jueves, 30 de junio de 2016

Bendecir en vez de renegar

Siempre podemos, cuando contemplamos la negatividad, bendecir en vez de renegar.

Como la visualización tiene un poder extraordinario para producir relajación, vamos a realizar un ejercicio genérico que podrá usted querido amigo o usted querida amiga realizar cada vez que sienta que la negatividad se está apoderando de su vida.

Con los ojos cerrados y después de hacer tres respiraciones profundas colocar las palmas de sus manos orientadas hacia lo alto y decir: “energía pura de Dios, ven a mí”.

Luego, con los ojos cerrados, proceder a imaginar o visualizar una enorme pirámide oscura que represente la negatividad, a continuación deberá imaginar un fuego de color violeta o morado claro que va girando desde la punta de la gigantesca pirámide y va descendiendo en cada giro que va dando hasta llegar a la base de dicha pirámide imaginaria.

Ahora debe imaginar un sol de color violeta que estará situado en la parte superior de la pirámide imaginaria y comenzará a descender por la misma quemando y consumiendo todas las energías negativas hasta que se forme un gran cráter imaginario y pueda ver cenizas que representen la purificación de todas las energías negativas que le causaban bronca, rabia o negatividad.

Este simple acto visualizativo debe repetirlo por veintinueve días, en las noches y en las mañanas y comenzará a notar una nueva sensación de paz, de armonía y de entendimiento que comienza a manifestarse en su hogar.

Cuando nuestros estados negativos nos quieren ganar, debemos visualizar y bendecir toda esa imagen que acabamos de transmutar diciendo: “bendigo a todos los seres, a todas las personas y a todas las situaciones temporales y transitorias, me declaro en paz”.

Deberemos tomar la decisión de contrarrestar constantemente nuestra costumbre de renegar para que nuestra vesícula biliar se mantenga sana y fluida y para irradiar buenos deseos y aprender que es mejor bendecir que renegar y de esta manera, nuestra salud y nuestra positividad prevalecerán.

Nota: Los ejercicios para limpiar nuestra memoria subconsciente de los recuerdos dolorosos se pueden aprender.

martes, 28 de junio de 2016

Por qué somos más groseros en la oficina que en la calle

La semana pasada de camino al trabajo, mientras esperaba cruzar una calle, a una señora de edad madura se le cayeron unas monedas en la acera. Seis personas se agacharon para recobrárselas. Un hombre en un elegante traje azul marino buscó a tientas un penique que le logró entregar. La única persona que no la ayudó fui yo, y eso fue porque estaba sosteniendo mi bicicleta.

En vez de eso, dije al grupo que lo que yo acababa de presenciar me hacía sentir feliz de ser londinense. Todo el mundo tenía prisa por llegar al trabajo. No obstante, todo el mundo, instintivamente, hizo una pausa para hacerle bien a una extraña que había perdido menos de una libra esterlina en dinero menudo. Los buenos samaritanos me miraron con recelo. Ser bondadoso es una cosa; hablar con extraños es algo muy diferente. Tan pronto como cambiaron las luces se apresuraron a sus oficinas en la City de Londres. Yo me apresuré a la mía.

Cuando llegué me dirigí directamente a mi escritorio, pasando a varios colegas enfrascados en sus pantallas, algunos de los cuales llevaban audífonos. No saludé a ninguno. Eché la taza de té sucia en el fregadero comunal y tomé una tasa limpia de la dispensa. Me senté, miré mis correos electrónicos y decidí no contestar ninguno. Me fui a la cantina, compré un pastelito grasoso que me comí en el escritorio, desparramando migajas a mi alrededor.

Ésta es mi rutina de todas las mañanas en la oficina; no me habría sorprendido si algunos de los samaritanos estuvieran haciendo algo parecido en las suyas. El comportamiento de los empleados en las oficinas no es nada agradable. Somos mucho más considerados con perfectos extraños en la calle que con nuestros colegas en la oficina. En el trabajo no le hacemos caso a la gente, apestamos su espacio con nuestros almuerzos y llegamos tarde a las reuniones. Hablamos en alta voz cuando otros están tratando de trabajar o los distraemos con susurros cuando no queremos que nadie nos escuche.

Los expertos en gestión denominan este comportamiento como “incivilidad en el lugar de trabajo”, que definen como “comportamiento desviado de baja intensidad” que no intenta dañar a su objetivo, pero lo hace de todas maneras. Yo no me propuse ser incivil con mis colegas al no saludarlos o no prestar atención a sus correos electrónicos. Esto es simplemente en lo que se ha convertido la vida de oficina.

Las investigaciones sugieren que este tipo de rudeza se ha generalizado y hace verdadero daño. Provoca que la gente odie su trabajo, nos vuelve menos creativos y más estresados. Tal vez (aunque tengo mis dudas) nos vuelva más propensos a sufrir infartos.

No es inmediatamente obvio por qué las oficinas se están volviendo menos civiles. La naturaleza humana no ha cambiado mucho. En mi experiencia cuando algo grande va verdaderamente mal en la oficina, la gente es en realidad muy atenta. Pero seis cosas han cambiado que pueden habernos vuelto más groseros cuando se trata de pequeñeces.

El primero es el correo electrónico. Ya que hay más correos de los que podemos contestar, hemos aprendido a no hacerlo o a enviar respuestas bruscas de una sola palabra; ambas son reacciones groseras. Y habiendo dominado el arte de ignorar a los correos electrónicos ahora estamos aprendiendo a ignorar todo lo que no queremos hacer. Contestar el teléfono en el trabajo se está convirtiendo en algo opcional, lo cual es descortés no sólo con la persona al otro lado de la línea sino con los colegas sometidos al interminable timbre.

La segunda incitación a la incivilidad es el teléfono inteligente, que nos ha convencido que dar la impresión de escuchar cuando alguien habla (hasta ahora un pilar de los buenos modales) ya no es necesario. Este mes estuve en una conferencia donde no sólo tres cuartos del público (yo incluida) estaban mirando sus celulares, sino que la mitad de las personas en el panel tuiteaban o "whatsappeaban" mientras que el hombre detrás del atril hablaba monótonamente.

Las oficinas abiertas también fueron hechas para causar la incivilidad. Ahora que hemos sido llevados en manada a espacios públicos, lo que hubiera estado bien en oficinas privadas (comer ruidosamente, hablar por teléfono en alta voz, etcétera) ya no es aceptable. Gracias a las oficinas abiertas, tenemos el invento de oficina más descortés de todos: los audífonos. Éstos proclaman a gritos: Aquí estoy, pero preferiría no estarlo.

Los “escritorios compartidos” y las horas flexibles han empeorado las cosas aún más. Cuando no te sientas con la misma gente todos los días y ni siquiera conoces a la persona que está a tu lado, no hay incentivo para ser particularmente agradable ya que no los vas a ver mañana.

Probablemente peor que todo esto es el culto de estar ocupado, el cual ha hecho que la rudeza sea no sólo aceptable sino admirable. Si es admirable estar ocupado, entonces es bueno hacer que la gente espere, bueno llegar tarde a las reuniones y bueno estar tan preocupados que ya no vemos a las personas en el pasillo.

Todo esto es fundamental, y no está claro cómo recobrar la civilidad.

Una forma (que es en sí ruda) es tomar videos en secreto de la gente que se porta mal y enviárselos, o compartirlos más ampliamente. Casi cualquiera es decente en realidad. A pocas personas les gusta considerarse rudas. Un video de 10 segundos de alguien ignorando a un colega como si estuviera muerto o comiendo de manera asquerosa podría tener un efecto agradablemente correctivo.

jueves, 23 de junio de 2016

El precio de la “última palabra”

Prácticamente todo ser viviente sobre este planeta pretende tener la razón en lo que dice y lo que hace, al fin y al cabo, es la forma más común del género humano de satisfacer nuestro descomunal ego propio. Da igual si se hiere a otras personas.

¿Has vivido esta situación? Y seguramente no sólo una vez, es habitual pasar por esto. Cuando creemos estar en posesión de la verdad, nos empeñamos en querer llevar razón por encima de todo, y esto puede provocar conflictos y deteriorar las relaciones de pareja.



Recordar discusiones

Más de alguna vez nos pasa que en el momento de recordar una discusión con tu pareja, ambos tienen dos puntos de vista distintos, y ambos creen que son ciertos.

Esto no se trata de que alguno de los dos esté engañando o distorsionando la realidad acerca de lo vivido, sino que los dos pueden estar equivocados. Así que, cálmate mientras estás intentando de recordarle “la verdad” a tu pareja, solo por querer ganar un argumento.

Según el Dr. Michael Ross en el Wall Street Journal, esto no se produce por mentiras, sino por confusiones a nivel de memoria. Los dos, en el minuto que discutían cierto tema, vivieron lo mismo, pero desde dos visiones distintas, y esta plasmará su recuerdo sobre esa ocasión, haciendo omitir ciertas objetividades, como qué es lo que realmente quería decir el otro, pues primeramente recordarás tú percepción.

Es por eso que estas dos versiones del asunto, solo se aunarán si dicen lo que piensan sobre el momento vivido. Ambos, hombres y mujeres, cuentan con la misma capacidad de recordar y retener cosas, pero nuestra mente siempre lo hará desde la subjetividad. Por lo que recordarás más claro lo que tú dijiste en una discusión, además de lo que sentiste, sin que haya sido adecuadamente transmitido a tu pareja.

A esto se le suma que, en la medida que pasa el tiempo, tus sentimientos sobre el tema discutido pueden cambiar, lo que influirá nuevamente en cómo ves las cosas. Por lo que, a fin de cuentas, no es recomendable que vuelvan a evocar pleitos previamente vividos. De cada experiencia debes sacar una conclusión como pareja y mantenerte con eso, para evitar más malos entendidos de los que ya puedes tener. ¡Relájate! Y no te enfrasques en tener la razón siempre, menos con tu novio o esposo.



¿El amor o la razón?

Según el psicólogo José María Campos, la relación de pareja gana mucho, muchísimo cuando en vez de competir por llevar razón, actuamos desde el amor, nos mantenemos en el camino del amor y nos focalizamos en que el resultado sea para el mayor bien de la pareja.

Es claro que cuando algo nos hace salir de nuestras casillas no siempre nos detenemos a pensar en lo que hacemos o decimos, sin embargo hay ambientes en los que tal vez procuramos controlarnos, como por ejemplo en el trabajo. Pero cuando se trata de nuestra relación de pareja a veces explotamos de un modo en el que el autocontrol luce inexistente, un gran error que debemos aprender a mejorar con inteligencia emocional.



CLAVES PARA DISCUTIR

A continuación, algunas claves para que sepas cómo actuar después de una discusión con tu pareja.



CLAVE 1: En primer lugar es bueno que aprendas el arte de la moderación, el autocontrol y el trabajo de la inteligencia emocional, pues puedes tener razón al molestarte pero en el momento en el sales de tus cabales y ofendes al otro has dejado de estar en lo correcto.



CLAVE 2: Si en medio de la discusión te das cuenta que en ese momento y con los ánimos tan caldeados no llegarán a ningún sitio, apela a la lógica y corta la disputa, propón que ambos se enfríen para continuar hablando del tema con más calma y raciocinio.



CLAVE 3: Evita mandar mensajes compulsivos, hacer mil llamadas o forzar al otro a hablar si no lo desea, debes permitir que ambos tengan un espacio para pensar en lo sucedido y en como lo resolverán.



CLAVE 4: Reflexiona acerca de lo que pasó y lo que motivó la pelea, es importante que sepas que nunca hay un único culpable, la relación es de dos, y en muchas ocasiones puede que uno sea más responsable que otro, pero ambos deberán excusarse.



CLAVE 5: Si quieres resolver el conflicto deja a un lado el discurso de reclamo y busca más bien las herramientas conciliadoras, no lleves los reproches hasta los extremos.



CLAVE 6: No compartas con todo el mundo el problema que acabas de tener con tu pareja, si realmente necesitas desahogarte habla con quien sepas que será discreto, finalmente no querrás que todas tus amistades conozcan con detalle la intimidad de tu relación.

