experto. Así que rodéate de gente positiva y aléjate de la negativa, pues el negativismo y la tristeza también son contagiosos.

Toma decisiones. ¿Estancada por años en un trabajo sin posibilidades de ascenso, que no te motiva o no disfrutas? ¿No estas feliz dónde vives o con tu relación de pareja? ¿Cansada de la falta de confianza en ti misma? Es el momento de cambiar lo que te hace infeliz. Deja de quejarte y haz algo al respecto.

Mejora tus relaciones. Ya sean reuniones familiares más seguidas o pasar más tiempo con tus hermanos y papás… mejora la calidad de las interacciones que mantienes con la gente que más quieres y cultiva tus relaciones. Expertos sugieren mantener el contacto simple, personal, autentico y regular. Nunca subestimes el valor de una tarjeta escrita a mano y el toque personal que le trae a tu relación.

PUNTO C: Bienestar

Relájate con el yoga. Hacer yoga puede ayudarte a enfocarte, tener la mente clara y relajarte después de un día estresante—de acuerdo a la gurú en yoga Tara Stiles. Esta práctica milenaria, además de sus innumerables beneficios de salud, es también anti age.

“Mejora la circulación y rejuvenece las células”, afirmó Stiles. Muchas personas encuentran que después de hacer yoga por unos meses, controlan de mejor manera el estrés, pues estimula el sistema nervioso, tienen más energía, se enferman menos… y su piel está más radiante.

Alimentación y emociones. Los vicios o los malos hábitos alimenticios no son buenos para tu salud ni tus emociones. No importa cuáles sean tus hábitos alimenticios, toma este tip de la experta en nutrición y autora del libro Women, Food and God, Geneen Roth: “Está consciente de lo que le das a tu cuerpo y cómo te hace sentir. Si ese pedacito de chocolate te da felicidad, cómelo. Pero si te hace sentir culpable, no vale la pena”.

Come de manera consiente. Muchas mujeres se proponen perder peso cada año y arrancan enero con dietas extremas, afirmando que nunca más comerán pan o postres. Pero lo que logra esta mentalidad es dirigirte directo al fracaso. Lo más inteligente que puedes hacer es proponerte comer postres solo los sábados o disfrutar un cuadradito de chocolate después del almuerzo. En lugar de prohibirte, practica la moderación, es mucho más realista que la técnica de “todo o nada”. La comida es uno de los placeres de la vida, solo debes aprender a disfrutarla en pequeñas porciones.

Déjate acariciar. Los masajes son críticos, afirma el especialista en nutrición Oz Garcia, PhD, en su sitio web OZ. Y es que reducen los niveles de las hormonas del estrés; cortisol y adrenalina (vinculadas a la ganancia de peso) e incrementa el flujo de serotonina y dopamina, hormonas de la felicidad y bienestar. Los masajes regulares también resultan en mayor relajación y circulación sanguínea… y menos retención de líquido.

Una copa de vino. Salir de fiestas como si tuvieras 21 años está bien, pero asegúrate de substituir tus bebidas alcohólicas con agua o reducir tu consumo a una o dos copitas de vino tinto. Según investigadores del Brigham and Women’s Hospital en Boston, el consumo moderado de alcohol, especialmente de vino tinto, no solo es bueno para el corazón, también lo es para la cintura. Aunque una copa de vino contiene 150 calorías, los sujetos que tomaron uno o dos copas de vino al día durante 13 años, ganaron menos peso que los que no tomaron vino (de los 19,220 participantes, el resigo de obesidad era 30 por ciento más bajo para los consumidores de vino). ¿La explicación? El Resveratrol, un compuesto presente en uvas y vino tinto, que inhibe el desarrollo de células grasas.

Disfruta el ejercicio. Es muy común perder la motivación, pero es porque no te trazaste una meta convincente y realista. Expertos recomiendan que la clave para mantenerte activa es hacer que la actividad física sea placentera y divertida, así que encuentra el ejercicio que más disfrutes, y no cuentes las calorías quemadas: solo muévete… verás los cambios en tu cuerpo y estado anímico.

PUNTO D:Sexo

Si quieres mejorar y transformar tu vida sexual en pareja, es el año para hacerlo.

Disfruta de la mañana. ¿Resuelta a despertarte más temprano este año? Te damos una razón perfecta: él sexo mañanero es lo mejor para tu salud sexual y belleza. Por un lado, él estará feliz porque está en su pico sexual. Y para ti, no hay mejor manera para comenzar el día. Debby Herbenick, Ph.D., autora de Because It Feels Good, dice que el sexo levanta el ánimo, pues segrega oxitocina, la hormona de la felicidad y el vínculo amoroso. Además, tu piel estará radiante.

Pregunta más, habla más. Los sexpertos no cansan de decirnos que la comunicación es crucial para un sexo fantástico. Así que habla más este año; pregúntale cualquier duda que tengas y dile lo que quieres y no quieres. “Mi resolución es aprender cómo decirle a mi pareja lo que quiero en la cama”, dice Andrea, una encuestada.

Un nuevo juego. Muchas personalidades sexuales viven dentro de cada mujer; así que déjalas salir. 25 por ciento de las personas dicen que están aburridas con sus relaciones de acuerdo al autor de la encuesta, el famoso sexólogo Ian Kerner, quien recomienda jugar más a cambiar de roles. “Cuando juegas un rol, cambias tu tipo sexual, lo que puede excitar a ambos”, asegura. No necesitas muchas cosas… adquiere una nueva personalidad por una noche o ponte una peluca, te puede ayudar a entrar en personaje. Se esa mujer que siempre quisiste ser. Disfrútalo y ponle chispa a tu vida sexual. /

TIP

5 valores de una meta: Cada meta que te planteas debe seguir el método SMART (Specific, Measurable, Achievable, Realistic y Timely por sus siglas en inglés), es decir que tus metas sean específicas, mesurables, alcanzables, realistas y oportunas. Para mantenerte firme a tu resolución asóciala con una imagen–enfócate en cómo te sentirás alcanzando tus metas.

Fuego fatuo


Una cosa es la persona y otra cosa el yo. Voy a ex­tractar y estampar aquí algunas ideas de mi libro Sube conmigo (cf IGNACIO LARRAÑAGA, Sube conmigo. Para los que viven en común, Paulinas, Madrid 198413, 82-88).
            La persona es una realidad conjunta y un conjunto de realidades. La persona tiene una constitución fisiológica, una capacidad intelectual, una estructura tem­peramental, equipo instintivo... Todo ese conjunto está presidido y compenetrado por una conciencia que, como dueña, integra todas esas portes. Todo ese con­junto integrado es tal individuo.
    Ahora bien: esa conciencia proyecta para sí misma una imagen de toda la persona. Naturalmente, una cosa es lo que la persona es, y a eso lo llamamos realidad, y otra cosa la imagen que yo me formo de esa realidad. Si la realidad y la imagen se identifican, estamos en la sabiduría u objetividad.
            Pero, normalmente, sucede lo siguiente: la concien­cia comienza a distanciarse de la apreciación objetiva de sí mismo en un doble juego: primero, no acepta, sino que rechaza su realidad; en segundo lugar, le nace el complejo de omnipotencia: desea y sueña con una ima­gen “omnipotente”, por decirlo así. Del desear ser así pasa insensiblemente al imaginar ser así: una imagen ilusoria e inflada, que en la presente reflexión llama­mos “yo”.
            Después se pasa a confundir e identificar lo que soy con lo que quisiera ser (o imagino ser). Y en el proceso general de falsificación, en este momento, el hombre se adhiere emocionalmente, y a veces morbosamente, a esa imagen aureolada e ilusoria de sí mismo, en una completa simbiosis mental entre la persona y la imagen.
            Como se ve, aquí no estamos hablando del verdadero yo, que es la conciencia objetiva de mi propia identi­dad, sino de su falsificación o apariencia, que es la que, normalmente, prevalece en el ser humano. Y por eso lo ponemos entre comillas (“yo”).

