Una pequeña historia
adaptada de un cuento de Machado de Assis:
La aguja pasa por
varios estados hasta entender su función: el calor abrasador de la metalurgia,
el frío intenso del agua en que la enfrían, el peso aplastante de la prensa que
la hace adquirir su forma ideal.
A partir de ahí,
necesita estar siempre rígida, brillante y afilada. Después de todo este
aprendizaje, ella encuentra su razón de vivir: el hilo.
Y hace lo posible por
ayudarlo: se enfrenta con los tejidos más resistentes, abre huecos en los
lugares exactos. Pero, cuando termina su trabajo, la misteriosa mano de la
costurera la vuelve a colocar en una caja oscura; después de tanto esfuerzo, su
recompensa es la soledad.
Con el hilo, sin
embargo, la historia es diferente: a partir de ese momento comienza a ir a
todos los bailes y fiestas.
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