Pese a protagonizar una de las sagas más taquilleras de la historia del cine, Emma Watson aseguró que cuando actuaba se sentía como “una impostora”. Lo mismo les ocurrió a las también actrices Tina Fey, Kate Winslet y Renée Zellweger. Sheryl Sandberg, directora operativa de Facebook ha declarado :“Aún hay días en los que me levanto sintiéndome un fraude, sin estar segura de si debería estar donde estoy”. ¿Qué lleva a todas esas mujeres, famosas por su talento y su esfuerzo, a sentir que SU éxito no les pertenece?
Por extraño que pueda parecer, este trastorno es más habitual de lo que parece: siete de cada 10 personas lo han sufrido alguna vez en su vida, según la doctora Valerie Young, y afecta a todas las jerarquías, desde Juniors a CEOs.
“Millones de mujeres y hombres en todo mundo, desde exitosos directivos de empresas, hasta brillantes estudiantes o actrices, como Kate Winslet, están secretamente preocupados por no ser tan capaces como todos creen”, asegura Young.
Cuando la asesora profesional y autora del libro “Cómo superar el síndrome del impostor”, Aida Baida Gil, oyó hablar por primera vez del síndrome, no pudo sentirse más identificada.
“Tuve esa sensación durante toda mi carrera científica. Pensaba ¿qué hago yo aquí? Después me di cuenta de que le sucedía a mucha más gente, especialmente en profesiones en donde la competencia es muy alta”, contó la experta a BBC Mundo.
La asesora asegura que hay dos niveles: uno que desaparece con el tiempo y la experiencia —y que se manifiesta cuando nos sentimos inseguros ante un nuevo reto o puesto de trabajo— y otro más grave, que empeora con el tiempo.
“Asumes que tu éxito es cuestión de suerte y nunca lo achacas a tu inteligencia sino a factores externos o al hecho de que hayas tenido que trabajar muy duro para lograrlo”, explica.
Mas común entre mujeres
Se ha comprobado que hay más mujeres que hombres que se sienten impostoras, y eso es por la evolución de la mujer trabajadora y el auge de las mujeres que “llevan el pan a casa” (#breadwinnermoms).
Además, se ha demostrado que las mujeres tendemos a infravalorarnos. Young, autora del libro The Secret Thoughts of Successful Women explica que los niños crecen aprendiendo a alardear, mientras que las niñas crecemos apagando nuestras voces; que más allá de ser juzgadas por el físico, también nos ponemos listones imposibles en el plano intelectual.
Es una de los principales motivos por los que existe el Síndrome de la Tiara, y también una de las razones por las que a nosotras no nos asciendan igual que a nuestros homólogos masculinos, lo que perpetúa la existencia de la brecha de género salarial.
Como aseguraba la periodista del Telegraph Claire Cohen: “Una delgada línea separa la auto infravaloración de la autodestrucción”, así que ante esta desventaja cultural, sólo se puede apelar al tiempo y a la difícil –pero no imposible- tarea de creer en una misma.
¿Por qué me siento como una impostora?
El Síndrome del Impostor se da entre personas con falta de confianza, especialmente aquellas que son meticulosas, con altos niveles de perfeccionismo y capacidad autocrítica. La percepción de conceptos como “éxito”, “trabajo” y “competencia” es uno de los factores causantes del síndrome.
De acuerdo con Aida Baida, la doctora Young estableció cuatro posibles fuentes de origen del síndrome:
Dinámicas familiares durante la infancia. “Cuando tu hermano es ‘el inteligente’ y tu eres ‘la simpática’, o tienes presión para sacar buenas notas, padres muy exitosos o sientes que eres la oveja negra”, cuenta Aida.
Estereotipos sexuales. El síndrome del impostor, según la especialista, es “igual de frecuente en mujeres que en hombres”, aunque hasta hace poco se pensaba que ocurría principalmente en mujeres debido a los “mensajes de éxito y fracaso en la sociedad” y a la “presión ante ser madre y, al mismo tiempo, una profesional de éxito”.
Diferencias salariales. Aida trabaja principalmente con mujeres profesionales y asegura que “la realidad de la mujer en el mundo profesional” es también una causa de este síndrome.
Percepción de éxito, fracaso y competencia. “Las personas que sufren el síndrome son muy exigentes consigo mismas y tienen una lista de requisitos prácticamente imposibles de llevar a cabo”.
¿Cómo afecta a tu vida laboral?
Según Aida Baida, el “síndrome del impostor” puede tener repercusiones en la carrera profesional de quienes lo sufren.
Quienes sufren el síndrome temen que los demás puedan descubrir en cualquier momento que son “un fraude” y que no merecen su éxito.
“No corren riesgos ni se atreven a pedir un ascenso porque tienen miedo de no estar a la altura, así que trabajan por debajo de su potencial”, sostiene.
“También aumenta sus niveles de estrés y afecta a su productividad porque a menudo postergan tareas o bien trabajan demasiado duro para justificar que su éxito se debe al duro trabajo y no a su talento”.
Si te sientes reflejado en esa situación, lo mejor que puedes hacer, según la experta, es comenzar a dar las gracias la próxima vez te den un cumplido. “Sin dar excusas, sin justificarte. Simplemente dar las gracias”.
Lo más normal es que con el tiempo desaparezca tu sensación, pero, de no ser así, sería bueno que “investigues más sobre el tema, reconozcas las normas que te exiges a ti mismo y cambies los guiones internos cada vez que te enfrentes a una situación de estrés”.
Cómo solucionarlo
Estas son las siete claves que deberemos tener en cuenta si queremos que el “síndrome del impostor” no acabe perjudicando gravemente nuestra carrera:
1. Acepta que no eres ni debes ser perfecto, el «perfeccionismo» es un mal compañero de viaje. Valórate y quiérete; tú eres lo más importante.
2. Acepta que puedes equivocarte y que quizás no conoces todas las respuestas a las preguntas, o que no sabes hacer ciertas cosas.
3. Atrévete a verbalizar lo que te ocurre a la gente de tu entorno y pídeles su opinión sobre ti y tus pensamientos.
4. Acepta los cumplidos y los elogios. No los pongas en tela de juicio. Disfrútalos, te los mereces.
5. Haz una lista de todas aquellas cualidades que tienes y de los logros que has ido cumpliendo en tu vida y prémiate por ello.
6. Agradece todos los días. Haz una lista de 5 cosas al día que van bien en tu vida y focalízate en lo positivo.
7. Rodéate de personas optimistas y que te infundan alegría y motivación.
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jueves, 25 de febrero de 2016
El Síndrome de la Impostora ¿Eres tu peor enemiga?
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