Técnica para aliviar el malestar

Los estados de ánimo en que vivimos son momentos de nuestra vida en los que estamos mal o estamos bien dependiendo de la imagen mental que esté en la pantalla de nuestra mente.

En cada ocasión en que las imágenes negativas se apropian de nuestra pantalla mental, los estados negativos también lo hacen, afortunadamente, existe una técnica con la cual podemos compensar y equilibrar toda imagen negativa que nos haga sentir mal.

La idea es sumamente interesante y totalmente útil, usted querido amigo o usted querida amiga podrá comprobar lo fácil y agradable que resulta aprender esta otra manera de pensar que es una forma de administrar las imágenes que percibimos de manera tal que, podamos aprender a reconocer a cualquier imagen que nos haga sentir mal y que podamos, aplicando la

técnica para neutralizar dicha imagen en un tiempo aproximado de dos o tres minutos, recuperar las sensaciones de paz, de equilibrio y de confianza en el proceso de la vida que sabe cómo obrar.

Vamos a un ejercicio para que aprenda la técnica ahora mismo. Busque en su mente una escena desagradable que le haga sentir mal, tómese unos instantes hasta recordar o tomar contacto con dicha escena desagradable; voy a suponer que ya ha encontrado dicha escena desagradable ahora proceda a imaginar una línea vertical de color violeta o lila brillante y transfiera todo el recuerdo desagradable o la imagen negativa al lado izquierdo de su línea vertical; ahora en el lado derecho de su pantalla mental comience a imaginar y construir un imagen que represente la solución o una escena que represente un acto de justicia con el cual la imagen negativa queda anulada y neutralizada.

Ahora proceda a contemplar las dos imágenes juntas manteniendo su línea vertical y tome consciencia de cómo sus sensaciones negativas van desapareciendo y una sensación de tranquilidad va apareciendo en su mente subconsciente.

Puede usar esta técnica para neutralizar las imágenes más negativas y horrorosas que esté obligado a contemplar y también las imágenes negativas de antiguos traumas que le ocasionan momentos de tristeza o de dolor interior; en todo caso, aprenda a detectar a toda imagen negativa que se haya metido en su mente y luego, aplique la técnica con rapidez creando su

línea vertical, trasladando toda la imagen negativa al lado izquierdo de su pantalla y luego, con los ojos cerrados y utilizando su genio interior, proceder a crear una imagen opuesta que represente solución, corrección o justa retribución y para ello, no dude en imaginar lo que quiera imaginar pues son sólo imágenes mentales que le van a permitir crear un equilibrio

en su mente y la sensación de que en esta vida, todos los desequilibrios llegan a resolverse en su hora y en su momento programado de una u otra manera porque la inteligencia infinita está actuando siempre en todos los seres y en todas las situaciones del universo en que vivimos.

domingo, 19 de junio de 2016

El enfado, una emoción que seduce nuestro monólogo interior

El enfado es una emoción que seduce nuestro monólogo interior, que nos secuestra en pensamiento, palabra y acción. Un arma defensiva que, mal utilizada, puede volverse en nuestra contra y hacer verdadero daño si la dejamos crecer.

No nos gusta pero, sin embargo, hemos podido comprobar en multitud de ocasiones que no podemos evitarlo. Esto es, sin duda, porque esta es una herramienta natural de nuestra evolución para hacer frente a las injusticias que percibimos.

El hecho de que un niño reclame con potencia e insistencia que su

hermano le ha quitado un juguete

es, en esencia, una manera de hacer valer sus intereses y de evitar que se menoscabe su integridad. El problema de esta emoción llegará si el niño no sale de su protesta y no puede gestionar un avance.

O sea que si nos quedamos anclados en que “nos han quitado el juguete”, rápidamente nuestro sistema fisiológico y cognitivo se verá atrapado en una espiral de sentimientos y pensamientos negativos que no permiten

el avance.

La idea de vulnerabilidad que se esconde tras el enfado

No nos gusta mostrar enfado en público, pues entendemos que implica una condena de nuestras cualidades personales y emocionales. Nos da miedo expresarlo, por lo que tendemos a mostrarlo solo en nuestra casa, acompañados de aquellas personas que nos conocen y que, por lo tanto, cabe esperar que no nos juzguen por ello.

Esta emoción, injustamente tratada, está mal vista por nuestra sociedad. Sin embargo, como hemos destacado aquí en multitud de ocasiones, manifestarla nos ofrece información sobre lo que nos incomoda, dándonos la opción de examinarnos y de buscar el equilibrio.

Hay una razón principal por la que castigamos la expresión del enfado, esta es que confundimos la ira o la expresión desmedida y descontrolada de nuestra molestia. O sea que equiparamos el hecho de explotar y ponernos a gritar con fruncir el ceño cuando algo incomoda.

Pero realmente podemos decir que el enfado no es equivalente a la ira, sino que esta última responde a la mala gestión de aquello que nos enfada y nos atormenta. Hacemos una playa de un grano de arena por no deshacernos de este a tiempo. Ahí

es cuando se arma el lío.

¿Por qué? Porque convertimos hechos aislados en el foco continuo de nuestra atención, impidiéndonos a nosotros mismos deshacer una bola de nieve emocional que rueda y rueda logrando hacerse cada vez más y más grande.

Comprensión y expresión, los primeros pasos del enfriamiento

Cuando nos hacemos conscientes de nuestros sentimientos y emociones logramos dar un paso más para manejarlos y transformarlos en útiles y no en dañinos. Digamos que pisamos el freno cuando expresamos, pues liberamos gran parte de la carga afectiva que promueve la llegada de estados de ánimo negativos y potencialmente amenazantes para nuestro equilibrio.

Volver al ejemplo del enfado del niño por el robo del juguete nos ayuda a valorar cómo es normal y adaptativo promover la igualdad por medio de la protesta y de la petición de que se restaure la libertad violada.

Pero como hemos dicho, una vez que el enfado surge ante la amenaza física o psíquica, es importante que operativicemos esos sentimientos y emociones que han nacido en nosotros. De

lo contrario nos veremos dominados por pensamientos y acciones que

solo fomentan el malestar sin preocuparse de resolverlo.

Nuestro cerebro emocional

Cuando percibimos a través de los sentidos que se ha cometido una injusticia o agravio respecto a nuestra persona o algo que es de interés personal, nuestro sistema límbico recibe un chispazo que pone en marcha la maquinaria.

En otras palabras, se activa el sistema nervioso y, con él, nuestro cuerpo

y nuestra mente se “encienden” para dar paso a la acción. Por su parte,

el neocórtex se encarga de calcular

y dar paso a una reacción más o menos ajustada a la situación.

Así, la descarga límbica supone la liberación de catecolaminas, lo que nos ayuda a reaccionar de manera decidida y rápida. Si la activación

es alta, podemos parecer fuego, nuestras mejillas pueden calentarse.

Por otra parte, la activación de la rama adrenocortical fomenta una activación prolongada que nos predispone a la acción durante más tiempo. Esta hipersensibilidad logra dominar nuestra mente, la cual tiende a alimentarse con el menú de los pensamientos negativos en espiral.

O sea que cualquier pequeño roce nos hará saltar, construyendo enfado tras enfado e incapacitándonos cognitivamente cada vez más, pues no lograremos razonar de manera adecuada, lo que nos llevará a infravalorar pensamientos que frenarían la escalada.

La distancia emocional

Como vemos, la clave para gestionar el enfado de manera correcta está en aplacar la excitación. Esto se consigue de dos maneras:

* Tomando distancia física y emocional de la situación para evitar que la descarga de adrenalina nos domine

y se alimente a través de la irritabilidad reinante.

* Frenando nuestro monólogo interno. Es decir, distraernos y no dar validez a los pensamientos que dominan nuestra mente.

Es esto lo que nos hace afirmar que el enfado es una emoción que seduce nuestro diálogo interior, promoviendo argumentos “más que convincentes” de que aquello que nos ha enfadado es el origen de todo mal.




sábado, 18 de junio de 2016

Cómo reconocer el temperamento de una persona por el aspecto físico (PARTE III - DEPORTISTAS)

En esta sección, hoy vamos a hablar de cómo reconocer el temperamento y la aptitud de la última persona de los tres distintos tipos en que se dividen según el orden natural al que pertenecen.

Los hombres y mujeres con aptitudes para el deporte, pueden ser altos o bajos.

Aunque en su mayoría este tipo de personas, tienen una muy buena estatura y son de contextura física robusta, de entre los tres tipos de temperamentos y aptitudes, estos últimos son los que mayor culto le rinden a su cuerpo, es decir viven para su cuerpo, son gente de acción, impacientes, intranquilos, torpes en su trato, les encanta estar en movimiento.

Los ejercicios físicos es lo que más les apasiona, debido a que la energía, fuerza, ganas y voluntad, es lo que predomina en su ser.

Son mandones, autoritarios, prepotentes, posesivos, gritones, y fanfarrones, pero con una gran capacidad de liderazgo, son grandes protectores de sus familias y de su pareja, son bien decididos, les gusta mandar pero no obedecer, son galanes en el amor, dulces, tiernos y cariñosos, ardientes en la cama, infieles, así como besan con dulzura, gritan con bravura. Tiernos y cálidos cuando abrazan, pero su temperamento cambiante e inestable también hace que puedan agarrarte a golpes en cualquier momento.

Las personas de este tipo de temperamento no miden consecuencias en sus acciones, su prepotencia y carácter irascible los lleva a meterse en líos casi siempre, estas personas si no tienen problema con alguien, ellos van y se los buscan. Son generosos, colaboradores, ocurrentes, sus conversaciones son animosas, ríen a carcajadas, son grandes seductores, así sean hombres o mujeres, ya que poseen la gracia y el encanto físico que todo mortal desea ver y tener para sí.

Su autoestima es la más alta de todos, no se rinden fácilmente ante el dolor y la adversidad ya que son gente de empuje, pero necesitan de un pensador para que los guíe con sus ideas, ya que sus reacciones son más hormonales que mentales.

Son buenos amigos, pero evita, en lo posible, hacerles una mala pasada porque la pasarás muy mal con ellos, aunque son muy enojones no suelen ser rencorosos. Pueden gritarte de todo y ofenderte, pero casi al instante te pueden hablar muy bonito, como si nada malo te hubieran dicho o hecho.

Si eres de las personas que te gusta el atractivo físico de alguien, quieres presumir de la belleza física de tu pareja y buscas sentirte muy segura o seguro a su lado, este tipo de personas es la adecuada para ti, pero ojo, en cualquier momento sus golpes y juegos torpes también te pueden llegar.

jueves, 16 de junio de 2016

¡Que suceda primero!



“Si tiene que suceder, entonces que suceda primero”, dice Laura Vanderkam, la experta en productividad autora de “14 cosas que hacen las personas con éxito antes de desayunar”. Su recopilación de costumbres matinales de ejecutivos de éxito incluye madrugar (el 90 por ciento se levanta antes de las seis de la mañana) hacer ejercicio o trabajar en un proyecto de máxima prioridad. La premisa fundamental es que lo que hagamos nada más levantarnos a menudo define el resto de la jornada, y no sólo para los ejecutivos. Si desea escribir un libro, perder peso, comenzar a meditar o aprender chino es importante hacer de ello un hábito mañanero. “Hay muchos buenos hábitos que puedes crear por las tardes o las noches, pero si quieres emprender algo importante, te recomiendo que lo hagas por la mañana. Haz de ello un hábito, y hazlo lo primero”, escribe Leo Babauta, creador de Zen Habits.

Cualquier cocinero conoce el ritual mise-en-place, un término francés que se refiere a la organización previa de todos los ingredientes y el equipo necesario para elaborar y servir un plato. Este término también puede usarse en el contexto que nos ocupa. Por ejemplo, en lugar de comenzar el día consultando el correo electrónico, una actividad que nos coloca en modo reactivo y donde las prioridades de otras personas toman prioridad, tiene más sentido inaugurar la jornada con un poco de planificación, lo que podríamos considerar un mise-en-place intelectual. De esta forma será más fácil distinguir entre tareas urgentes y las importantes de verdad, y diseñar un plan de ataque para finalizarlas.

