"¿Cómo ser feliz?” es lo que más buscaron los españoles en Google durante el año 2015, según los datos que ha dado a conocer la propia compañía estadounidense. ¿Querrá eso decir que somos un pueblo infeliz? Por el contrario. Precisamente los españoles solemos sentirnos bien, como explica la psicóloga Mila Cahue.Ella ha publicado recientemente «El cerebro feliz» (Ed. Planeta), un manual de instrucciones, muy práctico y con un lenguaje muy accesible, «para comprender cómo funcionamos, qué herramientas llevamos todos de serie en nuestro cerebro y sacar el máximo rendimiento de el l0».
Los españoles «tenemos cierta facilidad para disfrutar de la vida —afirma Cahue—, algo a lo que ayuda también el contexto: un clima privilegiado, hábitos de socialización extendidos, hábitos de vida más hacia el exterior y la calle que hacia el interior. Además, gozamos de un buen sentido del humor. Todo esto ayuda mucho a relativizar incluso en las situaciones más difíciles».
Muchos no estarán de acuerdo, pero sí se puede ser feliz, sólo hay que aprender cómo y establecer el hábito de convertirse en una persona positiva y satisfecha con su vida. «A ser feliz se aprende», afirma la psicóloga. «Hay muchas personas a las que a diario les ocurren pequeños y grandes eventos maravillosos que, por no ser capaces de valorarlos, no los interpretan ni asumen de manera que puedan proporcionales felicidad y satisfacción. Y por otro lado, hay gente que es consciente de todos aquellos detalles que hacen que su día a día merezca la pena y les permite cerrarlo con una sonrisa».
Lo primero que plantea Mila Cahue en ese camino hacia la felicidad es que una persona para ser feliz necesita conocerse bien, con el fin de saber cuáles son las experiencias que le llevan a ese clima de bienestar. Hay que preguntarse quiénes somos, qué podemos hacer por nosotros, a quiénes valoramos en nuestra vida... «La felicidad está vinculada a la calidad de las relaciones que somos capaces de crear en nuestra vida», apunta la psicóloga.
«La receta de la felicidad es personal, intransferible y absolutamente subjetiva»
Y hay que tener claro un principio: Nadie puede indicarnos cómo ser felices. «La receta de la felicidad es personal, intransferible y absolutamente subjetiva —afirma Cahue—. Nadie nos va a decir en qué consiste nuestra felicidad, eso es una tarea individual. Solo nos pueden indicar el camino y las herramientas».
Un de los consejos que aporta esta psicóloga es «no tomarse todo personalmente. Es importante aprender qué rol jugamos en cada uno de los contextos en los que nos encontramos. Ese fluir nos permite sentirnos cómodos y modular nuestras conductas, independientemente de lo que ocurra a nuestro alrededor. La capacidad para adaptarnos y aplicar lo que corresponde en cada momento. La gestión de las emociones es importantísima. Mucha gente que se dice infeliz es porque siente que su vida está fuera de su control: su mal humor, sus decisiones, las palabras o los actos que hace... y, sin embargo, es tan sólo una cuestión de aprender. Nuestros pensamientos y, como consecuencia, nuestras acciones tienen un copyright: nosotros mismos. Por lo tanto, está en nuestra mano aprender lo que haga falta para sentirnos capaces de diseñar una vida a nuestra medida».
Cuatro pautas básicas
1. Desarrolla tu paciencia. «Creo que es la clave de la sabiduría», explica Cahue. «Debemos recuperar la función de saber esperar plácidamente, permitiendo que todo siga su curso, hasta que sea precisa nuestra intervención». La paciencia evitará que las prisas nos jueguen una mala pasada, tomar decisiones precipitadamente, seguir un ritmo más adecuado para actuar...
2. Rodearse de personas y circunstancias positivas. «Es un asunto de absoluta trascendencia», considera Mila Cahue. Tener cerca a gente positiva o que nos hace sentir y vivir bien resulta muy beneficioso. Así «podemos tranquilamente olvidar a quien no nos quiere, pues, por fortuna, en este mundo hay sitio para todos», afirma.
3. Decorar la vida a tu gusto. Potencia la creatividad y el arte. Sea de gustos o preferencias por las letras y bellas artes, o por la ciencia, no hay excusa, según Cahue, para llevar a cabo una autoexploración personal, para crear soluciones diferentes a los problemas cotidianos, para sorprender a quienes queremos con bonitos detalles, para dar explicaciones a nuestros hijos sobre temas complejos y para relajarnos con ensoñaciones de evasión.
4. Ríete hasta de tu sombra. La risa es vital para la salud y la felicidad. «El sentido del humor, como cualquier otra conducta, se aprende, se practica y se enseña», indica Cahue, quien advierte de sus beneficios: «No hay mejor antídoto para la ira que una buena risa»; «es la mejor manera de establecer comunicación y vínculos»; reduce el estrés, fortalece la motivación individual y colectiva, estimula la toma de decisiones, favorece el aprendizaje... El juego es una de las formas para desarrollar el sentido del humor.
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