Una vez, Rab Huna
reprendió a su hijo, Rabbah:
- ¿Por qué no vas a
la conferencia de Rav Chisda? Dicen que habla muy bien.
- ¿Por qué debo ir?
-contestó el hijo. - Todas las veces que fui, Rav Chisda no habló más que de
las cosas de este mundo: de las funciones del cuerpo, de los órganos, de la
digestión, y de otras cosas más relacionadas simplemente con lo físico.
Y el padre le dijo:
- ¿Rav Chisda habla
de las cosas creadas por Dios y tú dices que habla de cosas de este mundo? ¡Vé
a escucharlo!
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