* * *

            En definitiva, el “yo” es, pues, una ilusión. Es una red concéntrica tejida de deseos, temores, ansiedades y obsesiones. Es un centro imaginario al que acoplamos y atribuimos, agregamos y referimos todas las vivencias, sean sensaciones o impresiones, recuerdos o proyectos.
            El centro imaginario nace y crece y se alimenta con los deseos y, a su vez, los engendra, tal como el aceite alimenta la llama de la lámpara. Consumido el aceite, se apaga la llama; anulado el “yo”, cesan los deseos, y, viceversa, apagados los deseos, se extingue el “yo”. Es la liberación absoluta.
            El “yo” no existe como entidad estable, como sustancia permanente. Tiene mil rostros, cambia como las nubes, sube y baja como las olas, es mudable como la luna: por la mañana está de cara alegre; al mediodía, una sombra cubre sus ojos; al atardecer, se le ve festi­vo; horas más tarde, una oscura preocupación se insinúa en su entrecejo.
            El “yo” consta de una serie de yoes que se renuevan incesantemente y se suceden unos a otros. Es tan sólo un proceso mental que está constantemente en curso de destrucción y construcción. El “yo” no existe. Es una ilusión imaginaria. Es una ficción que nos seduce y nos obliga a doblar las rodillas y extender los brazos para adherimos a ella con todos los deseos. Es como quien se abraza a una sombra. No es esencia, sino pa­sión, encendida por los deseos, temores y ansiedades. Es una mentira.

* * *

            Y esa mentira es la madre fecunda de todos los males.
            Ejerce sobre las personas una tiranía obsesiva. Están tristes porque sienten que su imagen perdió color. Día y noche sueñan y se afanan por agregar un poco más de brillo a su figura. Caminan de sobresalto en sobresalto, danzando alucinados en tomo a ese fuego fatuo. Y en esa danza general, según el ritmo y el vaivén de ese fuego, los recuerdos los amargan, las sombras los en­tristecen, las ansiedades los turban y las inquietudes los punzan. Y así, el “yo” les roba la paz del corazón y la alegría de vivir.
    El “yo” es, además, un Caín fratricida. Levanta mu­rallas intransponibles entre hermanos y hermanos. Su lema es: todo para mí, nada para ti. Ataca, hiere y mata a quien brilla más que él. Detrás de todas las guerrillas fraternas ondea siempre la bandera e imagen del “yo”. En un parto nocturno da incesantemente a luz los amargos frutos de las envidias, las venganzas, rencillas y divisiones que asesinan el amor y siembran por doquier la muerte.
            El amor propio no quiere perdonar; prefiere la satis­facción de la venganza: una locura, porque sólo él se quema.
            A las gentes no les importa tanto el tener como el aparecer: les interesa todo lo que pueda resaltar la yana mentira de su figura social. Por eso se mueren por los vestidos, automóviles, mansiones, relumbrantes fiestas de sociedad, el aparecer en la página social de los gran­des rotativos; por todo aquello, en fin, que sea apariencia. Es un mundo artificial que gira y gira en torno de esa seductora y yana mariposa.
            En suma, el “yo” es una loca quimera, un fuego fa­tuo, etiqueta y ropaje, una vibración inútil que persi­gue y obsesiona. Es un flujo continuo e impermanente de sensaciones e impresiones, acopladas a un centro imaginario.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Disfruta tu derecho a descansar

Qué importante es comprender que todos tenemos derecho a unas vacaciones, sobre todo en esta época. Sin embargo, a veces, sin darnos cuenta nos convertimos en máquinas de trabajar y, con el paso del tiempo, comenzamos a vivir para trabajar, cuando el objetivo original era otro: trabajar para vivir.

Querida amiga, hoy quiero invitarte a que pienses en que todo el esfuerzo que haces como trabajadora, como madre y como ama de casa requiere, de tiempo en tiempo, una pausa y en que, con tu esfuerzo y sacrificio, te has ganado unos buenos días para despejar la mente. No tienes idea de cuán saludable es para ti que dejes la computadora, la escoba y los pañales por unos días.

Entiendo que muchas veces el sentido de responsabilidad nos lleva a no tomarnos ese respiro porque sentimos culpa, porque creemos que deberíamos seguir produciendo, organizando o cuidando de la familia, pero también es importante que comprendas que te has ganado esos días de libertad.

Quizás pienses que vacacionar requiere de un alto presupuesto, para ti o para toda tu familia, pero no es así. Con un poco de creatividad e imaginación, estoy más que seguro de que puedes —y pueden, si decides hacerlo en familia— pasar unos días diferentes, interesantes y divertidos.

Nuestra ciudad de La Paz tiene, por ejemplo, varios lugares de descanso que implican viajes cortos y no demasiado costosos (Copacabana, Coroico, Zongo, Sorata, etc.) También están aquellos lugares para visitar durante el día, como Mallasa, Achocalla y el mismo Parque Urbano Central. Si tu presupuesto te lo permite, piensa en lugares más lejanos y vete a alguna ciudad o país vecino.

El punto está en salir de la rutina, en compartir momentos de calidad con tu familia, en darte un espacio para pensar, para renovarte y para descansar del día a día.

Si lo que te preocupa es el trabajo, recuerda que es sólo eso: trabajo. La empresa debe encontrar la forma de llenar el espacio que dejarás cuando pidas vacaciones. Considera este tiempo para que tus superiores tomen conciencia de lo importante que es tu trabajo en la institución. Sobre este punto, es muy importante también que conozcas que la ley te da ese derecho y que no existe motivo para que te lo quiten.

Al pasar de los años, la vida se resume en recuerdos y suele ocurrir que esas fotos del día de campo, del viaje familiar o de la visita a la prima de Cochabamba suelen ser aquellas que mejor grabadas se quedan, no sólo en la cabeza, sino también en el corazón.

Querida amiga mía, la vida se resume en dos días y hay que disfrutarlos. No esperes al próximo año y, antes de pensar en “¿para qué?”, piensa en “¿por qué no?”. ¡Lánzate de una vez! Espero que, a mediados de enero, yo reciba muchas cartas de amigas contándome lo divertidas que fueron sus vacaciones y que tú seas una de ellas. ¿Te animas?

“Cómo generar positividad y entusiasmo en cada uno de sus momentos presentes”

• Podría decirse que nuestra vida es una sucesión de momentos presentes en los cuales o somos felices o estamos negativos y nada más.

• Sé que esto es una simplificación deliberada; sin embargo, podemos aprender a configurar, modificar y experimentar un estado de ánimo mental que sea positivo, feliz y constructivo.

• Nuestra vida es una sucesión de momentos presentes que pueden ser felices o infelices de muchas maneras; la mayor parte de nuestros momentos presentes son negativos e infelices por la calidad de los pensamientos que pensamos que de muchas maneras suelen ser negativos.

• Los pensamientos negativos tienen que ver con los temores, con la ausencia de una filosofía de vida positiva, con personas que se resisten a la invitación de la vida respecto al hecho de vivir aprendiendo cada día algo valioso, algo importante; también los pensamientos tienen que ver con querer cambiar las cosas de manera negativa siendo que cuando así se hace, solo se llega a producir un gran desastre para el pensador que está queriendo crear de esta manera.

• Vemos este ejemplo a veces en nuestros hijos que se empeñan en cometer errores a pesar de las advertencias y de las peticiones para hacer las cosas correctas; ellos no se dan cuenta de que la sumatoria de los errores llega a producir un efecto especial conocido también como, metafóricamente hablando, “el momento en que la pita se rompe” y así se ven nuestros hijos enfrentados a la suma de sus errores y no les queda más remedio que tomar la decisión de aprender o de seguir mintiéndose a sí mismos.

• De una o de otra forma, lo que nos interesa es aprender a convertir muchos momentos presentes en momentos felices, en momentos positivos y en momentos veraces porque sólo la verdad libera y edifica de manera perdurable.

