En el siglo pasado,
un turista americano fue a El Cairo a visitar al famoso rabino polaco Hafez
Ayim. El turista se quedó sorprendido al ver que el rabino habitaba en un
cuarto sencillo, lleno de libros, y en el cual los únicos muebles eran una mesa
y un banco.
- Rabi, ¿dónde están
los muebles? - preguntó el turista.
- ¿Y dónde están los
suyos? - le retrucó Hafez.
- ¿Los míos? ¡Pero si
yo estoy aquí de paso!
- Yo también - dijo
el rabino
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