Nuestro imaginario asocia la Navidad a la familia pero… ¿Qué ocurre cuando estamos solos? Un experto analiza la soledad en unas fiestas en las que es necesario romper con lo establecido y con las expectativas. Hay que ponerse en pie, estar activos y disfrutar.
Ya sea por causa del trabajo, los estudios o la propia familia, miles de personas pasarán las navidades “sin los suyos”, lo que les obligará a combatir el folclore de estas fechas, asociado tradicionalmente a la familia.
“Parece que si uno se salta la norma y está solo en estas fiestas comete un sacrilegio, es hora de que cada uno piense en la Navidad sobre sí mismo”, señala el psicólogo experto en intervención social Sergio García,
Dentro del protocolo social, hay que diferenciar entre aquellos que lo incumplen, en su intención de evitar dicho compromiso, los que se ven obligados a vivirlo y aquellas personas que no pueden pasar la Navidad con su familia, aún siendo este su deseo.
En todos estos casos, disfrutar de las navidades depende del concepto de soledad que se posea, ya que para unas personas, estar solas supone una situación complicada, pero para otras, “aunque no estén con su familia físicamente, se sienten arropadas porque llevan a la familia dentro”, destaca el experto.
¿Soledad buscada o impuesta?
Cuando la Navidad se comprende como un periodo familiar, querer vivirla de forma diferente, en soledad, supone una contradicción. Sin embargo, para algunas personas, lo contradictorio se encuentra en la obligación de tener que salir de un marco de seguridad en el que están cómodos.
“Si uno se lleva bien con la familia, la Navidad hace que te reúnas con ellos, pero si uno vive solo, este compromiso puede suponer un escalón al que no se está acostumbrado”, afirma.
La imposición de una Navidad sociable puede generar estrés, ansiedad o confrontación con la persona que considera que le ha obligado a vivir este periodo de una determinada manera, debido a que los compromisos pueden evitar el “mutis vital”: una reflexión detenida sobre cómo ha transcurrido el año.
Estos síntomas también se pueden padecer cuando las personas que comprenden la soledad como abandono y las navidades como familia, se ven obligados a celebrar este periodo sin sus seres queridos.
“La ruptura de esta expectativa puede generar irritabilidad, lloros o la exteriorización de emociones con mayor frecuencia”, añade el experto.
Para eludir respuestas artificiales, como evitar cualquier elemento navideño mediante la creación de “una habitación psicológica donde no se celebra la Navidad”, el doctor Sergio García aconseja afrontar la situación y “unirse, cada uno a su modo, a lo que supone el mensaje navideño”.
Consejos para disfrutar de la Navidad con nosotros mismos
Vivir la Navidad de 2014 supone olvidarse de las navidades anteriores y, sobre todo, de la idea de cómo tiene que ser el periodo navideño, ya que no tiene que parecerse a los anuncios o a la Navidad de cuando se tenía 15 años.
Esta idea se complica cuando se vive en otro país, “donde no tienes el apoyo de las relaciones”, o en personas mayores “que ven como han cuidado más a su familia que a ellos mismos”, afirma.
La ruptura de su plan de vida, al verse solos tras dedicar todos sus esfuerzos en criar a sus hijos, supone una complicación añadida. Por ello, para sobrellevar una soledad navideña que, según la especialista en servicios de tele-asistencia Atenzia, afectará este año a una de cada cinco personas mayores de 65 años, es necesario un trabajo psicológico para paliar la frustración y la baja autoestima.
DISFRUTA DE TU COMPAÑÍA
Ya seas una introvertida o extrovertida, pasar tiempo a solas siempre es bueno y beneficioso, así que aprovecha y saca el máximo provecho de esto. Estar contigo misma y sin distracciones te da el chance de aclarar tu mente, resolver problemas y descansar esa mente que siempre esta a mil revoluciones.
En el caso de las personas jóvenes, el experto en intervención social, Sergio García, recomienda “hacer un planning” para salir de casa y disfrutar de su ocio:
Buscar eventos en teatros o conciertos.
Aprovechar la liberación del horario laboral para realizar aquello que se quería hacer pero que no se ha hecho.
Realizar llamadas a gente querida.
Mimarse, por ejemplo, con una noche en un hotel o una sesión de spa.
Disfrutar de las amistades.
“La familia en el fondo también son los amigos, por eso son fundamentales, aunque no se llamen papá y mamá”, añade.
La Navidad se trata de estar juntos, pero sobre todo de disfrutar, un aspecto al que ayudaría “relativizar el concepto de familia y el de soledad, ya que, hoy en día, con las nuevas tecnologías, estar cerca o lejos se ha desdibujado”, destaca el psicólogo.
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