• Ahora vamos al método, comience por en rectar su cuerpo, rote los hombros por favor y levante las cejas tres veces; ahora imagine que todo el aire se ha vuelto de color naranja y haga una gran inhalación profunda y luego exhale lentamente y a continuación diga en voz alta:” Este es mi momento presente y lo declaro puro, perfecto y feliz; estoy lleno de buena salud y de actitud positiva; todo está mejor que antes y eso también se aplica a mis hijos (en caso de tenerlos) por lo tanto, podré generar puntos de vista positivos que me permitan respirar profundo y con alivio y me permitan saber que la ley de atracción ha funcionado en el pasado, sigue funcionando en el presente y va a seguir funcionando en el futuro, por lo tanto me declaro un ser feliz, creativo y lleno de positividad; estoy en paz y sé que todo va a seguir mejorando en mi vida, en la vida de mi familia y en la vida de todos”.

• Con este pequeño ensayo ha podido darse cuenta de que su momento presente, de alguna manera se ha vuelto más positivo, más lleno de esperanza y de que tiene el poder de revisar todos sus momentos presentes y hacerles ciertos cambios para que sean más felices pues se trata de momentos que de alguna forma, son su propia vida; al aprender a revisar sus momentos presentes también puede revisar la polaridad de los pensamientos que piensa y la liberación que está emitiendo con su campo áurico que es el campo que activa su ley de atracción.

• Afirmación constructiva para escribir diez veces o más: “Me concentro en la abundancia de sensatez en mi vida”

• Si desea hacer algún comentario o alguna pregunta llámeme a los teléfonos del pie de página (2488284-72513317)

Salvarse de la ilusión del “yo”


“Felices los pobres y los vacíos de sí,
porque de ellos es el reino de la serenidad”.

      Vacío mental

            Escoge un lugar tranquilo. Siéntate en una posición cómoda. El tronco y la cabeza deben permanecer erectos; las manos, colocadas sobre las rodillas, a ser posible con las palmas hacia arriba. Mantén los ojos abiertos y fijos (pero no tensos, sino relajados) en un punto que esté ubicado frente a ti, a una distancia menor de un metro. Suelta todo el cuerpo varias veces, hasta que lo sientas equilibrado.
            Concéntrate en tu respiración. A ser posible, haz la respiración abdominal. Recuerda que toda respiración consta de inhalación (absorción de aire) y exhalación (expulsión de aire). Respira por la nariz, inhalando tan­to aire cuanto puedas, no fuerte o ruidosamente, sino suavemente. Luego exhala tranquila y lentamente, expulsando el aire hasta vaciar completamente los pulmo­nes. Al exhalar, pronuncia suavemente (mental o vocalmente) la palabra “nada”, sintiendo la sensación de nada, que todo tu ser se vacíe, al tiempo y de la misma manera que se vacían de aire los pulmones. Vuelve a inhalar, y vuelve a exhalar pronunciando nada, sintien­do que todo tu ser se relaja, que tu cerebro, brazos, estómago, piernas, quedan vacíos. Lo decisivo es per­manecer el mayor tiempo posible con la sensación de mente vacía.
            Al principio, tu mente no se vaciará tan fácilmente; al contrario, las imágenes rebeldes te acompañarán. Es normal. No trates de expulsar por la fuerza los pensa­mientos, no les des importancia, déjalos, suéltalos. Y vuelve a sentir el vacío al pronunciar “nada” durante la exhalación. Paulatinamente irás consiguiendo esa sensación sedante de serenidad en todo tu ser, como si la nada te cubriera de la cabeza a los pies y te penetrara. Es un descanso profundo.
            Puedes hacerlo durante unos diez minutos después de levantarte y diez minutos antes de acostarte. Pue­des hacerlo también durante el día, cuando te sientas tenso o cansado. Y, de todos modos, cuanto más tiem­po dediques a esta ejercitación, mejor. Si al hacer este ejercicio te sientes soñoliento o demasiado rígido, déjalo para otro día.
            No me cansaré de repetirlo: el secreto del éxito está en la práctica tenaz y perseverante, sin impaciencias y tranquilamente. Se avanza paso a paso. La clave está en repetir y repetir el ejercicio, mejorando cada vez un poco más los efectos. De pronto comenzarás a percibir que las obsesiones ya no te dominan como antes, las tensiones se sueltan, las ansiedades desaparecen, que duermes mejor, que eres más paciente y que estás recuperando el gusto de vivir. Hay que continuar y con­tinuar incansablemente en la práctica diaria.
            Ahora bien, ¿a dónde nos lleva este vacío mental?