Para asegurarnos de comenzar bien el día no hace falta remover cielo y tierra. Basta seguir hábitos sencillos como los seis que presentamos a continuación:

No darle al botón “cinco minutos más” del despertador:

“Hay que encontrar tiempo, aunque sean quince minutos, para nuestros rituales matutinos. Si siempre salimos corriendo, el día arranca mal”, apunta Pescador. Usar el botón de snooze o el de “remolonear” es un error. No solo porque nos quedamos sin esos preciosos minutos; también porque producimos “inercia del sueño y estaremos más dormidos el resto del día. Es mejor salir de la cama aunque cueste”, dice Pescador. El cuerpo comienza a segregar dopamina y adrenalina de forma natural entre una y dos horas antes de despertar. También empieza a aumentar poco a poco la temperatura del cuerpo, que baja por la noche. El despertador interrumpe este proceso, ya que suele sonar antes de que el cuerpo haya terminado su adaptación. El mensaje que recibe el cerebro es de falsa alarma, así que empieza un nuevo ciclo de sueño. Sin embargo, el botón de snooze hace que la inercia del sueño dure más. “Para salir de este ciclo, es importante levantarse todos los días a la misma hora y en cuanto suene el despertador. Al principio será duro, pero poco a poco tu cuerpo aprende que esa es la hora a la que debe levantarse, y el mecanismo natural empieza a prepararte dos horas antes de que suene. Al cabo de unos días verás que te despiertas incluso antes de que suene el despertador, más alerta y de mucho mejor humor”.

Hacer la cama:

En El poder de los hábitos, el periodista Charles Duhhig asegura que hacer la cama es un “hábito piedra angular que puede provocar reacciones en cadena que ayudan a otros buenos hábitos a afianzarse”. La práctica de esta modesta actividad puede contribuir de forma importante al nivel de satisfacción personal, asegura por su parte Gretchen Rubin, autora del “Proyecto Felicidad” y de otro volumen reciente sobre el poder de los hábitos. “La felicidad es una aspiración sublime, y hacer tu cama es una actividad prosaica. ¿Por qué incrementa la felicidad de una forma tan efectiva?” se pregunta la autora. Y ofrece dos explicaciones: “Hacer la cama es una tarea que, a pesar de su rapidez y sencillez, transforma el ambiente. Todo parece más arreglado. Es más fácil encontrar tus zapatos. Tu dormitorio es un lugar que inspira mayor tranquilidad. Y, para la mayoría de las personas, el orden de fuera contribuye a la paz interior”. Por otra parte, mantenerse fiel a una resolución, sea cual sea, trae consigo satisfacción. “Si adquieres este pequeño compromiso, comienzas el día sintiéndote eficiente y productivo”.

Acabar con los desayunos dulces:

Tras una noche de sueño, señala Darío Pescador, autor del blog Transformer, el cerebro ha consumido una buena parte de las reservas de glucógeno del cerebro, y conviene reponerlas. Por otro lado, necesitamos energía para aguantar la mañana y proteínas para evitar que el cuerpo canibalice nuestros músculos. Pero comer un desayuno dulce es un error, porque produce un pico de azúcar y una caída aún más fuerte en una hora y media más o menos, que a su vez se manifiesta con una mente borrosa y ataques de hambre con antojos de cosas dulces. Por eso el desayuno ideal debe contener una buena ración de proteínas (huevos, fiambre, queso), un aporte de grasa saludable (huevos otra vez, aceite de oliva, aguacate) y carbohidratos con mucha moderación. Una pieza de fruta o una tostada de pan integral son suficientes.

Dar las gracias:

Otro ejercicio útil a primera hora es apuntar en un cuaderno tres cosas por la que estar agradecidos. Aquí se incluyen desde pequeños detalles (como el olor a café que llega desde la cocina) hasta las grandes cuestiones (por ejemplo, disfrutar de buena salud). Con unos pocos minutos podemos poner en perspectiva la vida. “Todos tenemos la posibilidad de potenciar, desde el comienzo del día, la presencia de estados positivos en nuestra mente, como alegría o serenidad, y de minimizar los negativos”, señala Taibo.

El ejercicio de las mañanas positivas:

El psicólogo Iago Taibo, director de Positivarte, propone dejar para más tarde la lectura de periódicos, habitualmente rebosantes de malas noticias, y el e-mail, que suele llegar cargado de obligaciones. Se trata, sostiene, de contrarrestar la tendencia habitual de comenzar el día pensando en cosas negativas. El ejercicio es sencillo: nada más levantarse, realizar una o varias actividades que nos proporcionen placer o bienestar y nos ayuden a generar un estado de ánimo positivo. Sirve desde repetir mentalmente un poema o frase motivadora a poner música favorita, meditar unos minutos o improvisar una nueva manera de hacer el desayuno. Puede practicarse siempre la misma actividad o ir cambiando, pero Taibo recomienda anotarlo en una tabla para tomar consciencia de lo que más ayuda.

Pensar más y hacer menos:

“Frena un momento, reflexiona sobre las tareas del día y separa el pensar del hacer. Esto te ayudará a que al final de la jornada tengas la sensación de que has terminado las tareas pendientes”, dice el experto en productividad José Miguel Bolívar. Su consejo sirve para evitar una sensación tan habitual como desagradable: “Llegas a la oficina lleno de buenas intenciones y cuando te quieres dar cuenta se te ha pasado el día y lo que es importante ni lo has tocado. Nos vamos a lo rápido e inmediato porque culturalmente parece que eso de pararte y pensar está mal visto”. Sin embargo, señala, “estamos en la sociedad del conocimiento. Y si eres profesional del conocimiento en el trabajo hay que pensar, no solo hacer, hacer, hacer. Pensar para hacer mejor”. Entre sus recomendaciones, se encuentra separar actividades rutinarias que pueden dejarse para el final del día o después de comer, cuando la energía típicamente es más baja, de otras que necesitan que uno esté despejado y creativo. Igualmente, aconseja agrupar actividades, como hacer todas las llamadas de teléfono de una vez, responder los emails, etc. Pero, lo primero, planificar.


Sugestión metafísica para estrés y negatividad


Hay etapas en la historia de la humanidad, en que las vibraciones mentales negativas se incrementan y van produciendo sensaciones de estrés y malestar mental y corporal.

Una de las causas que producen estas situaciones y condiciones mentales y corporales negativas es el enfoque de nuestra conciencia en las cosas externas y en el hecho de quedar como atrapados en esos hechos sin darnos cuenta de que las tensiones corporales se van produciendo subconscientemente y que esas tensiones son avisos de nuestra mente

profunda que nos dice que estamos “cargando con muchos datos negativos a nuestra mente subconsciente y que si no paramos de hacer esa actividad, caeremos en un círculo vicioso de negatividad”.

La meditación de un minuto es una técnica que nos permite interrumpir el circuito de negatividad durante un minuto y consiste en sentarse con los ojos cerrados y preguntarse a sí mismo: ¿cuál es el pensamiento o sugestión que quisieras sostener en mi mente para que pueda conectarme con mi positividad profunda? Y la respuesta será la siguiente afirmación de la señora Conny Méndez: “Yo no acepto ni adopto condiciones del ambiente ajeno ni de nada de lo que me rodea. Solo acepto condiciones de Dios, del bien y de mi Yo Soy”.

Como la clave para desconectarnos del ambiente negativo que nos rodea es la memorización total y completa de dicha afirmación, debemos comenzar por escribir dicha afirmación en partes hasta ir logrando una visualización completa de dichas palabras y se puede escribir un pequeño letrero para ir leyendo dichas palabras pues cada lectura tiene un poder vibratorio que nos desconecta de la negatividad.

Las sugestiones metafísicas son poderosas y extremadamente útiles, sobre todo cuando las hemos escrito en un pequeño letrero con marcador y con letras muy visibles, se debe leer ese letrero en todo momento en que sintamos el ataque de los pensamientos negativos, y en cada nueva lectura podremos ir constatando cómo los pensamientos positivos leídos de forma

deliberada y en forma continuada producen sensaciones de alivio, entonces la negatividad pierde todo su poder sobre nuestra mente interior.

Contar con una herramienta o recurso mental que funcione es siempre algo que nos libera y si no se puede memorizar, basta con hacer la lectura de su pequeño letrero, los efectos son casi los mismos y las sensaciones de soltura, de paz, de alivio y de positividad, volverán a ser parte de usted y de su conciencia.

Afirmación para fabricar su letrero de desconexión de la negatividad: “Yo no acepto ni adopto condiciones del ambiente ajeno ni de nada de lo que me rodea. Solo acepto condiciones de Dios, del bien y de mi Yo Soy”.

miércoles, 15 de junio de 2016

Aprender otro idioma depende de la genética y medidas del cerebro



El éxito a la hora de aprender un segundo idioma además del materno está vinculado a la genética y a la estructura y medidas del cerebro, según un nuevo estudio publicado por Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

La investigación, llevada a cabo por un grupo de científicos de la Universidad de Washington, muestra que las notas finales que los estudiantes universitarios recibieron en una clase de segundo idioma habían sido predichas por una combinación de factores genéticos y cerebrales.

Variaciones genéticas del gen COMT y la medida de la fuerza de la red de comunicaciones del cerebro, la llamada "materia blanca", constituyeron el 46% de las razones por las que algunos estudiantes lograron mejores resultados que otros en la clase de lengua extranjera.

"Nos interesa entender por qué los individuos aprenden de forma diferenciada, incluyendo aquellos quienes logran buenos resultados y quienes no", indicó Ping Mamiya, una de las autoras del estudio.

"Nuestro estudio muestra por primera vez que variaciones del gen COMT están relacionadas con los cambios en la materia blanca que es el resultado del aprendizaje", apuntó Mamiya.

El equipo de investigación juntó a 79 voluntarios originarios de China, de una media de edad de 20 años, y que acababan de llegar a EEUU para cursar su primer año de universidad, y 44 de los cuales asistieron a una clase de inmersión de tres semanas en lengua inglesa dirigida a estudiantes internacionales.

Según el estudio, la combinación del genotipo COMT y la medida de la materia blanca resultó "tan poderosa sobre el aprendizaje de un segundo idioma" que supuso el 46% del total de las variaciones en las notas finales de los estudiantes.

¿Por qué tenemos cosquillas?



Las cosquillas producen una agradable y a la vez desesperante sensación, son muestra de cariño, proximidad y diversión. Pero, ¿por qué tenemos cosquillas?

Las cosquillas son una reacción del cuerpo para protegerse ante un estímulo externo. Activan una parte del cerebro que está relacionada con la percepción del riesgo y el instinto de huida. Tiene que ver con el modo en que se ve y percibe el movimiento.

Las cosquillas requieren de una proximidad tan importante que cuando vienen de manos de alguien a quien se aprecia, inmediatamente el cerebro las asume como algo positivo. En cambio si implican el acercamiento de un extraño se la ve como una amenaza, un respuesta instintiva que se desarrolló durante la evolución.

Las cosquillas incluyen un factor de sorpresa, de no saber por dónde te va a venir la sensación.

Unos tienen más cosquillas que otros, pero casi todos somos incapaces de hacernos cosquillas a nosotros mismos. Así que intentar hacerte cosquillas no funciona: ya sabes dónde te vas a tocar y, de hecho, la actividad cerebral relacionada con las cosquillas decae cuando intentas hacértelas a ti mismo.

El ser humano no es el único en sentir las cosquillas, los primates también pueden experimentarlas.

lunes, 13 de junio de 2016

Aprende cómo dejar ir con estos cinco tips

Para nadie es fácil perder un ser querido, un novio o un trabajo. Constantemente estamos terminando capítulos en nuestras vidas para dar paso a nuevos episodios.Sin embargo, dejar ir no es un asunto sencillo y muchas veces podemos quedarnos pegadas en el sufrimiento.

Por eso, Jennifer Twardowski, coach de relaciones, entregó al Huffington Postdiversos consejos para poder decir adiós de una forma positiva y saludable para nuestras conciencias,tips que compartimos a continuación.

¿Cómo lograr dejar atrás un episodio?

Lo primero que plantea Jennifer es "aprender a encontrar un equilibrio en el duelo”. Por lo general, la entrenadora señala que nuestra tendencia es "centrarnos en lo que solía ser, aferrándonos al pasado como si ese momento congregara todo lo que siempre quisimos”.

No obstante, y aunque cueste, hay que esforzarse por dejar atrás e ir cerrando capítulos, puesto que quedarnos estancadas"no fomenta el crecimiento ni nos ayuda a avanzar”, dice Twardowski.

De esta forma, la coach indica que hay que entender que"ya sea el final de una relación o el fallecimiento de alguien cercano, lo más probable es que siempre habrá una pequeña parte de ti que va a llorar porque extrañas a esa persona o vivencia, pero el truco está en que en vez de centrarte en ese dolor, debes hacerlo en el presente y en esforzarte por alcanzar todos esos sueños que has postergado a causa del duelo”.

Claves para seguir avanzando

Rinde homenaje

"Si estás tratando de dejar de lado a una persona, ya sea por una ruptura o su muerte, puedes escribirle una carta o un diario donde compartas todo aquello que valoraste de la relación”, aconseja la especialista en el Huffington Post, agregando que incluso"puedes crear un pequeño ritual dejando esas palabras en un lugar que te recuerde a esa persona”,y de esta forma darle una conclusión a la historia.

Ahora, si la escritura no es lo tuyo, puedes"crear un álbum de fotos o recortes para ayudarte a apreciar esas memorias. Esta puede ser una buena manera de organizar las piezas del pasado en una sola actividad”, comenta Jennifer.

Llora cuanto necesites

Lejos de pensar que tienes que aguantar estoica el dolor, para la especialista en relaciones lo mejor es"darse espacio para llorar”.

"Si un pensamiento o la memoria aparece cuando estás en una tienda, deja salir tu llanto. Si pasa en la ducha, déjalo salir. No trates de sostenerlo u obligarte a aguantarlo. Simplemente deja que suceda naturalmente”, indica.

Pero ojo,tampoco se trata de andar llorando en todos lados.Si lo necesitas, hazlo, pero luego olvídate y trata nuevamente de centrarte en el presente.

Olvídate de lo que los otros piensan

Probablemente muchos te acompañaran en esta fase dolorosa de dejar atrás. Sin embargo, no por eso tienes que hacer lo que esas personas te digan."No hagas las cosas porque alguien te dijo que así debería ser, sino por lo que sientes que tú necesitas en ese momento”,recomienda la coach.

Así que, si no quieres salir ni ver a nadie, permítetelo, o si sientes que quieres estar acompañada y distraerte también hazlo sin temor a lo que los demás piensen."Puedes decirle a esas personas que sabes que están tratando de ayudarte porque se preocupan por ti, pero que realmente necesitas hacer lo que sientes”, dice Twardowski en el Huffington Post.

Concéntrate en cuánto ganarás

"Cuando una puerta se cierra otra puerta se abre. Ya sea el fin de una relación, de trabajo, o la desafortunada muerte de alguien cercano a usted, siempre hay una ventana. Y por eso, debes centrarte en las oportunidades que tienes”, comenta la experta.

De esta forma, empieza a soñar en grande, escribe una lista de deseos y ponte la meta de concretarlos."Nunca hay que olvidar que mañana será otro día. La vida es un viaje y, a pesar de que un día puede ser muy difícil para ti, debes saber que cada nuevo día trae consigo la oportunidad de una experiencia completamente nueva”, finaliza Jennifer.

El sufrimiento tiene múltiples caras ¿Cómo desactivar a un cascarrabias?

DOMINADO POR EL ENOJO

El cascarrabias, el quejica, el protestón y el gruñón, esa persona con

el ceño fruncido casi de continuo, que no aguanta ni una y que parece que va a comerse a cualquiera que le lleve la contraria, es en realidad, una persona que está sufriendo.

El sufrimiento tiene múltiples caras, puedes expresarlo con lágrimas, silencio, aislamiento, durmiendo, dejando de comer o haciéndolo en exceso, mostrándote ansioso la mayor parte del tiempo o incluso enmascarado con ira.

La ira es una máscara que nos puede hacer parecer fuertes, pero lo único que hace en muchas ocasiones es compensar una carencia,

una debilidad interior.

Pero si nos topamos con un cascarrabias, nos impondrá un cierto

respeto y distanciamiento, ya que eso es precisamente lo que quiere

de nosotros. Esto le ayuda momentáneamente a engordar su ego, que

en el fondo está profundamente dañado.

Anatomía de un renegón



Baja tolerancia a la frustración. Los cascarrabias toleran muy mal las incomodidades cotidianas y se enfurecen cuando las cosas salen de manera distinta a lo que ellos quieren. Esto les genera rabia, que suelen proyectar en los demás, siendo normalmente desagradables con todo aquel con el que se topan.

Reclamos continuos. Se suelen quejar una y otra vez, pero sin llegar a ninguna solución eficaz. Así, al final, terminan agotados y cansan a las personas de su alrededor, dificultando las relaciones sociales. Las quejas suelen ser de tipo culpabilizador,

victimista y exagerado.

Soluciones poco constructivas. Los cascarrabias son personas que lejos de buscar soluciones realistas y funcionales, prefieren quejarse y pasar la mayoría de su tiempo enfadados por lo que no está bajo su control.

Sin embargo, lo que sí pueden manejar lo dejan pasar y raras veces se responsabilizan, ya que suelen pensar que los demás deben actuar de cierta forma con él o que la vida debería ser distinta a como es.

Malos aprendizajes tempranos. Estos comportamientos, como casi todos, suelen ser aprendidos, ya sea a través de la familia, del cine, de los libros

o de cualquier mensaje que

de niño le haya calado. Se graban en el cascarrabias y los va practicando

a lo largo de su vida, sin cuestionarse si son bene-ficiosos o no.

Por lo tanto, aunque la genética influye, la mayoría de las veces el cascarrabias no nace sino que se hace.

Algo sumamente relevante, ya que si se ha aprendido a ser así, también es posible desaprender a serlo; aunque sea complicado, debido a la automatización del comportamiento humano.

Lenguaje verbal y no verbal amenazador. El cascarrabias suele presentarse

con un aspecto serio, con

cara de pocos amigos,

el ceño fruncido y normalmente no suele mirar a los ojos cuando habla con otras personas.

El lenguaje verbal es amenazador, imponiendo sus opiniones como la única verdad, sin escuchar lo que la otra persona tiene que decir.

Además, el tono suele ser fuerte, enérgico y da sensación de nerviosismo.

Esto está muy relacionado con el patrón de conducta

que a su vez se relaciona con varios trastornos cardiovasculares.

No todo es tan malo

Todo lo que acabamos de ver es solo parte de la persona cascarrabias con la que nos podamos encontrar. En el fondo de todo eso, en el renegón existe un ser maravilloso, un niño interior que quiere jugar y divertirse.

Lo que ocurre es que las personas aprendemos ciertas creencias disfuncionales a lo largo de nuestra vida, las hacemos propias y guiamos nuestro accionar a través de ellas, lo que nos hace confundirnos, engordar nuestro ego, ser exigentes… Por lo tanto, la clave para desactivar

al cascarrabias es ser capaz

de sacarle a su niño interior… pero, ¿cómo podemos hacer?

El amor es el arma más poderosa que puede existir e implica entendimiento, afecto, un poco de humor, sonrisas

y buen trato. Por eso, si queremos desactivar a un gruñón con el que nos podamos

encontrar, el primer paso

es dejarnos el ego en casa.

Esto quiere decir, que no tenemos que sentirnos muy dolidos o afectados si esa persona nos mira con aires despreciativos o emplea un mal tono con nosotros.

Recordemos siempre que

es una persona que está confundida y se está equivocando

en su forma de actuar.

También ayuda el percatarse de que el cascarrabias es, en el fondo, una persona frágil que no ha sabido gestionar bien los problemas

de su vida y no está contento en general. Aquí ya estamos usando una parte del amor: el entendimiento.

Inténtalo y verás cómo funciona, ya que a todos nos gusta que nos traten bien, que los demás nos sonrían

y que nos quieran.

Emplea el sentido del humor con él, no para reírte de él, evidentemente, sino de las situaciones cotidianas que le perturban. Muchas veces ayuda tener cerca a alguien que le saca una nota alegre a lo que nos ocurre o que simplemente es capaz

de desdramatizar.

La sensación de sentirse observado



La ciencia no reconoce la existencia de este fenómeno y considera que es causado por problemas psicológicos. Aun así, tanto creyentes como escépticos todavía no pueden explicar la sensación de sentirse observados. Esta razón alimenta la teoría paranormal que sugiere un origen procedente de fantasmas, espíritus, ángeles o demonios…

¿Quién no ha tenido alguna vez la sensación de estar siendo observado? Probablemente hayan sentido después un repentino escalofrío, que les obligó a mirar hacia atrás para ver si alguien les estaba mirando, a veces con razón, otras solo para constatar que no había nadie.

“Mi nombre es Max. Desde que tenía 11 años tuve la sensación de que algo me estaba observando. Soy consciente de que muchas personas pueden pensar que soy un paranoico, pero puedo decir que no tengo ningún trastorno, ni problemas psicológicos, ni nada parecido”. Así comienza este hombre su relato sin saber que millones de personas en todo el mundo afirman haber experimentado lo mismo que él.

Continúa de esta manera: “En algunas ocasiones este sentimiento viene acompañado de un fuerte dolor en la espalda o un aturdimiento como si estuviera fuera de mi cuerpo. Pero en todos los casos, el aire a mí alrededor se pone más denso y difícil de respirar. Esto me sigue a todas partes: al caminar rumbo a mi trabajo, en el supermercado, en el centro comercial, incluso estando solo en mi casa. A veces despierto en medio de la noche sintiendo como si algo me mirara fijamente.

Una vez, cuando estaba en el baño de mi casa, mientras me lavaba las manos, me pareció ver una figura detrás de mí. Acudí a un psíquico y me dijo que tenía la capacidad de sentir la presencia de entidades que me miraban fijamente. Necesito que alguien me pueda explicar esto, si realmente hay presencias que me vigilan o se trata más de un espíritu o un fantasma”.

Un tema polémico
La realidad es que la sensación de sentirse observado siempre ha sido un tema polémico. Muchos investigadores trataron de probarlo y otros de refutarlo.

Se trata de un fenómeno bastante común entre la gente que plantea algunas preguntas: ¿somos capaces de detectar esto conscientemente? ¿Fue solo una simple casualidad?

A muchas personas les aterra la simple idea de sentirse observadas… ¿por fantasmas?, ¿por entidades? Buena parte de ese miedo se basa en preguntas como: ¿Quién es? ¿Qué es? ¿Qué quieren? ¿Van a atacarme?, ¿poseerme? ¿También me observan en momentos privados?
Lo paranormal y la ciencia

Dentro del círculo de lo paranormal se dice que ciertas entidades negativas acechan en la oscuridad, materializándose en forma de sombras oscuras.

Parapsicólogos y otros especialistas creen que este fenómeno es sobrenatural, conocido científicamente como “scopaesthesia”, y que procede de entidades del más allá.

Investigadores, como Rupert Sheldrake, concluyeron que algunas personas son capaces de detectar los efectos de la mirada fija. Sea cual fuere la teoría, muchos han mostrado escepticismo con los resultados que provienen de la esfera paranormal, porque consideran que son muy difíciles de probar en un entorno experimental.

Otra teoría para explicar la sensación de ser observados es el hecho de que los espíritus están por todas partes, comparten el mismo espacio que los humanos pero en un nivel diferente de conciencia y, en determinadas condiciones favorable, se los puede sentir.

