Sobre su
historia tiene setenta y cinco recuerdos halagüeños y tan sólo cinco
negativos. Pero se les ponen e imponen en el primer plano de la conciencia esos
cinco puntos negros, de tal manera que acaban dominando todo su horizonte
histórico, como si su vida se resumiera en esos cinco recuerdos negativos,
resultándoles imposible realizar una evaluación correcta acerca de sí mismos.
Un solo fracaso les obsesiona a
algunos de tal manera que, por largos años, respiran por esa herida; y
desencadena en su interior un proceso general de inseguridad y de complejos de
inferioridad, perturbando notablemente el desarrollo armónico de la
personalidad y orientándola hacia actitudes pesimistas y reacciones negativas.
De pronto, el rencor adquiere en
algunas personas caracteres obsesivos: el personaje más desagradable (un
“enemigo”) invade su mente y se instala en ella con rasgos tan indelebles que
son incapaces de expulsarlo. Y viven dominados por el recuerdo de ese
“enemigo”.
Ciertas fobias o manías contra una
determinada persona tienen también un carácter obsesivo. Se trata de un
impulso insuperable e incontrolable de antipatía; una obsesión que nació y vive
a despecho del sujeto afectado; pero ahí está, y ¿ quién podría desplazarla?
* * *
Las presunciones o aprensiones
son ideas fijas revestidas en la mente del sujeto de tal realismo que nadie
podría convencerle de que lo que está suponiendo no sea objetivo: fulano está
en contra de mí; aquí nadie me quiere; el jefe ya se enteró; aquellos otros me
han retirado su confianza; aquél no pasó a saludarme, lo que quiere decir que
le “soplaron” lo que dije de él; entre bastidores están tramando desplazarme
del cargo; ya nadie cree en mi...
Son suposiciones que carecen de
todo fundamento. Puros fantasmas. Pero estas personas los revisten en su
imaginación de un realismo tal que los viven con caracteres de pesadilla. ¡
Cuántas veces he visto despuntar la aurora de la alegría en sus rostros tan sólo
con este toque de clarín!: ¡Despierta!, todo eso es mentira, un puro fantasma
de tu mente.
Hay casos en los que no se dan
propiamente contenidos, sino estados obsesivos; y esto es más grave. Estos
sujetos no son torturados por obsesiones con perfiles concretos, sino por una
confusa mezcla de recuerdos que los agobian, sombras que los entristecen,
ansiedades que los turban, inquietudes punzantes llegadas en oleadas sucesivas
sin que se sepa exactamente de dónde provienen ni a dónde los llevan, fondos
oscuros, mundos ignotos, impresiones irracionales, sensaciones sin rostro...,
todo lo cual envuelve a esas personas en un clima de temor confuso y oscuro,
como si mil fieras invisibles se les cruzaran en el camino.
Estos estados se dan en ciertas
personas y en determinadas circunstancias, y, probablemente, necesitan
atención clínica.
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