Conocí a la pintora
Miye Tamaki durante un seminario sobre Energía Femenina en Kawaguciko, Japón.
Le pregunté cuál era su religión.
- Ya no tengo una
religión -me respondió ella.
Al darse cuenta de mi
sorpresa, explicó:
- Fui educada como
budista. Los monjes me enseñaron que el camino espiritual es una renuncia
constante: tenemos que superar nuestra envidia, nuestro odio, nuestras
angustias de fé, nuestros deseos.
"Conseguí
liberarme de todo esto, hasta que un día mi corazón se quedó vacío:
los pecados se habían
ido, y mi naturaleza humana también."
"Al principio me
sentí feliz, pero luego me dí cuenta que ya no compartía las alegrías y las
pasiones de las otras personas. Fue entonces que dejé la religión:
hoy tengo mis
conflictos, mis momentos de rabia y desesperación, pero sé que estoy de nuevo
cerca de los hombres -y en consecuencia cerca de Dios".
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