S UN TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD | SE CARACTERIZA POR LA CREENCIA DE NO VALER LO SUFICIENTE Y DE BUSCAR SEGURIDAD EN LOS OTROS Y EN FACTORES EXTERNOS.
La Organización Mundial de la Salud, en 1980, definió la dependencia como “la restricción o ausencia de la capacidad de realizar alguna actividad en la forma o dentro del margen que se considera normal”.
En 1998 el Consejo de Europa describió la dependencia como el estado en que se encuentran ciertas personas que “por razones ligadas a la falta o la pérdida de capacidad física, psíquica o intelectual, tienen necesidad de asistencia o ayudas importantes para realizar las actividades de la vida diaria”.
CAUSAS
“La dependencia es un fenómeno que se encuentra relacionado con la historia personal del individuo. Es por ello que las primeras experiencias relacionales afectivas de la persona dependiente pudieran ser carentes de apoyo, frustrantes, insatisfactorias, frías o distantes. Es decir, nos encontraríamos ante seres que no se han sentido adecuadamente queridos, apoyados y valorados por su entorno o por las personas para ellos significativas”, dice Pilar Gamboa Afcha, psicóloga y Master en PNL y neuropsicología Clínica.
Estas primeras experiencias tempranas de la persona contribuyen a establecer, en la edad adulta, unas formas confluentes de relación, determinando al mismo tiempo una búsqueda desesperada de las necesidades emocionales insatisfechas, en el otro, al que tienden a idealizar. La necesidad emocional está basada en un anhelo irresistible de ser querido, escuchado, apoyado o atendido y que se le proporcione al individuo el ansiado afecto, explica Gamboa.
Debido a esta confluencia o simbiósis establecida en las relaciones, queda excluida la posibilidad de experimentar la afectividad como un intercambio igualitario y recíproco, convirtiéndose en una sumisión (salvador-salvado, cuidador-cuidado, controlador-controlado) con el fin de evitar el miedo al abandono y a la soledad que siente la persona dependiente. Este es el miedo que induce, en las relaciones en las que se sufre violencia de género, a permanecer la víctima secuestrada en las mismas por su incapacidad para abandonar la relación tóxica.
Los esquemas de relación adquiridos se perpetúan o alimentan a sí mismos y se mantienen por las respuestas o reacciones complementarias de las personas con las que interactúan.
TRASTORNOS DE LA DEPENDENCIA EMOCIONAL
Los trastornos de la dependencia emocional son numerosos y generan mucho sufrimiento en quienes lo padecen. Entre los trastornos más frecuentes de la dependencia emocional se encuentran los siguientes:
• Baja autoestima
• Miedo a la soledad
• Miedo a ser uno mismo
• Miedo a la libertad
• Sumisión en sus relaciones
• Aceptación del abuso y el maltrato como algo normal
• Adicción a parejas
• Dificultad en la toma de decisiones
• Angustia
• Ira
• Depresión
• Culpa
• Necesidad excesiva de aprobación
• Incapacidad para tomar las riendas de su vida
• Negación de la realidad
• Complejos
• Sentimiento de insatisfacción permanente
“No es fácil ser feliz cuando se presentan estos síntomas, sobre todo porque incapacitan a la persona a crearse vínculos sanos y significativos con otras personas. Es frecuente que las personas que padecen dependencia emocional recreen una y otra vez “guiones” en los que representar el mismo papel, el papel de víctima, el papel de sufridor, guiones en los que eligen como pareja una persona que les haga sufrir o que no pueda corresponder su amor. Es lo que Freud denomina “coacción a repetir”, un camino perverso de traición hacia uno mismo”, explica.
CÓMO VENCERLA
Es fundamental cuidar la autoestima y cuestionar las creencias irracionales y actitudes erróneas que pueden estar generando el problema.
Es importante tomar en cuenta:
• En toda relación interpersonal es fundamental definir y respetar el lugar que ocupa cada uno.
