martes, 1 de diciembre de 2015

El arte de experimentarse a uno mismo

Propium es un equipo de tres psicólogas que trabajan con niños, adolescentes y adultos, acompañándolos en sus procesos de cambio y crisis personales, grupales, familiares, educativas y organizacionales. Desarrolla terapias individuales y grupales y trabajan en talleres vinculados al manejo de las emociones negativas: ansiedad, ira y estrés, terapia de pareja, habilidades sociales, potenciación de recursos personales, elaboración de duelo, intervención en crisis, trastornos alimentarios y depresiones, mindfullness (enseñanza de la conciencia plena mediante respiración y relajación), habilidades sociales, manejo de estrés en la escuela, inteligencia emocional, autoconcepto y autoestima. Propium significa "el arte de experimentarse a uno mismo, desde las emociones y sensaciones de nuestro cuerpo, nuestra identidad, autoestima, autoimagen, logros personales y adaptación al entorno".

Las psicólogas de Propium hacen terapias durante la semana para tratar toda una gama de crisis personales, familiares, de pareja, como también institucionales y organizacionales. Cada sábado (y ahora en vacaciones durante la semana) reúnen a niños en talleres de manejo de las emociones, arteterapia y desarrollo se habilidades personales. Junto a la educadora española Elena Borruel, que es parte del equipo, los niños puedan convertirse en protagonistas de sus emociones y en mediadores escolares y familiares en temas de ansiedad, ira, tristeza, síndrome de atención y violencia intrafamiliar y escolar. Para ello han montado ambientes cómodos. Las tres psicólogas son Patricia Gasser, Isabel La Fuente y Raquel Rocha, todas graduadas en la Universidad San Simón con posgrados en la Universidad Complutense de Madrid y en Chile en temas de análisis psicosociales y comunitarios, psicodiagnósticos clínicos y sociales, análisis, detección e intervención en situaciones de violencia, Arteterapia, manejo de ansiedad, ira, tristeza y otras especialidades que se resumen en que no recurren al inconsciente sino que buscan que las personas con las que trabajan identifiquen sus problemas y, a partir de ese conocimiento, busquen acciones para superarlos. El abordaje que hacen es a partir de la terapia cognitivo-conductual y la emotivo-racional (TREC).

“Muchos papás traen a sus hijos y se los ve angustiados, como si los llevaran al dentista o al médico, pero la conducta de los niños es distinta, porque vienen a jugar con plastilina, arcilla, témperas y otras pinturas y hacen dibujos. Se los ve tensos al principio pero luego se sueltan, se desinhiben y no quieren irse porque nos consideran amigas y no psicólogas”, dice Isabel La Fuente.



ARTETERAPIA

Raquel Rocha dice que el Arteterapia es una herramienta muy buena para sacar emociones y situaciones conflictivas que no se pueden expresar con palabras. Es un espacio, un refugio, un lugar seguro y de confianza, donde poder estar desde el dolor sin ser juzgados.

Los niños y niñas plasman sus emociones en el arte y eso da muy buenos resultados.



EL MANEJO DE EMOCIONES NEGATIVAS

Raquel Rocha se ha especializado en Madrid en temas como el Arteterapia y manejo de emociones negativas como la ansiedad, la ira y la tristeza, tanto en niños como en adultos. Ella practica la terapia racional emotiva (TREC) de A. Ellis, que incluye un nuevo enfoque a cerca de los pensamientos, la respiración y relajación muscular progresiva para adultos, adolescentes y niños, en terapias individuales y grupales junto a Elena Borruel, educadora nacida en Valencia, España, que plantea a los niños terapias alternativas como meditación, respiración, yoga.

“A los niños se les facilita un espacio para reconocerse y comprenderse con técnicas que permiten un manejo positivo de emociones negativas, pero no exploramos el inconsciente sino las emociones, el pensamiento y la interpretación”, menciona Raquel Rocha.

Estas nuevas técnicas aprendidas son reproducidas en la familia y algunos papás cuentan cómo sus hijos les enseñan a respirar, a controlar sus emociones negativas y, en suma, a reproducir en casa lo que aprenden en el taller. En algunos casos de TDAH Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, el diagnóstico de los padres y del colegio no son exactos, porque en el taller son otros niños y los mayores no saben manejar las emociones de sus hijos y estudiantes.

Patricia Gasser enfatiza en que todos necesitamos estabilidad emocional y amigos, y estas relaciones sociales se construyen con redes, talleres y ambiente familiar en términos grupales y sociales, porque no vivimos aislados ni solos y los problemas y soluciones nacen en la sociedad, los grupos de familia y el trabajo. Por eso Propium plantea un trabajo que se aborda desde la socialidad y propone que una nueva forma de elaborar nuestras crisis personales es también desde lo grupal.