martes, 25 de diciembre de 2012

Salvarse


Salvarse


“Sutil, misterioso y profundo
es el verdadero sabio,
hasta hacerse inasequible,
atento como el que avanza sobre el río helado,
rústico como un tronco de árbol,
humilde como la nieve que se derrite,
vacío como el valle,
simple como el agua”.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     Lao-Tzé

“Voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva:
de lo pasado no habrá recuerdo
ni vendrá pensamiento,
sino que habrá gozo y alegría perpetua”.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   Isaías

“Si eres puro,
la cobra puede picarte,
 mas tú no tendrás fiebre.
Pero ¿cómo podría picarte
si eres puro?”

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  Ramdranath


Para colocamos en el contexto exacto, me permito recordar algunas precisiones.

1)   Como dijimos anteriormente, al utilizar la pala­bra salvarse no nos referimos a aquella obra salvífica realizada por el Señor Jesús, por la que nos libró del pecado y de la muerte, salvación que se consumará en la gloria eterna. Antes bien, entendemos la palabra sal­varse en su acepción corriente y vulgar.

2)   Pensando que la fe de mucha gente es tan débil que no constituye una fuerza eficaz para transformar el sufrimiento en fuente de paz, seguimos prescindiendo todavía en este capítulo de los presupuestos de fe y entregando medios humanos para atenuar o suprimir el sufrimiento. No obstante, el lector habrá podido adver­tir que el plan que estamos presentando es, según cree­mos, netamente evangélico, por su carácter liberador.

3)   Permítanos el lector recalcar otro concepto ya expresado al principio: no estamos propiciando un hedonismo egocéntrico y cerrado: liberar al hombre del sufrimiento y hacerlo feliz. Ciertamente, ése ya sería un programa grandioso, y, de hecho, ése es el objetivo de todas las ciencias del hombre. Pero, en nuestro caso, queremos trascender ese objetivo: buscamos dejar al hombre en tales condiciones que sea capaz de amar.

4)   En el presente capítulo, al hombre liberado o que está en camino de liberación lo denominaremos sabio.

lunes, 24 de diciembre de 2012

El deporte de amar


Me dirás: si yo sufro de dispersión u obsesión, me las arreglaré para superarlas mediante un ejercicio intensivo de relajación y concentración. Pero si el fuego me viene del otro, ¿qué se puede hacer? ¿Quién puede penetrar en el santuario de la libertad del otro? ¿Quién puede abstraerse por completo de la presencia humana y refugiarse en el corazón de la soledad, en el desierto, como un anacoreta? En suma, ¿habrá alguna forma de mitigar o anular los inevitables impactos que nos vie­nen del otro?
            Sí la hay: es el deporte del amor. Pero, antes de entrar a explicarlo, aconsejaría al lector ir adquiriendo, por sí mismo, una sabiduría personal y experimental en base a unas cuantas líneas fuertes de este libro: despertar, relativizar, desasirse, controlarse... Asimismo, me per­mitiría sugerirle tener presentes unos cuantos aparta­dos de mi libro “Sube conmigo”: respetarse, adaptarse, comprenderse, aceptarse, acogerse, comunicarse...

* * *

            El arte que vengo a enseñarte es difícil, casi utópico, pero de milagrosos efectos liberadores. Son muchos los que lo practican; así que es factible. Es un arte emi­nentemente cristiano, pero no exclusivamente. Cuando uno se siente amado por Dios como hijo único, ese arte de amar no sólo es fácil, sino casi inevitable. Pero tam­bién pueden practicarlo los que no tienen experiencia de fe; y, de todas formas, aquí lo recomendamos a títu­lo de terapia liberadora.

            Se trata de dedicarse a amar precisamente a aque­llos de quienes has recibido desilusión o te han traicio­nado.