• Para el dependiente no es suficiente sentirse amado: tiene que sentirse también necesitado.
• La razón subyacente no es la posesión o el dominio, sino la excesiva necesidad afectiva.
• Las actitudes dependientes de carácter patológico conllevan un malestar para la persona que sufre esta problemática y para quienes le rodean.
• En caso de necesitar ayuda, consulte con un profesional.
“No debemos olvidar que nuestra felicidad no depende de otra persona sino de nosotros mismos. A las mujeres se las ha educado para ser dependientes y a tener miedo de su propia independencia. Para paliar este miedo muchas se meten en un papel de “madre protectora” en sus relaciones, con la esperanza de que, al ser necesitadas por alguien, ese alguien les proporcionará seguridad”, asegura Gamboa.
SIGNOS DE LA DEPENDENCIA EMOCIONAL
1. Prioridad de la pareja sobre cualquier otra cosa. El dependiente emocional pone su relación por encima de cualquier ámbito, su vida en función de la del compañero, y deja de lado la rutina que mantenía antes de conocerlo.
2. Deseo de acceso constante. Necesidad de estar en contacto permanente y excesivo con la persona amada, de hacerlo todo juntos. Se niegan los espacios individuales y no se fomenta la individualidad del otro ni la propia.
3. Idealización. Se refiere a la acción de sobredimensionar las cualidades y aptitudes de la pareja sin un ápice de objetividad o racionalidad. En un grado más alto, está la distorsión, es decir, magnificar y trastocar todo lo relacionado con los méritos y capacidades de la persona amada hasta hacer de él algo parecido a un Dios.
4. Sumisión. La consecuencia lógica de priorizar e idealizar a la pareja se traduce en una subordinación en el trato hacia ella. Se ponen por delante sus prioridades y necesidades a las propias.
5. Pánico ante el abandono. En este caso, no se aplica la frase “más vale solo que mal acompañado”. Sin importar lo tóxica que pueda llegar a ser la relación, lo desestabilizante y enfermiza, el dependiente emocional es incapaz de pensar en romper con su pareja.
6. Síndrome de abstinencia tras la ruptura. El golpe psicológico cuando esto sucede es tan devastador que el dependiente sufre de ansiedad, de falta de concentración y en una tristeza demoledora. Prevalece el deseo de retomar la relación a toda costa y de contactar con la otra persona a como dé lugar para no tener esas sensaciones negativas.
7. Baja autoestima. La norma es que los dependientes sueles ser personas que no se tienen demasiada estima sobre sí mismos, por lo que tratan de suplir esa falta de autoestima con el amor de la pareja.
8. Miedo a la soledad. La soledad les provoca incomodidad, malestar e incluso ansiedad, y la idea más o menos intensa de que no son importantes para nadie, de que nadie les quiere y están abandonados.
9. Necesidad de agradar. Hay una necesidad extrema de tener la aprobación de los demás, en general, y de la pareja en particular. Los demás los describen como buenas personas que intentan favorecer siempre y que se desviven por ayudar. Su valor depende del que les avala la pareja, no del que se dan ellos mismos.
TRATAMIENTO
“La dependencia emocional tiene las mismas características que cualquier otra adicción, como las que pueda tener la dependencia a substancias psicotrópicas. Se comienza con un enorme placer en la compañía del otro, que, enseguida crea tolerancia, lo que provoca que cada vez se pueda estar menos tiempo sin la otra persona y síndrome de abstinencia, que puede ser desgarrador cuando sigue al abandono definitivo de la pareja o al alejamiento forzado de la misma. La mayoría de los dependientes que acuden a consulta lo hacen en la fase de pánico inmediatamente anterior a ser abandonados o cuando el abandono ya ha sido consumado. Es importante buscar ayuda profesional”, asegura Pilar Gamboa.
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lunes, 12 de septiembre de 2016
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