Isabel La Fuente insiste en que la terapia de PROPIUM es cognitivo-conductual porque no consiste sólo en pensar sino también en actuar de una manera nueva: este es mi problema, este es el origen y para controlarlo tengo que cambiar está conducta específica para lograr transformar mi realidad.

Patricia Gasser agrega que no se debe buscar al psicólogo en emergencia o para “apagar incendios”, como es lo usual entre las personas que solo acuden cuando la situación es extrema, sino que deben buscar ayuda antes, mucho antes, para prevenir situaciones complejas a partir de terapias de no más de 10 a 12 sesiones, en donde las personas logran conocerse, comprenden mejor sus emociones y se les da herramientas para que manejen sus situaciones de conflicto.



AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA EN LA FAMILIA

“Los hijos son producto de lo que viven en sus casas, porque es allí es donde aprenden sus principales pautas de relacionamiento. Si la violencia forma parte de la cultura familiar, los chicos la reproducen en el colegio, y allá es donde se registra el bullying y la violencia escolar. Por eso enseñamos a los niños y niñas a no reproducir los sistemas patológicos que pueden provenir de sus familias y a asumir un rol protagónico en la solución de los conflictos del colegio, a generar cambio en su ambiente, de modo que no sean pasivos o meros testigos sino protagonistas y mediadores directos”, dice Gasser, para agrega que ellas desarrollan un proyecto con una ONG en dos colegios que busca prevenir y tratar los síntomas de exposición a la violencia. En esto coincide Raquel Rocha cuando afirma que la violencia no está solamente en la familia sino que hemos reproducido patrones familiares en otras esferas como en los colegios y las instituciones y que, lo más destacable del equipo es el proyecto de mediación escolar que se ejecutará a partir del inicio de clases en 2016, tanto en instituciones escolares (públicas y privadas) como en otras organizaciones y empresas.

Patricia Gasser dice que en su experiencia profesional ha trabajado mucho con situaciones de violencia intrafamiliar, tanto física, verbal, sexual o psicológica y que el índice estadístico es alarmante, pues 7 de cada 10 menores están expuestos a la violencia en sus hogares, y que esto, la mayoría de las veces, viene de la mano de la violencia en la pareja, lo que se refleja en las alarmantes cifras de feminicidio de nuestra ciudad.

La realidad de la violencia es una cara muy cruda de nuestro contexto y que afecta a los sectores más vulnerables, que son la madre y los hijos e hijas. En los contextos familiares hay mucha violencia física y sobre todo psicológica: “Tú no deberías haber nacido, no quisiera que fueras mi hijo”, son frases que muchos de los niños que atiende Propium mencionan como parte de la dinámica familiar. En otros casos, es natural para los menores decir que la madre los pega “con la disciplina”, que es un látigo quimsa charaña. “Me pega dos veces a la semana, nada más”. Patricia Gasser puntualiza que allí hay una normalización de la violencia: los chicos se sienten merecedores de eso. Y aunque no se agreda a los menores directamente sino a la madre, igual se genera violencia y esas pautas son reproducidas en el colegio. Algunos padres creen que tienen derecho e incluso obligación de ser violentos. En el fondo, establecen relaciones de poder que se reproducen en la relación docente-alumno, jefe-subalterno.

Por lo mismo, la base de la terapia que Propium ofrece procura mitigar efectos y generar cambios no sólo en los niños sino en toda la familia, y que esto además se extienda hasta los colegios y las instituciones, porque es un problema social que afecta a muchos niveles.

“Los menores son ciudadanos de derechos y protagonistas de su propia historia incluso desde chiquitos; ellos tienen derecho de analizar su propia situación y tomar decisiones sobre su vida y sus trastornos, en suma ser protagonistas de su propia vida”, aclara Raquel Rocha. Muchos padres se niegan y actúan a la defensiva, por eso la base del cambio comienza con los niños, porque ellos “educan” a los adultos mientras estos otros establecen relaciones de poder: “Tú no sabes nada”, “Eres muy pequeño para saberlo”. “Aunque los menores no reciban maltratos, basta que las pautas de relación violenta se hayan normalizado en la familia, ser testigo de esa violencia, para que ocasione estragos en la autoestima y relación con otras personas”, agrega Isabel La Fuente.

“Los menores reproducen un modelo de relación, unas pautas de familia en la cual hay carencia de empatía, carencia de amor porque los padres no están, pasan mucho tiempo en sus trabajos o son inmigrantes y se ausentaron” agrega Patricia Gasser y menciona que en el fondo se trata de ver más allá del individuo, en familia, en la cultura organizacional de los colegios, en las relaciones sociales, en los menores como resultado del medio en que vivimos, educamos y nos formamos como sujetos y ciudadanos.

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