            Cada vez que recibas un impacto negativo, concén­trate, tranquilízate y dedícate a amar a esa persona, asentir amor por ella; a transmitirle ondas amatorias, a envolverlo, mental y cordialmente, en ternura y cariño. Fulano te ha insultado. No importa. Retírate y dedí­cate al deporte de amarlo: piensa en él, transmítele on­das de cariño y benevolencia. Amalo inmensamente, incansablemente.
            Te han retirado la palabra, acabas de enterarte de una traición. No importa. Retírate, concéntrate en ellos y envíales fuego de amor, ámalos incondicionalmente, ciegamente; sin hacer caso del amor herido, envuélve­los en dulzura, bondad, suavidad. Ni siquiera tienes que dedicarte a perdonarlos, sino a amarlos. Envíales tu corazón y tus entrañas, traspasados de ternura por ellos.
    En fin, cada vez que alguien te haga sufrir, retírate al silencio de tu cuarto, y, en lugar de enviarle ondas agresivas (que sólo a ti te dañan), ínúndalo de dulzura mentalmente, llénalo de cariño, ámalo incansablemente.

* * *

            Esto parece, me dirás, una locura incomprensible.  Así será. Pero yo estoy en condiciones de afirmar que no hay en el mundo terapia tan liberadora como ésta. Es la más sublime libertad; es, justamente, la Perfecta Alegría.
            Y es, por otra parte, el Gran Mandamiento del Se­ñor, pero que yo, en este momento, lo recomiendo como la manera más eficaz de liberarse del sufrimiento que proviene del otro.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Caricaturas y otras espinas


Te vas o no te vas; haces o dejas de hacer; dices o dejas de decir; y la gente, a tu derredor, comienza una retahíla de interpretaciones y suposiciones: vino para encontrarse con tal persona; no vino por no comprometerse con tal o cual cosa; se fue allí con aquella in­tención; dijo esto, pero quería decir aquello... Y la gen­te proyecta en ti sus propios mundos, lo que ellos harían, interpretaciones completamente subjetivas y gratuitas, que con frecuencia pisan el terreno de la ca­lumnia. Y así comienza a formarse una imagen distorsionada de ti, que va tomando cuerpo y convirtiéndose en tu caricatura. Es injusto.
            Te presentaste por única vez ante determinadas per­sonas. No estuviste feliz: salió a relucir aquel típico rasgo negativo de tu personalidad. Desde entonces, para esas personas, tú eres aquel rasgo, como si todo tú entero fueses ese defecto. Una burda caricatura nueva­mente. Peor aún; a veces, ni siquiera se trata de un rasgo, sino de un desacierto incidental. Pues bien: des­de ahora muchos te identificarán por aquel incidente, olvidándose de toda la polivalente complejidad de tu personalidad.
            Si acaso hubo en ti una tardía maduración intelec­tual y tus estudios fueron poco brillantes, tus compa­ñeros de estudio conservarán para siempre una imagen mediocre de ti, aquella imagen de tus tiempos de estu­diante, aunque ahora ocupes la presidencia del Banco Central.

* * *

            El lugar de trabajo, a veces, para mucha gente es un lugar de tortura. De pronto, se trata de un jefe insegu­ro, y, por eso mismo, arbitrario y prepotente; y hay que aguantarlo, porque de otra manera podrías arries­gar tu empleo. Otras veces estás rodeado de tipos des­agradables, que, por resentidos, no pueden dejar de disparar contra ti dardos envenenados y cuya única satisfacción es molestar y herir. Tampoco faltarán los ambiciosos, que, mediante intrigas y zancadillas, te ha­gan la vida imposible.
            Otras veces, el vecindario es un infierno de chismes, en el que apenas se puede respirar. Llevan y traen cuentos, inventan y aumentan historias. Vigilan, fisca­lizan. Siempre el otro.