En el otro lado de la balanza, la ciencia no reconoce la existencia de este fenómeno y considera que es causado por problemas psicológicos. Aun así, tanto creyentes como escépticos todavía no pueden explicar la sensación de sentirse observados.

Esta razón alimenta la teoría paranormal que sugiere un origen procedente de fantasmas, espíritus, ángeles o demonios…


jueves, 9 de junio de 2016

No hay que ser tan sincera

Más allá de ser detallista, cariñosa y buena amante con tu pareja, hay algo que muchas mujeres desconocen sobre los hombres para poder mantener una relación saludable. Me refiero a ciertas expresiones que jamás deberías decir porque sin darte cuenta puedes herir su ego hasta llegar al punto de destruir la relación. Échale un vistazo las tres expresiones que jamás deben salir de tu boca:



1 No halagues a otro frente a él: Tu hombre quiere ser lo máximo para ti y necesita sentir que no hay nadie como él ante tus ojos. Su obsesión por querer ser el héroe en tu vida llega al extremo de molestarle cualquier comentario que pueda insinuar que hay otro hombre más guapo, más inteligente, más exitoso o más talentoso que él. Por esta razón, a la mayoría de los hombres les molesta si estás viendo televisión y sale un comercial con un supermodelo, y bromeando dices: “Qué bello ese hombre, está como me lo recetó el médico.” Aunque tu comentario sea un chiste a él no le va a hacer ni una gota de gracia, pues en su mente él escuchó: “No te respeto, así que no me importa hablar de otros hombres frente a ti.”



2 No comentes cualquier experiencia sexual pasada: A un hombre no le interesa saber en lo más mínimo tu pasado sexual. Por mas confianza que haya, este tema es algo que le incomoda. Él no quiere pensar que existe otro individuo con quien hayas disfrutado sexualmente más que con él.



3 Criticarlo en público: Cuando te incomode algo, háblalo en privado. Cualquier crítica, por más insignificante que sea, lo va a herir, especialmente si es frente a otros. Por eso, si vas a señalar uno de sus defectos o un mal comportamiento, asegúrate de no hacerlo delante de nadie. Desde algo tan simple como decirle que tiene la camisa arrugada, que cierre la boca cuando come o que no tiene ritmo para bailar, hasta algo tan serio como comentar que no soportas algún familiar. En fin, evita decir cualquier comentario que tan siquiera insinúe que él no es el hombre ideal.

Working girl Dos claves para lograr una buena primera impresión



Oscar Wilde advirtió, con más sentido común que perspicacia, que lo malo de la primera impresión es que sólo se da una vez. Aunque algunos crean en lo políticamente incorrectos que son los prejuicios, lo cierto es que, si en 12 minutos puedes ganarte al amor de tu vida, también tardamos muy poco en clasificar a las personas: en sólo unos segundos decidimos qué sensaciones nos transmite un desconocido. Una habilidad especialmente práctica en la actualidad, ya sea para garantizar el éxito en una relación que nació de Tinder o para conseguir el trabajo de tus sueños.

La profesora de la Harvard Business School Amy Cuddy, junto a sus compañeros Susan Fiske y Peter Glick han dedicado los últimos 15 años al análisis del fenómeno de la primera impresión. Según los resultados de sus estudios hay dos características que todos buscamos en una impresión y que todos deberíamos tener en cuenta para cuidar la propia: calor y competencia. Es así como llaman a dos dimensiones de la personalidad que resolvemos en el primer momento de conocer a alguien: ¿Puedo confiar en esta persona? y ¿Puedo respetar a esta persona?

En su nuevo libro Presence Cuddy también explica que en el terreno laboral existe el mito de que la competencia es el rasgo más importante. En teoría es la cualidad que prueba la inteligencia y el talento de alguien para manejar un negocio. Sin embargo, explica, la integridad de alguien es el rasgo al que acabamos dando más importancia. “Desde una perspectiva evolutiva, lo que es realmente crucial para nuestra supervivencia es saber si una persona merece nuestra confianza o no”, explica.

Según detalla en su libro, este hecho encuentra sus orígenes hace miles de años, en la prehistoria. Entonces, no saber discernir entre alguien de fiar y alguien sospechoso podía costarnos el pan o, peor aún, la vida; mientras que la competencia de alguien también era especialmente válida para hacer fuego, buscar cobijo y, en definitiva, garantizar nuestra supervivencia.

“Sólo después de ganarte la confianza de alguien, tus competencias son un valor añadido, en lugar de una amenaza”

Algo que, de alguna forma, arrastramos hasta nuestros días y que debemos tener en cuenta ante un reclutador, un cliente potencial o en nuestras redes de networking. “Si alguien a quien estás intentando influenciar no confía en ti, no vas a ir muy lejos”, mantiene Cuddy. “De hecho, podrías llegar a resultar sospechoso, porque te consideraría manipulador. Una persona cálida, digna de confianza y segura también despierta sensaciones como la admiración. Pero sólo después de ganarte la confianza de alguien, tus competencias son un valor añadido, en lugar de una amenaza”.


Fitness mental

Descubre qué es el fitness mental y el importante rol que juega en tu vida.

Aquí no necesitas grandes aparatos ni fuertes rutinas. Lo único que necesitas es tu cabeza y una mente en total enfoque.

El fitness mental trata de ejercitar la mente para que tu estado de salud y desarrollo esté óptimo en todo momento, desde una situación difícil hasta enfrentar los sentimientos cotidianos.

Se trata de actividades sencillas que ayudan a tu cerebro a mantenerse saludable.

¿Cómo se logra? A partir del entrenamiento de los pensamientos y de la forma en la que desarrollan ciertas actividades.

Aquí te dejamos estas 5 claves:

1. PIENSA POSITIVO

No dejes que tu mente te sabotee. Los pensamientos positivos atraen buenos resultados por lo que te conviene ser positiva.

Tampoco se trata de dejar que las cosas pasen, sino de tener la iniciativa de luchar por ellas, sacarle el lado bueno a las cosas y dar tu 100% a que todo tenga solución.

2. INTELIGENCIA EMOCIONAL

Aquí debes trabajar con la empatía. Generar lazos con los demás a partir del entendimiento y respeto de sus emociones, sentimientos y maneras de comunicarse.

Debes tener en cuenta que hay que analizar bien lo que otra persona siente antes de dar una opinión o pensamiento.

Esto logrará hacerte más centrado y sensible en las relaciones humanas.

3. CREA HÁBITOS

Despertarte a tus horas, comer bien y mantenerte hidratada te hará sentir enfocada en las actividades que se te presenten durante el día.

Todo gracias a que, a nivel fisiológico, estarás oxigenada y llena de nutrientes que te servirán para realizar tus actividades.

4. DEJA DE SER MÚLTIPLE

Solemos pensar que hacer más de una actividad nos vuelve más productivos, sin embargo, si trabajas en hacer una sola actividad, tu mente podrá concentrarse de mejor forma y hacer las tareas a mayor velocidad.

5. JUEGA Y LEE

Jugar Sudoku, memoria, hacer un crucigrama y leer un libro mantiene la mente alerta y lista para aprender nuevas cosas.

Toda actividad que involucre razonamiento y/o análisis logra ayudar a fortalecer los músculos cerebrales.

Después de realizar estos pasos, seguro sentirás que tu mente y cuerpo trabajan en conjunto para salir adelante de la mejor manera.

martes, 7 de junio de 2016

Del arte de conversar

El ejercicio más natural y más provechoso de nuestra alma es, a mi entender, la conversación. No hay cosa en la vida que me parezca más agradable. Por esto, si me dieran a elegir, antes querría perder la vista que el oído o la palabra. Los atenienses, y aun los romanos, honra-ron mucho este ejercicio en sus academias. Algo queda hoy de esta práctica entre los italianos, y con gran fruto para ellos, según puede advertirse comparando nuestro entendimiento con el suyo. La conversación al punto interesa y educa, mientras que el estudio es tarea lánguida y que no apasiona. Si yo discuto con un espíritu vigoroso, con un buen luchador de la inteligencia, pronto hace presa en mí, asaltándome a diestro y siniestro. Sus ideas provocan las mías; la rivalidad y el amor a la gloria me empujan y redoblan mi ingenio, porque no hay nada tan aburrido como el completo acuerdo de una conversación.

Mas así como nuestra alma se fortifica por el contacto con inteligencias potentes y ordenadas, así también se corrompe en gran manera si entra en relación y comercio con espíritus bajos y enfermizos. No hay contagio como éste: me consta por propia experiencia. Me gusta mucho hablar y discutir, pero en provecho mío y entre pocas personas; porque hacerlo en público, para diversión de los príncipes, con toda la parada de ingeniosidades y palabrería, me parece oficio harto impropio de un caballero.

La necedad es, ciertamente, un defecto; pero lo es igualmente, y no menos inoportuno, el no poder soportarla, irritándose ciegamente contra ella, como me pasa a mí. Y yo soy quien se acusa ahora. Yo discuto con tanta mayor libertad cuanto que las opiniones que oigo encuentran en mi ánimo un terreno mal preparado para que puedan echar raíces. No hay aserto que me asombre, ni creencia que me hiera, por contraria que sea a las mías. Cualquier fantasía, aun la más vana y extravagante, se me antoja bien explicable como producto del espíritu humano. Los que negamos a nuestro juicio el derecho de sentenciar, somos muy tolerantes, con la diversidad de opiniones, y aunque nos les prestemos asenso, siempre les prestamos oído.

Sócrates acogía sonriendo todas las objeciones que se le hacían, porque conociendo su propia fuerza y pensando que al cabo había de llevar la mejor parte, veía en ellas materia de nuevos triunfos. Nosotros sentimos, por el contrario, que nada nos hiere tanto como la suficiencia y el desdén del contrincante, y que es precisamente el más débil el que mejor debería aceptar las objeciones y reparos que enderezcan o ilustran su juicio.

lunes, 6 de junio de 2016

Conocerás el temperamento de una persona por su apariencia

En este mundo material todo es tridimensional. Las personas, las cosas, hasta nuestra mismísima esencia humana, porque tenemos un cuerpo, un alma y espíritu. Las cosas tienen tres formas geométricas; lo alto, lo ancho y lo largo, hay tres campos del saber; el arte, la ciencia y el deporte; hay tres tipos de temperamentos y tres tipos de personas, cada una con aptitudes para cada campo del saber humano.

Es por eso que las personas responden emocional, sentimental y actitudinalmente, de acuerdo al tipo de temperamento al que pertenecen.

Hoy aprenderemos a reconocer, por su aspecto físico, a las personas con aptitudes para la ciencia y su desempeño en el amor.

Las personas con estas aptitudes por lo general son delgadas y de una estatura media para arriba, lo que quiere decir que casi todas son altas, con algunas excepciones; físicamente son débiles, en comparación con los otros dos grupos de quienes tienen aptitudes para el arte y el deporte; pero de acuerdo al temperamento que poseen son bien mentales, destacan por su inteligencia y su habilidad para las ciencias exactas.

Como trabajadores son muy eficientes, responsables, con una gran capacidad crítica y analítica, entregados y esforzados; como personas, son temerosas, desconfiadas, un tanto inseguras e inestables.

Como esposos y esposas son grandes proveedores y generadores de bienestar económico, individuos de este tipo se preocupan mucho porque no falte nada a su familia, les encanta la comodidad, son ahorradores, industriosos y muy buenos negociantes.

Son fríos en el amor ya que su alto grado de responsabilidad y entrega laboral y profesional los mantiene siempre ocupados, esto hace que el plano sentimental para ellos pase a un segundo lugar. No son muy tiernos ni apasionados. Esto no quiere decir que no sientan el deseo de serlo, pero como su compromiso con el deber y la responsabilidad laboral es tan grande, su tiempo lo ocupan en este tipo de actividades. No son grandes conversadores ni buenos amantes, son tímidos en las cosas del amor, son los menos galantes y románticos entre quienes pertenecen a los tres distintos campos del saber.

