Hemos
estudiado anteriormente el flagelo de las obsesiones. En el camino de la vida
uno se encuentra con gentes que sufren de complejos de culpabilidad, recuerdos
obsesivos, fijaciones de toda clase, temibles fuentes de tristeza y angustia.
Uno les aconseja que procuren retirar de sus mentes tales obsesiones, y siempre
responden con las mismas palabras: “No puedo”. ¿Cabe mayor desgracia?
Esta liberación no la van a
conseguir así sin más, como si tal cosa. Deberán ejercitarse pacientemente en
prácticas que les ayuden a obtener el ansiado dominio sobre su mente y el
consiguiente descanso. Para esta finalidad, les presentamos aquí unas cuantas
técnicas.
1. Piensa en un disgusto de tu vida. Imagina que
pasas por un prado verde. A una cierta altura sacas desde dentro de ti el
disgusto y lo entierras bajo un metro de tierra. Y allá queda para siempre.
2. Piensa en otro disgusto que te obsesiona.
Imagina que llegas a la orilla del mar. Allí está esperándote un angel con una
barca. Extrae de tus entrañas ese disgusto y deposítalo en la barca. El ángel
parte con esa carga mar adentro, mientras tú te quedas en la orilla. El ángel
sigue alejándose con su barca hasta alta mar; allí el ángel ata una piedra
pesada a tu disgusto y lo lanza a lo profundo del mar. Allí quedó tu disgusto,
sepultado en lo profundo, para siempre.
3. Piensa en otro recuerdo desagradable. Encendemos
una gran hoguera en el patio y echamos ese recuerdo, como un negro carbón, al
fuego. A los pocos minutos, el fuego ha transformado tu recuerdo en una oscura
humareda que asciende al cielo, hasta que se evapora en las alturas. Minutos
más tarde, el humo se ha desvanecido por completo. El cielo está azul.
4. Concentrado, y con los ojos cerrados, imagina
que desde tu garganta baja el número 1 hasta el estómago, en cuyo extremo
derecho se clava. Después baja el número 2, y se clava junto al 1. Luego el 3,
el 4 y el 5. Tú te colocas en el centro. Después baja el número 6, que se
clava a tu izquierda. Luego los demás números, hasta el 10 inclusive, que
quedan clavados hasta el extremo izquierdo. Ahora, tranquilamente, retiras, uno
por uno, los cinco números impares, comenzando por la izquierda. Después, los
números pares. Al final, también tú desapareces.
5. Colócate
ante cuatro o cinco objetos. Nómbralos en alta voz. Cierra ahora los ojos y,
comenzando por el último objeto, retíralos mentalmente uno por uno,
arrojándolos a tus espaldas. Delante de ti no quedó nada. Colócalos de nuevo
mentalmente. Y de nuevo hazlos desaparecer.
6. Imagina a tres amigos en una pantalla. Retira
primero a uno, luego a otro y, finalmente, al tercero. Colócalos de nuevo en la
pantalla. Retíralos de nuevo. Esta operación la puedes repetir varias veces.
7. Esa historia dolorosa cuélgala en la parte
trasera del furgón del tren. Parte el tren. En la medida en que se aleja el
tren, la historia dolorosa es cada vez más pequeña. Un poco después, diminuta,
casi imperceptible, hasta que ya no se ve nada de ella, aun que sí el perfil
del tren, que, finalmente, también desaparece.
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