Cada año que pasa escuchamos a más personas quejarse cuando se aproximan estos días de celebración. Las razones son diversas. Pero siempre hay soluciones.
El consumismo en el que se ven envueltas las sociedades desarrolladas hace que se adelante excesivamente el calendario y los símbolos que representan la Navidad y, también, que cada vez esta época esté más despojada de espiritualidad y más saturada de materialismo: regalos caros, comidas copiosas, exceso de publicidad que crea excesivas necesidades, aglomeraciones, atascos de tráfico, etc.
Las reuniones familiares a menudo también se convierten en un lugar de desencuentro, más que de armonía. Sin embargo, debería ser un tiempo de afianzar los afectos; de aumentar los contactos; de reencontrarnos con lo mejor de nosotros mismos y ofrecérselo a los que más queremos.
El que los hijos y sus familias «vuelvan a casa» debería ser vivido como un regalo más que nos ofrece la magia de la Navidad y no como una situación incómoda, que estamos deseando que pase cuanto antes y que parece que todos los miembros de la familia aprovechan para intentar resolver desacuerdos.
La clave quizá esté en no utilizar este tiempo, destinado a los sentimientos positivos, a intentar resolver viejos conflictos, sacando a relucir rencillas e historias pasadas que no conducen a nada. Presente es presente, hoy es hoy. Vivámoslo pues como un momento de sosiego y paz en el que volcar nuestras mejores habilidades y sentimientos hacia los que más queremos.
Pero, para vivirlo de este modo, no basta con pensar en ello, sino que, además, hay que pasar a la acción y organizarse desde el punto de vista práctico, para no caer en dedicar demasiado tiempo a comidas, regalos, decoración, etc. y que el resto del poco tiempo que queda estemos cansados e incluso irritables con los demás, por el exceso de estrés.
CÓMO PARA CREAR UN BUEN AMBIENTE
Pensar que la casa familiar vuelve a estar completa durante un tiempo; intentar vivirlo como un regalo y la oportunidad de limar asperezas, trasmitir sentimientos auténticos y positivos, que nos aportarán muchos beneficios a largo plazo.
La reunión familiar no es un buen momento para tratar asuntos escabrosos o pendientes, que se dan hasta en las «mejores familias».
Simplificar las celebraciones, reclamando la colaboración de los demás. Pueden participar todos en la elaboración de comidas o bien cada familia puede aportar un plato, para evitar que el exceso de trabajo recaiga siempre en las mismas personas, generalmente una mujer, a la que se añade un cansancio extra y se le resta tiempo para disfrutar en compañía.
Las compras en las grandes ciudades son una fuente adicional de estrés. A veces es más sensato dedicar un tiempo a pensar en los regalos más apropiados y elaborar una lista. También ayuda comprar en pequeños comercios del barrio, con tranquilidad y con la suficiente antelación para evitar colas, exceso de gente, precipitaciones de última hora, que luego se transforman en interminables cambios de tallas, colores, etc.
Elaborar uno mismo los regalos puede ser una excelente fuente de satisfacción. Seleccionar unas fotos familiares que enmarcar, tejer un jersey a mano, hacer unos dulces y envolverlos con estilo. No es necesario gastar grandes sumas de dinero; llegan más los detalles pensados para el gusto personal del otro.
Cuidarse, descansando, adornando también el aspecto personal, seleccionando la ropa que se va a llevar. Es importante cuidarse, el aspecto externo también transmite información positiva o negativa hacia los demás, pero sobre todo nos permite encontrarnos mejor con nosotros mismos.
Hacer un listado de prioridades, fijándose en lo que de verdad es importante y estableciendo pequeñas metas. Mejor agrupar las actividades que se van a realizar: regalos, comidas, llamadas, decoración y otras.
Cultivar los puntos fuertes de uno mismo para que en estos días alcancen su plenitud. Pueden ser muy diversos, desde una creatividad especial para la decoración hasta el sentido del humor, la simpatía, la capacidad para seleccionar música, ser un buen conversador, programar juegos para los niños, etc.
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