Un discípulo tenía
tanta fé en los poderes del gurú Sanjai, que cierta vez lo llamó a la vera del
río:
- Maestro, todo lo
que aprendí con usted hizo que mi vida cambiara. Fui capaz de reanudar mi
matrimonio, de llevar adelante los negocios de mi familia, de hacer caridad con
todos mis vecinos. Todo lo que pedí en su nombre, con fé, lo he conseguido.
Sanjai miró al
discípulo, y su corazón rebosó de orgullo.
El discípulo se
aproximó a la margen del río:
- Mi fé en sus
enseñanzas y en su divinidad es tanta, que va a ser suficiente con que
pronuncie su nombre para que pueda caminar sobre las aguas.
Antes que el maestro
pudiera decir nada, el discípulo se metió en el río, gritando:
- ¡Loado sea Sanjai!
¡Loado sea Sanjai!
dio el primer paso. Y
otro.
Y un tercero. Su
cuerpo comenzó a levitar, y el joven consiguió llegar a la otra orilla del río
sin siquiera mojarse los pies.
Sanjai miró
sorprendido al discípulo, que saludaba desde la otra orilla, con una sonrisa en
los labios.
"¿Querrá decir
que estoy mucho más iluminado de lo que creía? ¡Podría tener el monasterio más
famoso de toda la región! ¡Podría estar a la altura de los grandes santos y
gurús!"
Decidido a repetir el
hecho, se acercó a la orilla, y comenzó a gritar, mientras caminaba río adentro:
- ¡Loado sea Sanjai!
¡Loado sea Sanjai!
Dio el primer paso,
el segundo, y en el tercero ya estaba siendo arrastrado por la corriente. Como
no sabía nadar, su discípulo tuvo que tirarse al agua para salvarlo de una
muerte segura.
Cuando regresaron a
la orilla, exhaustos, Sanjai se quedó en silencio por largo tiempo. Finalmente,
dijo:
-Espero que entiendas
con sabiduría lo que aconteció hoy. Todo lo que yo te enseñé fueron las
sagradas escrituras, y la manera correcta de comportarse. Sin embargo, eso no
hubiera sido suficiente si no hubieras agregado lo que estaba faltando: la fé
en que tales enseñanzas podrían mejorar tu vida.
"Yo te enseñé,
porque mis maestros me enseñaron. Pero, mientras yo pensaba y estudiaba, tú
practicabas lo que ibas aprendiendo. Gracias por hacerme entender que, muchas
veces, el hombre no cree en lo que desea que otros crean".
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