El texto que sigue ha
sido adaptado de una historia de Portia Nelson:
1. Camino por la
calle. Hay un pozo en la vereda. Estoy distraído, pensando en mí, y caigo en
él. Me siento perdido, infeliz, incapaz de pedir ayuda. No fue mi culpa, sino
de quien cavó ese pozo. Me indigno, me siento desesperado, soy una víctima de
la irresponsabilidad de los otros, y quedo mucho tiempo ahí dentro.
2. Camino por la
calle. Hay un pozo en la vereda. Finjo que no lo veo, ese no es mi problema.
Pero nuevamente caigo dentro. No puedo creer que esto me suceda otra vez, debí
haber aprendido la lección, y enviado a alguien para que tapara el pozo. Me
lleva mucho tiempo salir.
3. Camino por la
calle. Hay un pozo en la vereda. Lo veo. Sé que está allí, porque ya caí en él
dos veces. Sin embargo, soy una persona que acostumbra hacer siempre el mismo
trayecto. Por esta causa, caigo por tercera vez; es la costumbre.
4. Camino por la
calle. Hay un pozo en la vereda. Le paso por el costado. Luego, después de
pasar, escucho que alguien grita -debe haberse caído en el pozo. La calle quedó
clausurada, y ya no pude seguir adelante.
5. Camino por la
calle. Hay un pozo en la vereda. Coloco tablas encima. Puedo continuar mi
camino y ya nadie más caerá en él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario