jueves, 26 de julio de 2012

Deja de postergar todo y busca cómo ponerle fin

En la oficina, en casa y entre tus amigos eres famosa por dejar todo para después. Postergar reuniones o terminar trabajos a último momento son síntomas muy comunes. Para terminar con ellos, se publica los consejos de Rita Emmet, conferenciante y autora de un libro sobre este tema.

A menudo se olvida que una de las razones por las que se posterga las tareas es porque son desagradables. Antonio nunca tiene tiempo de lavar el coche porque hacerlo le fastidia. María siempre olvida que tiene clases de aerobic porque le aburren. Son ejemplos de lo más normales. Y es que posponer actividades que nos resultan molestas es muy frecuente. Pero tarde o temprano terminamos pagando el precio de no haberlas acometido a tiempo.

TRABAJAR CON URGENCIA

Hay quienes tienen la costumbre de dejar todo para último momento argumentando que trabajan mejor bajo presión. Ya sea el informe de una reunión o la limpieza de la casa antes de una cena con amigos, la dosis de adrenalina parece aumentar, la energía se duplica y, en conclusión, la eficacia se incrementa… ¿Pero es realmente así?

La mayoría de las veces, saber que la fecha de entrega se aproxima produce estrés y nos vuelve gruñones e irascibles; sin contar con el hecho de que el más mínimo imprevisto (un fallo del ordenador o de la aspiradora) puede generar consecuencias desastrosas, por ejemplo, una bronca por parte del jefe, que pondrá en duda nuestras capacidades, o el descontento de nuestros amigos.
¿CÓMO REMEDIARLO?

Una vez que hayamos admitido la necesidad de cambiar de actitud, es necesario encontrar la manera de evitar la crisis, y ésta suele ser mediante la planificación. Lo ideal es dedicar una parte de cada día a la actividad en cuestión. Las personas que postergan calculan mal el tiempo que les lleva concluir las tareas.

Tres consejos te ayudarán a organizarte mejor.

Date un tiempo de reflexión: en lugar de lanzarte de cabeza a la actividad, tómate el tiempo para reflexionar acerca de lo que necesitas para concretarla. Puedes empezar escribiendo una lista.

Tener el proyecto en mente ayuda a que éste tome forma. Lo mismo vale para el informe de la oficina que para los preparativos de Navidad.

Conversa: comunícale tu proyecto a tus allegados. Te sorprenderá hasta qué punto pueden aportar consejos útiles y alentarte.

Utiliza la imaginación: es el mejor aliado contra la mala manía de posponer. Tómate algunos minutos para imaginarte en plena actividad. Imagínate cada etapa del proyecto, así como las personas y el material necesarios para terminarlo. Constatarás que las cosas fluyen más fácilmente.

Pon en práctica este método y ¡evitarás amargarte la existencia!

TÍPICOS COMPORTAMIENTOS

POSTERGATORIOS

He aquí algunas áreas donde la postergación como opción es mucho más fácil que la acción.

- Seguir en un empleo en el que te sientes atrapado y sin posibilidad de desarrollarte y crecer.

- Aferrarte a una relación que se ha echado a perder. Seguir casado (o sin estar casado) esperando que las cosas mejorarán.

- Negarte a hacer algo positivo para solucionar dificultades de relación en lo sexual, la timidez o en fobias. Esperar a que mejoren por sí solas en vez de hacer algo constructivo al respecto. No luchar contra adicciones como el alcohol, las drogas, las píldoras o el cigarrillo. Decir "Lo dejaré cuando esté listo para ello", a sabiendas de que lo postergas porque dudas que lo puedas hacer.

- Postergar trabajos ya sean pesados o livianos como la limpieza de la casa, o cualquier otra cosa. Si esperas lo suficiente, quizá se harán solos.

- Evitar un confrontamiento con alguna persona como puede ser una figura autoritaria, un amigo, un amante, un vendedor o un funcionario cualquiera. Si esperas, al final no tendrás que hacerlo, aunque el confrontamiento podría haber mejorado la relación o el servicio.

- Tener miedo de cambiar situaciones geográficas. Te quedas en el mismo sitio toda la vida.

- Postergar, pasar un día o una hora con tus hijos, lo que te daría mucho gusto porque tienes mucho trabajo o estás ocupado en asuntos muy serios. Igualmente no salir una noche a cenar, o al teatro o algún evento deportivo con tus seres queridos usando tu "Estoy muy ocupado" para postergarlo eternamente.

- Decidirte a empezar tu dieta mañana o la semana próxima. Es más fácil postergarlo que trabajar para perder los kilos, así que dices: "Ya lo haré mañana", y ese mañana, nunca llegará.

- Enfermarte cuando te enfrentas con un trabajo perturbador o molesto. ¿Cómo podrías hacerlo ahora cuando te sientes tan mal? Al igual que el cansancio del que hablamos en el párrafo anterior, la enfermedad o el malestar es una estupenda técnica postergatoria.

- La estratagema de "Ahora no tengo tiempo para hacerlo" con la que te justificas para no hacer algo porque estás muy ocupado, aunque seguro que encuentras tiempo para hacer las cosas que realmente quieres hacer.

- Vivir ilusionado por las vacaciones que te vas a tomar, un viaje soñado. El año próximo encontraremos el Nirvana.

- Negarte a acudir al médico cuando sospechas que algo no va bien. Al postergarlo no tienes que enfrentarte con la realidad de una posible enfermedad.

- No atreverte a acercarte a alguien que quieres. Es lo que deseas pero prefieres postergarlo y esperar que las cosas se resuelvan solas.

- Vivir completamente dedicada a tus hijos postergando tu propia felicidad. ¿Cómo nos vamos a dar el lujo de tomarnos una vacación cuando tenemos que pensar en la educación de los niños?

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