domingo, 17 de junio de 2012

Autolesiones: “El síntoma habla,donde no hay palabras”

¿UN “MAL MODERNO”? DE NINGUNA MANERA | LA AUTOLESIÓN, QUE CONSISTE EN DAÑARSE A UNO MISMO, ES TAN ANTIGUA COMO LOS PROBLEMAS QUE LA PROVOCAN. ANTE ELLA, SE DEBE BUSCAR AYUDA PROFESIONAL.

No importa cuánto calor haga, Paulina siempre está usando manga larga. Sus amigas aseguran que lograron ver uno de sus brazos y tenía cortes recientes y otras cicatrices en el antebrazo.

“Ella se justifica siempre…ahora dice que se lastimó en el jardín de su casa”, cuenta Lorena, una de sus amigas.

Lamentablemente, sí…existen personas que se lastiman a si mismas. Los cortes con objetos afilados o rasguños hasta hacer sangrar la piel, o las quemaduras, que son más comunes en hombres, son una forma de autolesión que si bien no buscan encontrar la muerte, en algunos casos podrían constituirse en factor de riesgo de suicidio en el futuro.

“La autolesión es considerada un síntoma, es decir un indicativo claro de que hay un problema de fondo que debe ser tratado. La persona que adopta este comportamiento destructivo se debe a que tiene problemas o sentimientos dolorosos y no ha encontrado otro mecanismo para manejarlo o superarlo, pero no se puede generalizar, sino que se debe estudiar cada caso”, explica la psicóloga, psicoanalista Giancarla Antezana Ustáriz, docente de la UMSS, UNIVALLE, UPAL, Asociada de la NEL (Nueva Escuela Lacaniana).

El peligro de esta conducta es que puede ir en aumento. Algunos comienzan con rasguños, arañazos o cortes superficiales pero luego pasan a cortes más profundos y así sucesivamente. Es una conducta compulsiva y adictiva que al igual que las drogas, puede aumentar gradualmente.

En cuanto al género, las mujeres son más propensas a recurrir a la autolesión, entre la pre-adolescencia y la adolescencia, pero también se ve casos en varones y en adultos.

Es un tema que merece mucha importancia. Padres y personas cercanas a individuos que se autolesionan, deben hablar del tema y buscar ayuda profesional. Existen varias alternativas para ayudar a estas personas, una de ellas es el psicoanálisis.



¿QUÉ PROPONE EL PSICOANÁLISIS?

“Tomando las palabras de un psicoanalista argentino -Gerardo Mansur- que decía: `Ya que por medio de las palabras nos enfermamos, por medio de las palabras nos curaremos`. La oferta del psicoanálisis es: `La cura por medio de la palabra`, poder llevar la problemática del sujeto: del `hacer` (cortarse la piel) al `decir` (poner en `palabras` la verdad de lo que le acontece en su mundo psíquico y afectivo)”, explica Antezana.

La clínica psicoanalítica, según la especialista, tiene una lectura particular de estas manifestaciones sintomáticas con las que los especialistas se topan día a día en la práctica. El psicoanálisis no hace clasificaciones ni categorías en las que cierta clase de “individuos” vendrían a cerrar un conjunto.

“Desde los descubrimientos de S. Freud, este discurso analítico nos enseña la importancia de la dimensión “subjetiva” que pone de relieve la singularidad del “sujeto”, explicando las manifestaciones de éste en la lógica del “caso por caso”. El sujeto es sobre todo un “sujeto hablante” y cada “ser hablante” pondrá su huella de lo que le acontece, produciendo su “síntoma” como una forma de expresar metafóricamente su modo particular de existir y vivir en el mundo. No hay que olvidar que uno de los aportes importantes en la historia de la humanidad fue el descubrimiento freudiano de cómo el “inconsciente” determina la vida de un sujeto”, explica la especialista.

Esto quiere decir que a través de la palabra se puede encontrar el sentido de lo que significa el síntoma que construye cada sujeto en particular. Por esa razón, cuando se habla de personas que se “autolesionan la piel”, no se puede generalizar sosteniendo que en todas ellas eso responde a una lógica en común. Esto implica que para lograr una comprensión más profunda de por qué se dan estos síntomas de automutilación en distintos grados, hay que estudiarlos de modo particular y en la lógica inconsciente de cada sujeto.