* * *

            Pero el infierno puede estar también dentro de casa. Ahí está ese mar dilatado y profundísimo: el matri­monio. No entraremos, sin embargo, en esas aguas, con la lupa analítica. Las alternativas de la vida matri­monial tienen, en realidad, una complejidad casi infini­ta, y sólo para hacer un somero análisis necesitaríamos largas páginas.
            Tan sólo dejamos aquí, de paso, este apunte: para mucha gente, la vida de matrimonio constituye la fuen­te principal de sinsabores.
            Otras veces, el motivo de preocupación y sufrimien­to son los hijos, sobre todo cuanto están atravesando la borrascosa juventud.
            Con demasiada frecuencia, lo que distingue a los hi­jos son esas dos típicas características: el egoísmo y la ingratitud. Los hijos, no raramente, buscan a sus padres siempre y cuando, y en la medida en que los necesitan, por puro interés. No es raro encontrarse con casos en los que las madres, de edad ya un tanto avanzada, aca­ban transformándose poco menos que en empleadas de sus hijos.
            Parece que va en la esencia de padre el dar, y, por cierto, gratuitamente, y en la esencia de hijo el recibir. Por eso, muchos hijos se sienten con todos los derechos para exigir.

* * *

            iCómo has deseado, durante años, que tal persona te brindara su confianza y amistad; pero ha sido inútil; ella no te abrió nunca las puertas!
            El que está a tu lado ha interpretado mal una expre­sión tuya. Llevas días tratando de dar explicaciones para despejar el equívoco, pero él continúa dolorido.
            En el equipo de trabajo te ha fallado aquella persona en la que más confiabas.
            Te dominaron los nervios y levantaste la voz. La otra se quedó en silencio. No dijo nada. Le pediste disculpas de rodillas, pero ella continúa con la boca cerrada; y ya han pasado tres meses.
            No hay manera de que seas aceptado y acogido en el grupo en el que vives o trabajas. Y te sientes mal.
            Nunca hubieras esperado que tu amigo acabara de esa manera.
            Pusiste fuego y alegría, luchando durante años para formar ese grupo, un grupo de gente responsable y valiosa. Han pasado los años, y los resultados están a la vista: todos, casi todos, te han defraudado. ¡ Quién lo hubiera pensado!
            No se sabe por qué, pero siempre habías abrigado la ilusión de que tal persona te aceptara y estimara; pero ella continúa distante, con su mirada fría y sesgada.
            Siempre el otro...

sábado, 22 de diciembre de 2012

Las razones de la envidia


La envidia, amarilla y amarga, es la yerba más fron­dosa del huerto humano.
    Dicen que es la típica reacción de los infantiles. Así será. Y si así lo es, habría que concluir que una buena parte de la humanidad navega todavía en las etapas infantiles.
    No rara vez hay brotes de envidia entre los herma­nos de un mismo hogar. En el trabajo, en la oficina, en los grupos humanos, en las. comunidades, en la arena de las luchas políticas y sindicales, en el mundo de los artistas, científicos y profesionales..., la envidia saca su estilete a cada momento para atacar por la espalda.
            ¡Ay del triunfador!, muy pronto las avispas caerán sobre él. Los encantadores, los que brillan, los que se hacen querer, que se preparen para ser acribillados a picotazos.

* * *

            La envidia existe en las relaciones humanas en dosis mucho más elevadas de lo que comúnmente se cree.      ¿Por qué digo esto? Porque la envidia es —y se sabe— tan fea que hace esfuerzos inauditos para camuflarse. Es como la víbora que busca cualquier disfraz para ocultarse. Cuanto más fea es su cara, tanto más bonitos son los disfraces que utiliza.
            Con otras palabras: la envidia es sumamente raciona­lizante, esto es, busca “razones” para disfrazarse. Por eso toma aires razonables, poses objetivas. Dice la en­vidia: aquí les presento cinco razones para demostrar que fulano es un fracasado. Pero las cinco razones son pura fachada; la verdadera razón es la sexta: la envidia. Dice la envidia: fulana no lo está haciendo tan bien como ustedes dicen: no se han fijado en que a su rostro le falta brillo, exagera esto y lo otro, no hay vigor en su entonación... Dice la envidia: fulano no sirve para ese cargo: su pedagogía no está actualizada, su poder de persuasión es relativo, su capacidad de comunicación, mediocre; hoy la sociedad necesita hombres con otras ideas, etc., etc.
            Así se disfraza la envidia. Nunca ataca al descubier­to, siempre cobijada bajo el alero de las “razones”. Así, al amparo de la racionalización, vegeta y engorda lan­zando picotazos, minimizando méritos, apagando todo brillo.
            La gente sufre mucho a causa de la envidia.