La mujer que quiera tener un esposo que le ponga todo en casa y que nunca le haga faltar nada económicamente, puede elegir a este tipo de hombre porque son muy responsables y grandes proveedores, pero en el plano sentimental son los menos indicados para hacerla feliz; y lo mismo ocurre con el sexo opuesto, es decir a las féminas que pertenecen a este tipo.

El amor no es una de sus más grandes fortalezas aunque por momentos suelen dar algunos chispazos de locura de amor y lo demuestran al proporcionales sus gustos materiales.

Recuerda que si buscas seguridad y estabilidad económica en tu relación de pareja estos son los hombres y mujeres adecuados para tu plan; pero si buscas otra cosa, como seguridad física y quieres lucirte con una persona con un gran atractivo físico para presumir de él o de ella, entonces busca a los hombres y mujeres con aptitudes para el deporte, del cual estaremos hablando en el próximo articulo.


Lecturas sutiles ¿Qué es la inteligencia?

¿Qué es la inteligencia? Pues lo que los psicólogos quieren que sea. Esta afirmación, que puede parecer arrogante, no deja de ser cierta, porque existen tantas definiciones de inteligencia como corrientes importantes hay en psicología. Además, plantea algunas aparentes paradojas, como el hecho que según estudios transversales (un corte en un cierto momento), la inteligencia disminuye con la edad; pero estudios longitudinales (a lo largo de un periodo extenso de tiempo) muestran que la inteligencia aumenta con la edad.

Para algunos autores, la inteligencia es la capacidad de resolver problemas,

y con las soluciones plantearse nuevos conflictos, así, un continuo de nunca acabar. Otro científico dice que inteligencia es la capacidad de adaptación.

Un investigador propone que es la capacidad de pensar de manera abstracta. Algunos autores hablan de la inteligencia como la capacidad de actuar con un propósito concreto, pensar racionalmente y relacionarse con el ambiente de manera eficaz.

Entre las diferentes teorías acerca de la inteligencia, algunas mencionan los factores que la componen, como aquella que enfatiza en un factor general y diferentes factores específicos, en tanto otras teorías se centran en el estudio de los procesos que intervienen en aquello que es inteligencia.

Algunos investigadores plantean dos tipos de inteligencia, una “fluida” utilizada en el relacionamiento de dos elementos o conceptos diferentes entre sí, en formar conceptos u operar con entes formales o abstractos. Se supone que este tipo de inteligencia depende de la maduración neurológica y es independiente de la educación y la cultura. Este tipo de inteligencia tiende a decaer de forma lenta pero constante desde la juventud. Otro tipo de inteligencia es la “cristalizada”, que se relaciona con la capacidad de aplicar un conjunto amplio de conocimientos e información general y se utiliza en la resolución de problemas y en el enunciado de juicios.

La información precisada se obtiene de manera específica, por tanto, está determinada por la educación y la cultura. Estos conocimientos permiten resolver problemas que no tienen una única respuesta concreta, sino muchas posibles soluciones. Este tipo de inteligencia aumenta a lo largo de la vida hasta edades muy avanzadas.

La teoría de las inteligencias múltiples afirma que todos poseen ocho tipos de inteligencia aunque en proporciones disímiles: lingüística verbal, lógico matemática, visual espacial, kinestésica corporal, musical, intrapersonal, interpersonal e inteligencia de la naturaleza. Además, cada una de las primeras siete depende de un área específica en el cerebro que la controla. Pero más aún, existiría un nuevo tipo de inteligencia que se está gestando en las nuevas generaciones, se trataría de la inteligencia digital.

Tal vez, la forma más significativa de inteligencia es la que se refiere a la “inteligencia emocional”, que

básicamente consiste en el manejo adecuado de las emociones y en la gestión propicia y satisfactoria de las relaciones interpersonales.

Los científicos coinciden en que la inteligencia emocional es responsable en un 80 por ciento del éxito social, familiar, profesional, etc. de una persona. Y el 20 restante sería atribuible a la inteligencia convencional.

NOTA: para cualquier consulta o comentario sobre la columna, contactarse con Claudia Méndez del Carpio al correo claudiamen@hotmail.com Visítanos en Facebook : LECTURAS SUTILES

Si haces lo mismo, no esperes resultados diferentes

En algún momento, esa estrategia, recurso o solución que estás aplicando ahora a ese problema o dificultad te sirvió para obtener buenos resultados. En aquel momento, en el que estabas perdido, desolado y casi sin recursos para seguir, apareció de la nada, la aplicaste y funcionó. Por eso, has decidido utilizarla de nuevo ante esta dificultad, aunque ahora parece que los resultados no son tan exitosos.

Si bien es cierto que muchos problemas pueden solucionarse con las mismas estrategias que ya te dieron buenos resultados, hay otros en los que precisamente esta opción los complica. Así, repetir el procedimiento que ya nos sacó de una situación complicada es una forma de proceder inteligente.

Lo es siempre y cuando no lo hagamos de manera automática y contemos con que va a funcionar. Siempre que sepamos parar a tiempo y busquemos una alternativa cuando observemos que no funciona.

Así, en este artículo, te propongo una visión diferente para observar tus problemas. Tú decides si seguir haciendo más de lo mismo o probar cosas distintas. Reflexionemos.

Tu eres la persona más experta en tu problema

No hay mayor experto en un problema que la persona misma a la que le corresponde, ¿Te suena raro o puede que te encaje?

La persona que tiene un problema es la mayor experta en el mismo porque suele ser la que más tiempo ha convivido con esa dificultad o malestar. Incluso, la que sin querer a veces ha mantenido la situación a través de sus intentos de soluciones ineficaces, con el propósito de hacer desaparecer cuanto antes la experiencia o los resultados desagradables.

Tú eres el mayor experto en tu problema, la persona que más sabe sobre

él, aunque quizás no te habías dado cuenta de esa realidad.

En ocasiones, quedamos “atrapados” en intentos de soluciones pasadas, que quizá alguna vez surtieron efecto, pero que en otras situaciones, aunque creamos similares no tienen tanto éxito. La cuestión es que no nos damos cuenta y ahí nos estancamos.

Lo hacemos repitiendo de manera sistemática lo que creemos que puede ser efectivo, pero que resulta inútil para resolver el problema en su forma actual. Inmersos en un círculo vicioso difícil de romper.

Así, hay casos en los que los problemas comienzan cuando una solución ineficaz se hace reiterativa en el tiempo y, lejos de encontrar la solución, lo que ocurre es que se perpetúa el problema o conflicto y los resultados insatisfactorios.

Te propongo que observes al problema como si mantuvieras con él una relación de pareja. Cuando hay dificultades o discusiones, ¿qué sueles hacer para obtener resultados diferentes: seguir actuando de la misma manera o intentar llegar a un pacto o negociación con tu pareja? Normalmente, la opción es la última y ¿Qué suele implicar este pacto? Algún cambio… ¡Pacta con tu problema!

De esta manera, si te paras un momento y reflexionas sobre lo que ocurre podrás identificar qué es lo que llevas intentando durante tanto tiempo y que a pesar de ello, no ha resuelto nada. Por lo tanto, en lugar de mantenerlo, puedes modificarlo o descartarlo.

Haz algo diferente y experimenta

Prueba a relacionarte con tu problema. Me refiero a observar y analizar tu forma de actuar. Te descubrirás en muchas ocasiones atrapado en el mismo agujero generado por hacer siempre lo mismo. Por ejemplo, si tienes un problema y siempre te quejas, ¿Crees que solucionarás algo?, ¿No crees que existen varias alternativas como para enfocarte siempre en la misma?

Haciendo más de lo mismo, no esperes resultados distintos. Dale una vuelta, ¿No sería mejor optar por realizar algo diferente? Piénsalo… ¿O es que esperas que por quejarte de que las cosas no son como deberían la situación cambie por arte de magia? Cuando haces un bizcocho y se te quema, ¿Seguirás poniéndolo a la misma temperatura la próxima vez?

Si las estrategias que estás aplicando no te sirven, sal en busca de otras que sí lo hagan. ¡Haz algo diferente y comprueba lo que ocurre! No te engañes, en ocasiones hacer más de lo mismo no produce el cambio que deseamos, sino que convierte a lo que creíamos la solución, en el auténtico problema.

Por ejemplo, cuando no somos capaces de dormir y en vez de relajar nuestra atención la concentramos en gritarle al sueño para que venga, estamos haciendo todo lo contrario a lo que es recomendable: relajar y distraer a nuestra mente con estímulos que no activen a nuestro sistema nervioso simpático.

Así, si aplicamos esta solución una

y otra vez, conseguiremos espantar

al sueño para el resto de la noche:

justo todo lo contrario a lo que pretendíamos lograr.

Esto también sucede cuando anticipamos un estado de ansiedad. Justo aquellas medidas que ponemos en marcha para evitarla hacen que ésta vaya apareciendo poco a poco, ya que nos mostramos más pendientes de nuestras reacciones fisiológicas.

Incluso en las relaciones de pareja, es más común de lo que creemos: ella quiere saber la opinión de su pareja, pero no se lo pregunta porque pretende que sea un acto que salga de él y este no se lo dice porque cree que ella se molesta… Ambos creen adoptar la reacción más apropiada ante lo sucedido y lo único que hacen es aumentar el grado de tensión, mientras van construyendo un problema de

mayor calibre.

Relaciónate de otra forma con tu problema

Ya lo hemos dicho, hacer más de lo mismo, no nos lleva a resultados distintos… Abre otras puertas, conoce otras posibilidades y otros puntos

de vista, sé más consciente, arriésgate, familiarízate con las sensaciones que experimentas.

Como diría Von Foerster, “si quieres ver, aprende a actuar”. Si esperas algo diferente, haz algo diferente y comprueba lo que ocurre. Solo tú eres

el motor de tu experiencia, el amo

de tu destino y el capitán de tu alma.

jueves, 2 de junio de 2016

Revierte el mandato de la infelicidad

Que nos rasquen la espalda; recibir un abrazo de la persona amada; ayudar a quien lo necesita; transmitir conocimientos sin esperar nada a cambio; un café y unas tostadas con aceite de oliva por la mañana; que te sorprendan con un beso, de los de verdad; una siesta compartida en vacaciones; escuchar una canción que te hipnotice; bailar y cantar a solas, porque sí; hacer deporte; soñar despierto y dormido, y recordarlo; caminar descalzo sobre la hierba; investigar, descubrir; dejarse llevar en el sexo y reírse de “no es por vicio este fornicio, sino por dar un hijo a tu beneficio”; ser consciente de la buena salud; unas risas con los amigos; dormir ocho horas.

¿Qué tiene todo esto en común? Son actos que activan el circuito de recompensas del cerebro, en especial, los centros del placer. Este sistema cerebral, fruto de la evolución, ha sido diseñado para que encontremos satisfacción en funciones básicas, como la comida, la bebida y el sexo. Ya saben: la supervivencia y la propagación de la especie. A continuación, intentamos despejar la ecuación que lleva a la consecución de estos momentos de placer, que, encuadrados en un fin, conducen a la ansiada felicidad.

Al levantarse, dispone de un bono premium con 1.440 minutos. Usted decide en qué invertirlos, a sabiendas de que no se puede ahorrar ni prestar, y que vuelve a cero cuando acaba la jornada. Esto es de Perogrullo, pero es que se nos olvida: cada día vencido estamos más cerca del final. Los investigadores Ran Kivetz y Anat Keinan estudiaron en Journal of Consumer Research las quejas de algunos universitarios con respecto a sus recientes vacaciones, y tomaron nota de los ya licenciados, que recordaban nostálgicos las mismas vacaciones invernales de cuarenta años atrás. Fue curioso: los estudiantes actuales se arrepentían de no haber aprovechado el tiempo estudiando; mientras que los exalumnos lamentaban no haberse divertido más.