“Según las vivencias infantiles, los acontecimientos traumáticos, el enfrentamiento con la sexualidad, la construcción de la posición sexual, las elecciones de objeto, etc., muchos serán los factores que coadyuvan a producir un determinado “síntoma”. Esto quiere decir que una persona que se corta la piel, no es igual que otra que también lo hace. En ambos casos se tendrá que trabajar la historia personal de lo vivido”, dice la especialista.

Otra vertiente que quizá causa más polémica, apunta a que este síntoma es la “satisfacción pulsional” que el sujeto obtiene con dicho síntoma. Es decir, que el síntoma implica un sufrimiento que el mismo sujeto se provoca y ello le causa bienestar.

Otras corrientes apuntan a que en la mayoría de estos casos, sí ocurre algo en el interior de la persona que se autolesiona y de alguna manera no puede canalizar o expresar ese dolor o frustración.



¿UNA NUEVA MODA?

Respecto de este tema, se ha llegado inclusive a decir que es una “nueva moda” entre los adolescentes, pero sólo bastará un poco de racionalidad para saber que nadie debería querer hacerse daño sólo por seguir una moda, para ser aceptado o para llamar la atención. En realidad los expertos apuestan más a que existe un problema real de fondo.

Aunque no es nuevo el hecho de que existan personas que se provoquen heridas, en el último tiempo se está hablando más del tema y también en la consulta tanto psicológica como psiquiátrica, es más común que antes.

“Ello debido a los cambios simbólicos: políticos, sociales, discursivos, psicológicos, etc. que marcan nuestro siglo. El síntoma se construye a través de los ideales y valores culturales que se sostienen en cada época histórica que nos tocó vivir”, dice Antezana.

Tal vez algunos adolescentes que escuchan hablar sobre este tema, sienten curiosidad y quieren saber por qué algunas personas se lastiman a sí mismas. Debido a que tiene algo de prohibido, y debido a su inmadurez o que quizá piensen que cortarse podría hacerlos parecer más audaces, maduros o populares, no hay nada más falso que esto.

“En realidad la autolesión que implica la intervención directa del “cuerpo” muestra que el síntoma “habla” allí donde no hay palabras. Esta forma sintomática se presenta como un “actuar compulsivo”, un “actuar desenfrenado”, dice Antezana.

Seguro que hay muchos motivos más que podrían tomarse en cuenta, para entender las implicancias de éste síntoma que lamentablemente cada vez se vuelve más familiar en nuestro medio. Sin embargo, ante esta situación se debe acudir con un especialista y no restarle importancia suponiendo que son cosas de la juventud y que pasada esta etapa, desaparecerán.

Recuerde que esta información sólo sirve de apoyo.







FACTORES

A TOMAR EN CUENTA

Según la especialista y estudios sobre el tema, los más afectados por éste síntoma contemporáneo suelen ser los adolescentes y ello se debe a diferentes factores que se deben tomar en cuenta:

• La pubertad es un periodo en el que el adolescente atraviesa cambios en su cuerpo. Enfrenta duelos y pérdidas que lo lleven a madurar (duelo por el “cuerpo de niño” que deja atrás, duelo por lo ideales paternos que dejan de tener importancia, etc.). El joven tiene que enfrentar un trabajo de demolición y reconstrucción en relación a las figuras parentales. Entonces, el adolescente, para emanciparse, toma valores de otros para afirmar su personalidad, lo cual implica que para pertenecer a una determinada comunidad social, el joven puede realizar actos radicales y violentos como el cortarse la piel como rasgo de identificación al grupo.

• Otra posibilidad puede ser que el “corte” en la piel implique un mecanismo de defensa que pone un tope o un punto de “basta” a algo que él vive y siente como aplastante y angustiante, y no puede encontrar mediante la palabra, el alivio. Entonces responde con el “acto” en el cuerpo. Puede ser un proceso de “alienación” a un “Otro” omnipotente que asfixia, lo cual lleva al sujeto a cortarse la piel como una estrategia de “separación”.

• Un conflicto común también puede ser el contrasentido que implica muchas veces la posición ambivalente de los padres cuando sostienen en su discurso con los hijos un mensaje contradictorio: “Sepárate de nosotros, hazte independiente, pero seguí siendo nuestro hijo”. “Debes cambiar pero seguir siendo siempre el mismo”. “Debes diferenciarte de nosotros pero sin decepcionarnos”, etc. Los padres demandan la autonomía de sus hijos, pero a la vez la temen. Entonces el conflicto puede exteriorizarse a través del desafío, pudiendo dar lugar a conductas autoagresivas.



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