lunes, 4 de abril de 2016

Tres males que produce la impaciencia

Todos nos hemos sentido impacientes alguna vez.

Tal vez mientras esperamos un autobús que llegaba con retraso, o cuando un bebé no dejaba de llorar (y nada lograba traquilizarlo), o quizás aquel día que esperamos durante lo que pareció una eternidad en la fila del supermercado.

Lo cierto es que aprender a esperar no siempre resulta fácil. Pero hacerlo es importante, incluso para la salud.

Cuando nos impacientamos, sentimos frustración y aumentan los niveles de estrés y adrenalina.

Según un reporte de la BBC Mundo existen otros peligros vinculados a la falta de paciencia que, al menos a primera vista, no resultan tan evidentes.

1. Obesidad

Expertos han señalado que las personas impacientes tienen más probabilidades de ser obesas que aquellas que saben esperar, pues suelen alimentarse peor y consumir mayores cantidades de comida rápida, sobre todo cuando tienen fácil acceso a ella.

Según los economistas Charles Courtemanche, Garth Heutel y Patrick McAlvanah, que publicaron un estudio ("Impaciencia, incentivos y obesidad") en 2015 en el Economic Journal (EJ), el fácil acceso a alimentos poco saludables es una de las causas principales, que afecta especialmente a quienes tienen un carácter impaciente.

"Quienes son más impacientes se ven más afectados por la disponibilidad a corto plazo de alimentos asequibles, lo cual supone un aumento de la obesidad en esta parte de la población", indica la investigación.

2. Hipertensión

La Asociación Médica Estadounidense (JAMA, por sus siglas en inglés) incluye la impaciencia como un factor de riesgo de la hipertensión, incluso entre adultos jóvenes.

Un estudio, llevado a cabo por especialistas de la Escuela Feinberg de Medicina de la Universidad Northwestern de Chicago, reflejó que el tipo de personalidad A (aquel que corresponde a personas impacientes y hostiles) tiene un 84% más de riesgo de sufrir hipertensión, en comparación con quienes tienen un carácter más calmado, después de analizar más de 3.300 casos a lo largo de 15 años.

3. Envejecimiento

Por último, un estudio de la Universidad Nacional de Singapur y de las universidades norteamericanas de Berkeley y Pensilvania, recientemente publicado en Proceeding of the National Academy of Science, reveló que ser impaciente también puede acelerar el envejecimiento.

Y es que los telómeros (extremos de los cromosomas del ADN) son más cortos en las personas impacientes.

Estas estructuras, que protegen al ADN de su degradación, están asociadas a la longevidad, y los científicos creen que cuanto más rápido desaparecen, antes envejecemos.

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