Fuente de beneficios

Ver una comedia durante veinte minutos reduce los niveles de estrés del mismo modo que salir a correr, según un estudio de Journal of Leisure Research. Y una hora riéndose con un vídeo divertido basta para incrementar el número de anticuerpos en el torrente sanguíneo, repercutiendo en una mejor salud, según documentaron en 2001 investigadores de Universidad de Loma Linda (California, EE UU) en Alternative Therapies in Health and Medicine.

Comer también suma. Además de deleitarnos con sabores, colores y aromas, poner atención al gozo que nos producen los alimentos ayuda a ingerirlos despacio, a valorarlos. Abuso y alegría no tienen nada que ver. Pero hágalo bien: está probado que las personas obesas disfrutan menos comiendo. Un estudio de mujeres con sobrepeso escaneó sus cerebros mientras tomaban batidos de leche, al inicio y al final de un período de seis meses. En comparación con las que no aumentaron de peso durante ese periodo, las que engordaron mostraban menos actividad en las regiones cerebrales relacionadas con la recompensa, el placer y la dopamina.

Un cerebro traicionero

Nuestra masa gris no ha evolucionado para hacernos sentir bien, ni para contar chistes o escribir poemas de amor. Se transformó para ayudarnos a sobrevivir en un mundo lleno de peligros. La prioridad del hombre primitivo era evitar aquello que pudiera dañarle; a más prevención, más viviría y más hijos tendría. En la actualidad, tras más de cien mil años de evolución, la mente moderna sigue estando en modo alerta, pero esta vez evaluando y juzgando obsesiva e ineficazmente el pasado y el futuro. Pareciera que estamos destinados, casi sin remedio, a sufrir psicológicamente: nos comparamos con los demás, criticamos, juzgamos, proyectamos, estamos insatisfechos, imaginamos todo tipo de situaciones espantosas. Tendemos a dejarnos llevar por una programación innata que se inclina más fácilmente hacia la infelicidad que hacia la felicidad.

Pero, ¿hay margen para maniobrar y vencer al lado oscuro de la fuerza? Por supuesto, y mucho. Según Review of General Psychology, aproximadamente el 50% de nuestra sensación de felicidad queda determinada por los genes; un 10% se debe a circunstancias generales, como tener pareja, trabajo o buenos ingresos; y el 40% restante tiene que ver con nuestros hábitos diarios, cómo vemos la vida y qué pensamos sobre nosotros mismos y sobre los demás. Conclusión: una buena tajada depende solo de nosotros. /



EL IMPACTO DE LO NEGATIVO

El catedrático de Psicología de la Universidad Estatal de Florida, Roy F. Baumestier, junto a varios colaboradores, publicó, en 2001, el estudio Bad Is Stronger Than Good en Review of General Psychology, donde aseveraba que los sucesos negativos causan más impacto que los positivos en la mente. Es decir, nuestro coco tiene tendencia a destacar lo malo, suele atascarse fácilmente en el miedo y la desconfianza, y no da prioridad a la alegría. Para contrarrestar esta tendencia necesitamos entrenarnos deliberadamente. Percibir una realidad más equilibrada y encontrar más motivos que nos hagan sentir bien es un esfuerzo. Uno de los ejercicios que proponen los psicólogos es intentar detectar al final del día diez cosas buenas. No vaya a los grandes acontecimientos, porque no los va a encontrar; tan solo siga los consejos de Joan Manuel Serrat y quédese con aquellas pequeñas cosas: la sonrisa de un desconocido, un chiste, un perfume nuevo.

Si se ha reconciliado con el hedonista que lleva dentro, espere a recoger los frutos. Sonja Lyubomirsky, profesora del departamento de Psicología de la Universidad de California, ha enumerado los beneficios que reporta dejarse mecer por el placer puro: a medio plazo, nos hace más sociables y altruistas, aumenta lo mucho que nos gustamos y lo mucho que nos gustan los demás y mejora la habilidad para resolver conflictos. Las personas felices no son más longevas, pero gozan de una vida más satisfactoria.



EL DINERO

¿Y nadie va a hablar del papel que juega el dinero en la obtención de estos fugaces momentos de dicha? Un apunte: gástelo bien. Según Journal of Personality and Social Psychology, romper la hucha para pagar un paseo en helicóptero aumenta más nuestra dicha que comprarse un televisor de pantalla plana. Vivir experiencias nos permite compartirlas con los demás y, lo mejor de todo, revivir el acontecimiento tantas veces como queramos, sintiéndonos tan bien o mejor que cuando realmente ocurrió. Describir y adornar un suceso divertido, narrar la cita que tuvimos anoche… ¿Se puede pedir más? Quizás un poco de chocolate tras una ducha caliente. Sí, es hora de que haga el placer una prioridad en su vida.

Etiqueta empresarial

CONSEJOS PARA CUIDAR LA NUESTRA IMAGEN EMPRESARIAL

Antiguamente, se asociaba la palabra etiqueta a la realeza, a los nobles, a las familias adineradas y con abolengo. Sin embargo, actualmente sabemos que la etiqueta forma parte de todas las esferas sociales como ser gubernamentales, diplomáticas, militares, empresariales, religiosas, deportivas, etc.

Con el pasar del tiempo se ha comprobado que la etiqueta ha traspasado las barreras sociales y hoy en día se la practica en la casa, con los vecinos, en el trabajo con los colegas, en la calle, en el transporte público, el cine, el teatro, en los supermercados, en el gimnasio, en fin en todo lugar donde existan personas que deban relacionarse entre sí.

EN ESTA OPORTUNIDAD DEDICAREMOS UNAS LÍNEAS A LA ETIQUETA EMPRESARIAL

En toda empresa trabajan muchos empleadores y empleados que deben convivir día a día en una rutina que muchas veces se transforma en amistad, procurando siempre que se practique el respeto, la tolerancia y, por supuesto, la “ética profesional” que forma parte de la “etiqueta”.

La apariencia personal es muy importante por aquello que se dice “…como lo veo lo trato…”, en todo momento tanto los ejecutivos como los empleados -damas y caballeros- deben lucir impecables muy formales, sobrios y discretos. Esto significa que los caballeros deben mantener una línea de conducta ejemplar poniendo de manifiesto su educación además de lucir trajes impecables. En el caso de las damas, mostrar una exquisita educación pondrá de manifiesto su discreción al vestir sin exagerar en la altura de sus vestidos y los provocativos escotes, evitando así maliciosas miradas masculinas y tropezando con desagradables faltas de respeto. Asimismo, no se debe olvidar que una primera impresión puede ser decisiva cuando se conocen dos ejecutivos.

Por otra parte, jamás se debe confundir la amistad con el deber. Como todo en la vida, cada cosa tiene su lugar y en el trabajo no es la excepción, nuestro primer deber es saber respetar y mantener distancias, los jefes tienen su lugar y los subalternos el suyo, ambos son importantes y necesarios más no insustituibles.

Es importante que tanto las damas como los caballeros que se desempeñan como ejecutivos sepan cómo lidiar en momentos desagradables, mostrando en todo momento buen humor y optimismo.

Trabajar en equipo es una cualidad cada vez más lejana, la competitividad profesional impide una relación desinteresada y confiable. Esto puede ocurrir si los ejecutivos no valoran a sus subalternos de manera independiente, por ello es bueno estimular y mostrar su satisfacción por el buen desempeño de los empleados.

No existe nada peor en una empresa, que trabajadores que pretendan obtener ventaja a su favor de todo cuanto tiene la empresa, como ser el abuso del teléfono, la fotocopiadora, la computadora, el internet, el material de escritorio etc.

Es necesario mostrar conocimientos sobre etiqueta durante las reuniones, almuerzos, cenas de negocios u otros eventos. Atender correctamente a los anfitriones o a los invitados, además de un vasto conocimiento empresarial que aseguren mayores posibilidades de éxito

Todo ejecutivo debe contar con tarjetas de visitas, pero debe ser selectivo al momento de entregarlas, ya que ellas contienen información personal. No es bien visto intercambiar tarjetas durante un almuerzo o cena aunque sean de negocio. Es mejor esperar que la otra persona sea quien primero le entregue.

No se debe olvidar que las jerarquías existen y deben ser respetadas. No se debe confundir el respeto a la autoridad con su amistad, menos aún durante reuniones empresariales y en presencia de otros ejecutivos.

Se debe prestar oídos sordos a los comentarios o chismes de pasillos y de ser posible amonestar a quien los propicie y los difunda. Es perjudicial para la imagen de una empresa permitir actos tan bajos.

Tener siempre presente que hay vida fuera del trabajo, llevar los problemas laborales fuera de la empresa solo contribuirá a provocarle estrés y posiblemente deteriorar la relación familiar.

Las penas se van bailando

Dicen que las penas se van bailando, porque danzar no sólo libera tensiones, sino que además despeja la mente y llena el cuerpo de energía. Los entrenadores aseguran que es un excelente ejercicio porque tonifica los músculos, reduce el colesterol, quema calorías, mejora el sistema respiratorio y, por si fuera poco, libera el estrés. Además, según estudios neurocientíficos, los beneficios que aporta practicar algún tipo de baile son múltiples: estimula áreas del cerebro que regulan la memoria, libera endorfinas, lo que provoca una sensación de bienestar y buen humor; y trabaja la coordinación del cuerpo. Por eso muchos terapeutas recomiendan practicar un ritmo a cualquier edad y en algunos hospitales de nuestro país se brindan talleres de danzaterapia para adolescentes y adultos.

Investigaciones sobre gerontología arrojaron que tener la rutina de bailar rebaja la posibilidad de sufrir demencia senil porque aumenta la capacidad intelectual y reduce el riesgo de deterioro de la función cognitiva en la vida adulta, ya que al seguir una coreografía se le exige al cerebro que recuerde pasos y secuencias, lo que estimula el poder mental y mejora la memoria.

Pero no sólo interviene la memoria a corto y largo plazo, necesarias para recordar la secuencia de movimientos, sino que se requiere también percepción visual y auditiva, coordinación motriz, equilibrio, comunicación y empatía para predecir los movimientos de la pareja o del grupo. Como ejercicio aeróbico ayuda al fortalecimiento cardiovascular y en los niños favorece la concentración, la atención, la memoria,trabajar y pensar más rápido, y formar nuevas interconexiones neurales.

Todas las personas pueden bailar, más allá de la edad y las condiciones físicas que posean. Se estima que un adulto de 75 kilos puede quemar aproximadamente 150 calorías practicando un baile en forma moderada durante 30 minutos.

Además es apto para todos los estados civiles, porque se puede hacer sola, con amigas o en pareja. Y si todavía no te animas, prueba con bailar un rato por la mañana en tu casa antes de comenzar el día.

¡SAL A LA PISTA!

Según la bailarina y profesora de baile de flamenco, Andrea Zotta, “este ritmo tiene un impacto muy positivo en la salud emocional. Se recomienda a personas que padecen depresión y soledad ya que este género es fuerza, ritmo, arte,seducción y no importa la edad para practicarlo”.

El tango, con su abrazo intenso, propone confiar y escuchar al otro, dejarse llevar por la pareja de baile, fluir con la improvisación. Además no sólo mejora la coordinación motora, sino que estimula la sociabilidad en las personas mayores. En algunas regiones de Estados Unidos aplicaron esta danza para mejorar la movilidad funcional en pacientes con Parkinson. Para aquellos que aman los ritmos más rápidos, el rock and roll es una buena gimnasia, ya que al practicar giros y saltos, se tonifican los músculos de las piernas y los brazos. Además, divierte, relaja, quita la ansiedad y la depresión. Las danzas regionales como el folklore estimulan la sociabilización mientras que los ritmos caribeños son ideales para liberar el estrés emocional, estimular la sensualidad y mejorar el humor además de trabajar la coordinación y el equilibrio. Los bailes de salón, por su lado, apuestan por la interrelación social y ayudan a vencer la timidez. Todas recordamos el filme ¿Bailamos? donde un hombre absorbido por la rutina (Richard Geere) mejora su relación de pareja y familia con la ayuda de su profesora de baile (Jennifer López). Es que danzar es una actividad neural por la cual las emociones se fusionan con el área motriz y la razón. “Danzar es sentir; sentir es sufrir; sufrir es amar. Usted ama, sufre y siente. ¡Usted danza!”, dijo Isadora Duncan.

