miércoles, 4 de julio de 2012

El clima, puede afectar a nuestro estado de ánimo

El frío, la lluvía e incluso las altas temperaturas pueden influir en nuestro humor. MUCHAS VECES SE PRESENTAN COMO DEPRESIONES LEVES Y MODERADAS, PERO TAMBIÉN HAY CASOS EN LOS QUE PUEDEN SER MÁS GRAVES. Otoño e invierno son las estaciones del año en las que más se presenta este problema. La patología común es el Trastorno Afectivo Estacional



Texto: Ricardo Herrera F. Fotos:Internet

Teresa tiene 27 años y dice que “odia el invierno”, porque es la época del año en la que más se deprime. Casi no sale de su casa, evita las reuniones sociales y come de manera descontrolada, lo que la lleva a ganar unos cinco a seis kilos. Todo eso empieza a cambiar cuando llega la primavera; su ánimo cambia y es la época en la que “empiezo a salir de mi cueva”, comenta entre risas Teresa.

Por su parte Carlos (35), que está acostumbrado a realizar actividades deportivas al aire libre, dice que lo que a él lo pone de un “humor de perros” es que debe abandonar sus rutinas deportivas. “Definitivamente no soporto el frío. He intentado salir a trotar en días de bajas temperaturas, pero lo único que consigo es un resfrío. Además los días son más cortos y me pongo más nostálgico. Puede ser que solo sea sugestión mía”, reflexiona. Pero es posible que Carlos no esté sugestionado ni Teresa haya adquirido una predisposición a sentirse deprimida cada invierno, sino que existan razones que escapan de sus manos para su cambio de estado de ánimo.


“No es un mito. Es algo que está comprobado. El clima afecta al estado de ánimo de las personas. Con los cambios de estación se altera el ciclo de sueño y de vigilia, y eso produce cambios hormonales. Por ejemplo, la hormona cortisol (llamada también la hormona del estrés) se eleva en invierno para algunas personas y presentan cuadros depresivos”, comenta la siquiatra María Alcira Schlüsselberg, de la clínica de reposo Monte Sinaí, que agrega que es frecuente que a finales de otoño y entrando a invierno muchos pacientes lleguen a su consulta con cuadros depresivos fuertes. “Algunas enfermedades crónicas, como el trastorno bipolar, presentan mayor cantidad de recaídas durante esas estaciones del año”, explica Schlüsselberg.


El comentario de la siquiatra coincide con lo que señala la Asociación Americana de Siquiatría (APA, por sus siglas en inglés), que indica que durante el otoño e invierno algunas personas sufren síntomas de depresión que aparecen, en algunos casos de forma gradual, mientras que en otros es repentina. Se ha comprobado que estos síntomas van desapareciendo cuando llega la primavera y ya no están más en el verano. Esto es lo que algunos especialistas llaman Trastorno Afectivo Estacional (TAE), que también, pero en una escasa cantidad, se presentan en primavera y verano y desaparecen en invierno.

Según datos de la institución estadounidense, este problema es más frecuente en las mujeres que en los hombres y es habitual en los meses más fríos, cuando los días son más cortos y hay poca o casi ninguna exposición a la luz solar. Debido a esto hay personas que sufren un desequilibrio bioquímico en el cerebro que los predispone a deprimirse de una forma leve y moderada, pero que también puede derivar en casos más graves.


Cabe indicar que no todas las personas que sufren del TAE padecen los mismos síntomas, pero los más comunes son la sensación de fatiga, bajo nivel de energía, dificultad para concentrarse, somnolencia y ansiedad por ingerir más alimentos (sobre todo carbohidratos), lo que lleva a un aumento de peso y a mucha irritabilidad.

En los muy escasos casos del TAE que ocurren en verano son provocados por las altas temperaturas y la humedad. En esta época la depresión se caracteriza por la pérdida del apetito, pérdida de peso, ansiedad, insomnio y mucha agitación.

PREVENCIÓN
Los síntomas de este problema suelen reaparecer y también desaparecer en las mismas épocas del año, lo que permite tomar ciertas precauciones.

“Lo más adecuado es reconocer indicios de que está por reaparecer y antes de que ocurra es bueno acudir al especialista. También se debe estar más activo haciendo cosas y procurar un mayor contacto con amigos para no aislarse del contacto social. Hay que evitar quedarse todo el día en casa durmiendo o llevando una vida sedentaria, porque lo único que eso genera es un cambio hormonal negativo”, explica Schlüsselberg.

La siquiatra advierte de que estas medidas preventivas también se deben llevar a cabo cuando una persona cambia de una ciudad a otra donde los climas son muy diferentes. En Bolivia es frecuente que las personas se trasladen, por razones laborales o familiares, de lugares con un clima frío como La Paz a ciudades de clima cálido como Santa Cruz o viceversa.

“Cuando ocurre este tipo de cambios es necesario un periodo de adaptación. La mayoría de las personas tienen la capacidad de adaptarse fácilmente a otros ambientes, pero otras no. Entonces cuando no se adaptan surgen síntomas de ansiedad y de depresión en aquellos que son propensos a sufrirlos. Por eso la persona tiene que estar muy motivada y consciente de que tiene que adaptarse y poner toda su voluntad.

Cuando no se lo logra de ningún modo hay que buscar ayuda sicológica o siquiátrica de acuerdo con el grado del problema”, indica la médica. Algunos recursos para combatir el TAE también es aumentando la exposición de la persona a la luz del sol, efectuar caminatas en parques o jardines y hasta por la ciudad. También dedicarse a tareas de organización del hogar, la oficina o el taller que permitan estar cerca de una ventana.

En los casos más extremos se realizan terapias de luz o fototerapia, que consiste en exponerse por determinado tiempo a luz ultravioleta similar a la del sol. Lo que no se debe hacer es utilizar las camas solares con ese propósito, ya que las fuentes de luz son más altas de los que requiere una personas sometida a la fototerapia.

Se debe tener cuidado también con el consumo de medicamentos “Hay pacientes a los que se les contraindica los antidepresivos y en su lugar tienen que utilizar estabilizadores del ánimo. Si ellos se automedican, por consejos de amigos, o porque a otra persona le resulto bien, pueden llegar a dañarse. Cualquier consumo de medicación tiene que estar valorado por el seguimiento de un médico especialista”, dice Schlüsselberg.

Informarse y seguir el tratamiento adecuado son maneras eficaces de combatir los efectos del clima en nuestro estado de ánimo.

TOME EN CUENTA

- Entre el 4 y el 6% de los estadounidenses sufren Trastorno Afectivo Estacional y entre un 10 y 20% lo experimentan de forma leve entre el otoño y el invierno.

- Son escasos los niños y adolescentes que sufren del TAE, la mayoría de las personas comienzan a padecerlo a partir de los 20 años.

- Los familiares de personas que tienen trastornos de bipolaridad y las que lo padecen deben estar alertas en épocas como el invierno, porque es frecuente que se produzcan nuevos casos. Es importante realizar controles periódicos y consultas con especialistas.

- El TAE también se ha asociado con la melatonina, una hormona relacionada con el sueño. Esta hormona, vinculada con la depresión, se produce en mayor proporción en la oscuridad. Se sintetiza más melatoninacuando los días son más cortos y más oscuros.

- Ningún análisis de sangre confirma la presencia del Trastorno Afectivo Estacional. Sin embargo, un médico clínico calificado puede diagnosticar los síntomas y sugerir opciones de tratamiento. El TAE puede manejarse con éxito si se emplea el tratamiento adecuado. (American Psychiatric Association)

No hay comentarios:

Publicar un comentario