En el camino de la vida he visto levantarse, en cada
encrucijada, la silueta negra y pertinaz del sufrimiento. Es el pan que nunca
falta en la mesa humana.
También he podido comprobar, por el trato con la
gente, que la fe es el lenitivo más eficaz para amortiguar o eliminar el
dolor, siempre y cuando sea llama viva en el corazón.
Pero, por desgracia, no siempre es así. Al contrarío,
en la mayoría de las personas, la fe es una llama tan pálida y mortecina que no
ofrece ninguna eficacia para transformar el sufrimiento. Incluso muchos la
dejaron extinguirse por completo, y para otros, ni siquiera existió nunca.
La intención del presente libro es entregar al lector
medios prácticos para que pueda, por sí mismo, neutralizar o al menos, atenuar
todo y cualquier sufrimiento.
Por eso, Del sufrimiento a la paz dedica los tres
primeros capítulos a quienes no tienen fe, o la tienen débil. Y el cuarto, a
quienes la tienen fuerte y fecunda.
Por
una parte, nos moveremos en una perspectiva simplemente humana, prescindiendo
de los presupuestos de la fe. Y por otra, ofreceremos una reflexión desde una
perspectiva cristiana.
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