10 BENEFICIOS EXCLUSIVOS DEL BAILE SEGÚN LA NEUROCIENCIA 1. Desarrolla la inteligencia. La música y la danza conducen a mayores habilidades intelectuales. Al trabajar con pasos y coreografías, el baile ejercita la memoria operativa (la capacidad de recordar) que usamos al calcular o planificar a corto plazo.

2. Aumenta la capacidad de improvisar. Cuando bailamos espontáneamente, nuestro cerebro toma decisiones rápidas para cada movimiento y lo hace sin responder a un patrón fijo, obligando al cerebro a “reinventarse” a cada paso.

3. Entrena la eficiencia. La facultad de planificar y controlar distintas tareas a la vez es otra bondad del baile, potenciando nuestra destreza multitasking.

4. Gestiona las emociones. Moverse al ritmo de la música es una vía para encauzar y expresar emociones, pero también para procesarlas y dirigirlas gracias al mismo mecanismo que usamos cuando repasamos mentalmente una canción o coreografía.

5. Potencia la empatía. Al bailar con otros, nuestras emociones están en sincronía y las experiencias emocionales se mimetizan.

6. Fortalece la autoestima. Buscar la propia expresión, a través del baile, reafirma nuestra autoestima y nos confiere seguridad.

7. Recupera el juego. Bailar es una actividad lúdica y por eso, hacerle un espacio es rescatar nuestra naturaleza más instintiva: recordemos que todos los animales juegan.

8. Mejora la plena conciencia. Al bailar, nos concentramos en el presente. No hay margen para la preocupación. Se ha demostrado que bailar puede ser tanto o más efectivo que meditar para mejorar nuestro sentido del aquí y ahora.

9. Previene la demencia. En un amplio estudio, el gerontólogo Joe Verghese concluyó que la principal actividad física que podría prever contra la enfermedad de Alzheimer es el baile.

10. Promueve la unión social. La danza es un medio de comunicación que favorece la cohesión social al permitir que la gente se una imitándose, hablándose y formando grupos. Existen estudios que confirman que cantar y bailar grupalmente tiene ventajas evolutivas y mejora la expectativa de vida.

miércoles, 1 de junio de 2016

¿Por qué llorar hace bien y levanta el ánimo?



Llorar es algo tan común que rara vez nos planteamos cuáles son las razones científicas que lo explican o qué efectos tiene esto en la salud. Y los humanos son los únicos seres vivientes que lloran en respuesta a las emociones o al dolor.

Existen tres diferentes tipos de lágrimas y cada una cumple una función diferente: Basales, reflejas y psíquicas.

"La primera es la lágrima basal, y su función es esencialmente mantener lubricado y libre de polvo al ojo", le dice a la BBC el doctor Nick Knight, del West Middlesex hospital del Reino Unido.

"El segundo tipo es la refleja. Si, por ejemplo, algo te irrita, como cuando cortas una cebolla o si el ojo entra en contacto con gases lacrimógenos". Este tipo de lágrima tiene por objetivo limpiar al ojo de partículas extrañas o sustancias irritantes.

El tercer tipo, según el doctor Knight, "es la lágrima producto del sollozo, que es resultado de un amplio espectro de emociones, y es la más importante. Puedes llorar por un dolor intenso, por tristeza, felicidad... Se le llama lágrima psíquica y es la que genera más interés entre los científicos".

Sin embargo, la lágrima psíquica continúa siendo un misterio, según el investigador de la unidad de ciencia de la BBC Adam Rutherford. "Es un tema que no ha sido muy investigado. No se sabe por qué lloramos en respuesta al dolor físico o a un trauma emocional o incluso en momentos de felicidad. Pero ya que somos seres sociales, puede ser una forma de manifestarle a los demás nuestro estado mental y buscar consuelo", explica.

Hay evidencias de que dar una buena llorada tiene efectos positivos en la salud mental.

En 2015, el psicólogo holandés Ad Vingerhoets, de la universidad de Tilburg, en Holanda, le pidió a un grupo de voluntarios que llenaran formularios explicando cómo se sentían antes de mirar dos películas muy emotivas. Posteriormente llenaron el mismo formulario inmediatamente después de mirar el filme, 20 minutos después y dos horas después.

Los resultados fueron muy claros. Quienes no lloraron, no reportaron ningún cambio en su estado psíquico. Los que sí lloraron, señalaron que su estado de ánimo había mejorado significativamente.

En otras palabras, llorar había tenido un efecto catártico. Ese es otro ejemplo de cómo la gente se siente mejor después de una buena llorada.

Los estudios señalan que sollozar tiene efectos inmediatos en el cuerpo. "Todo nuestro cuerpo siente el efecto, los latidos del corazón se aceleran, las venas y arterias se dilatan, el cuerpo suda más y el ritmo respiratorio se desacelera", señala Adam Rutherford.

Todo esto ocurre porque el sistema nervioso simpático, el mismo que nos prepara para la acción o que responde ante una amenaza, se activa en respuesta al estímulo.

Las investigaciones señalan que hay razones culturales que también determinan cuánto lloramos. Las mujeres lloran 5,3 veces en promedio por mes y los hombres 1,3 veces por mes.

¿Qué dice de tu personalidad tu forma de caminar?

Si vieras a un hombre entrar a un bar con el estilo del actor John Wayne, es muy probable que lo describieras como seguro y rudo.

O a lo mejor, pensarías que se trata de una imitación acartonada y cómica de un vaquero.

En cualquier caso, seguro que al verlo sacarías unas conclusiones inmediatas sobre su personalidad, basándote tan solo en su manera de caminar.

Durante décadas los psicólogos han estudiado nuestras reacciones en este tipo de situaciones.

Pero, ¿realmente son acertadas?

¿Qué características de la personalidad podemos deducir de la forma de andar de una persona?
Primeras investigaciones

Una de las primeras investigaciones científicas sobre la relación entre el caminar y la personalidad fue publicada en 1935 por el psicólogo Werner Wolff.

En su estudio filmó a cinco hombres y tres mujeres sin que lo supieran, mientras realizaban una prueba de lanzar aros. Los sujetos vestían overoles de trabajo, que impedían que se vieran características adicionales sobre sus respectivas personalidades.

Luego, los participantes en la investigación tuvieron la oportunidad de ver las grabaciones, que habían sido previamente editadas para ocultar sus cabezas, y se les pidió que hicieran interpretaciones de la personalidad de cada uno de ellos de acuerdo a la manera en la que se movían.

Wolff encontró que los participantes sacaron conclusiones sobre los demás basándose en la manera en la que caminaban, y que muchas veces coincidían entre sí.

Por ejemplo, la descripción dada por los participantes sobre el individuo identificado con el número 45, incluía las siguientes frases:

"Pretencioso".

"Alguien que busca atraer atención a cualquier precio".

"Deliberadamente vanidoso, desesperado por ser admirado".

"Internamente inseguro, aunque intenta aparentar seguridad ante los demás".

"Aburrido, de alguna forma servil, inseguro".

Fue asombroso cómo los participantes formaron esos juicios sobre cada individuo.

Sin embargo, el estudio tenía fallas, como el hecho de que algunos de los participantes se conocían entre sí, aunque era difícil identificar a cada quien en los videos.

Los experimentos modernos son más sofisticados, y la tecnología permite transformar el caminar de una persona en un punto de luz en un fondo negro, o puntos blancos que demuestren la movilidad de cada parte del cuerpo humano.

De esta manera quedan fuera otros elementos y nos podemos concentrar en lo que nos dice el movimiento al caminar.

Oscilar o balancear

En los años 80,psicólogos estadounidenses determinaron dos grandes formas de caminar, a través de experimentos con sensores de luz conectados al cuerpo de los individuos: un modo más juvenil y uno más viejo.

El primero implica un ritmo más dinámico, más vaivén de las caderas, movimiento de brazos más acentuado y los pasos más rápidos; mientras que el segundo es rígido y lento, con el cuerpo más inclinado hacia adelante.

La evidencia demuestra que aun cuando nuestras percepciones funcionan bien con los rostros, solemos equivocarnos al interpretar el caminar"

Por otra parte, los observadores asumieron que las personas que caminaban con un estilo juvenil, eran más felices y más potentes.

Este fue el caso incluso cuando la edad se hizo más aparente al descubrírseles la cara y el cuerpo de los participantes en los experimentos.

No es lo que parece

Para profundizar en la veracidad de estas observaciones basadas en el caminar, un estudio realizado por investigadores británicos y suizos publicado hace unos años, planteó la comparación entre la descripción que hacen las personas sobre sí mismas, con la que se formaban otros individuos basándose en los sensores de luz cuando los sujetos se movían.

Los resultados coincidieron con estudios anteriores sobre los dos grandes estilos de caminar, aunque los describieron de manera un poco distinta:

§El primer estilo es másextrovertido, despreocupado, cálido, confiable, y con un cierto toque aventurero, de acuerdo con los observadores.

§El segundo fue percibido comolento, relajado, que transmite estabilidad emocional.

Pero lo más importante de la investigación es que evidenció que los juicios de los observadores estaban equivocados:estos dos estilos diferentes para caminar realmente guardaban relación con los rasgos mencionados por las personas cuando describieron su propia personalidad.

El mensaje central de estas investigaciones es que tratamos la manera de andar de una persona como si fuese su cara, estilo de vestir o su acento al hablar.

La evidencia demuestra que aun cuando nuestras percepciones funcionan bien con los rostros, solemos equivocarnos al interpretar el caminar.

Un toque siniestro

Más allá de lo seguros o inseguros que parecemos al caminar, hay un elemento más inquietante en lo que proyectamos: el hecho deser percibidos como vulnerables.

Algunos de los primeros hallazgos en estos estudios mostraron quelos hombres y las mujeres con unas zancadas más cortas, y con un balanceo más reducido y lento de los brazos a pie, tienden a ser vistos como más vulnerables(nótese la similitud con el estilo de caminar de más edad encontrada en la investigación de la personalidad).

Un estudio japonés bastante inquietante, publicado en 2006, agregó más elementos sobre este punto.

El experimento pedía a un grupo de hombres decir qué tan probable era que charlaran con intenciones de seducir o inapropiadamente tocar a diferentes muchachas jóvenes, vistas en una pantalla a través de los sensores de luz y movimiento.

En base al caminar de las mujeres, los hombres decían sentirse más propensos a hacer avances indeseados hacia las mujeres con rasgos de personalidad más vulnerables, tales como ser más introvertidas y emocionalmente inestable.

Esta característica adquiere un rasgo escalofriante si se tiene en cuenta que otras investigaciones demuestran quesujetos que se encuentran en prisión, con amplios registros por conductas psicópatas, son particularmente precisos al detectar a personas que han sido atacadas en el pasado, solo con ver un video de ellas caminando.

Esto concuerda con evidencia aportada en casos dramáticos como los del asesino en serie Ted Bundy, quien dijo que podía "identificar a una víctima por la forma como caminaba por la calle".

Cuidado con imitar

Estas investigaciones traen a colación otro tema de estudio: ¿podemos adaptar nuestra forma de movernos, para cambiar la percepción que proyectamos a los demás?

Algunos estudios sugieren que puedes aprender a caminar de cierta forma que transmitas un mensaje de invulnerabilidad:pasos rápidos, largas zancadas y fuertes movimientos de los brazos.

Esto ha sido una recomendación para las mujeres en ambientes menos seguros.

No obstante, los psicólogos que han estudiado los perfiles de personalidad asociados con estos estilos de andar, dicen que no hay claridad sobre la posibilidad de aprender aspectos específicos del caminar.

De modo que lo más recomendable es no empeñarse con mucha intensidad en aparentar ser otro, porque lo más probable es que termines siendo una imitación cómica de John Wayne.