Confucio se
encontraba viajando con sus discípulos cuando se enteró que en una aldea vivía
un niño muy inteligente. Confucio fue hasta allí para hablar con él, y
bromeando, le preguntó:
- ¿Qué tal si me
ayudaras a terminar con las desigualdades? - ¿Por qué acabar con las
desigualdades? -dijo el niño. -Si achatáramos las montaÑas, los pájaros no
tendrían más abrigo. Si acabáramos con la profundidad de los ríos y de los
mares, todos los peces morirían. Si el jefe de la aldea tuviera la misma autoridad
que el loco, no habría entendimiento posible. El mundo es muy vasto, déjalo con
sus diferencias.
Los discípulos
salieron de allí impresionados con la sabiduría del niño. Cuando ya se
encaminaban hacia otra ciudad, uno de ellos comentó que todos los pequeños
deberían ser como él.
- Conocí muchos niños
que, en lugar de jugar y hacer las cosas de su edad, trataban de entender el
mundo -dijo Confucio. -Y ninguno de estos niños precoces llegó a hacer algo
importante más tarde, porque nunca pudieron experimentar la inocencia y la
saludable irresponsabilidad de la infancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario