En una agradable
tarde de primavera, un amigo fue a visitar al pintor El Greco. Para su
sorpresa, lo encontró en su atelier, con todas las cortinas cerradas.
El Greco trabajaba en
un cuadro que tenía como tema principal a la Virgen María, y usaba apenas una
vela para iluminar el ambiente. Sorprendido, el amigo le comentó:
- Siempre oí decir
que a los pintores les gusta el sol para elegir correctamente los colores que
van a usar. ¿Por qué no abres las cortinas?
- Ahora no -respondió
El Greco. -Perturbaría la llama brillante de inspiración que me está
incendiando el alma, y que llena de luz todo a mi alrededor.
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