jueves, 9 de junio de 2016

Working girl Dos claves para lograr una buena primera impresión



Oscar Wilde advirtió, con más sentido común que perspicacia, que lo malo de la primera impresión es que sólo se da una vez. Aunque algunos crean en lo políticamente incorrectos que son los prejuicios, lo cierto es que, si en 12 minutos puedes ganarte al amor de tu vida, también tardamos muy poco en clasificar a las personas: en sólo unos segundos decidimos qué sensaciones nos transmite un desconocido. Una habilidad especialmente práctica en la actualidad, ya sea para garantizar el éxito en una relación que nació de Tinder o para conseguir el trabajo de tus sueños.

La profesora de la Harvard Business School Amy Cuddy, junto a sus compañeros Susan Fiske y Peter Glick han dedicado los últimos 15 años al análisis del fenómeno de la primera impresión. Según los resultados de sus estudios hay dos características que todos buscamos en una impresión y que todos deberíamos tener en cuenta para cuidar la propia: calor y competencia. Es así como llaman a dos dimensiones de la personalidad que resolvemos en el primer momento de conocer a alguien: ¿Puedo confiar en esta persona? y ¿Puedo respetar a esta persona?

En su nuevo libro Presence Cuddy también explica que en el terreno laboral existe el mito de que la competencia es el rasgo más importante. En teoría es la cualidad que prueba la inteligencia y el talento de alguien para manejar un negocio. Sin embargo, explica, la integridad de alguien es el rasgo al que acabamos dando más importancia. “Desde una perspectiva evolutiva, lo que es realmente crucial para nuestra supervivencia es saber si una persona merece nuestra confianza o no”, explica.

Según detalla en su libro, este hecho encuentra sus orígenes hace miles de años, en la prehistoria. Entonces, no saber discernir entre alguien de fiar y alguien sospechoso podía costarnos el pan o, peor aún, la vida; mientras que la competencia de alguien también era especialmente válida para hacer fuego, buscar cobijo y, en definitiva, garantizar nuestra supervivencia.

“Sólo después de ganarte la confianza de alguien, tus competencias son un valor añadido, en lugar de una amenaza”

Algo que, de alguna forma, arrastramos hasta nuestros días y que debemos tener en cuenta ante un reclutador, un cliente potencial o en nuestras redes de networking. “Si alguien a quien estás intentando influenciar no confía en ti, no vas a ir muy lejos”, mantiene Cuddy. “De hecho, podrías llegar a resultar sospechoso, porque te consideraría manipulador. Una persona cálida, digna de confianza y segura también despierta sensaciones como la admiración. Pero sólo después de ganarte la confianza de alguien, tus competencias son un valor añadido, en lugar de una amenaza”.


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