En un desierto de
África, caminaban un maestro sufí y su discípulo. Cuando cayó la noche, los dos
montaron la tienda de campaña, y se aprestaron a descansar.
- ¡Qué silencio!
-comentó el discípulo.
- Nunca digas:
"¡qué silencio!" -respondió el maestro. - Dí en cambio: "no
consigo escuchar a la naturaleza."
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