lunes, 17 de agosto de 2015

Cuando sabes lo que mereces atraes lo que necesitas

¿Qué es lo crees que te mereces al día de hoy? Puede que hayas pensado en un descanso. En permitirte que el tiempo discurra un poco más despacio para poder así, apreciar todo lo que te rodea. Disfrutar del “aquí y ahora”, sin estrés, sin ansiedad.

Es posible que hayas pensado también que “mereces alguien que te quiera”, o que te reconozcan un poco más. Sueles esforzarte mucho por los demás y no siempre ven todo aquello a lo que has llegado a renunciar.

Todos, en nuestro interior, sabemos qué es lo que merecemos. No obstante, el reconocerlo es algo que a veces nos cuesta porque pensamos que puede llegar a ser una actitud egoísta.

¿Cómo decir en voz alta cosas como “necesito que me quieran”, “merezco ser respetado/a”, “merezco tener libertad y tener las riendas de mi vida”? En realidad, basta con decírnoslo a nosotros mismos.

No debemos equivocarnos, porque priorizarnos un poco más no es una actitud egoísta. Es una necesidad vital, es poder crecer interiormente para ser felices.

LAS ACTITUDES LIMITANTES

Muchas personas suelen desarrollar a lo largo de su vida muchas actitudes limitantes. Son creencias en ocasiones inculcadas durante nuestra infancia, o incluso desarrolladas posteriormente en base a determinadas experiencias.

Son esos pensamientos expresados en frases como “no valgo para nada”, “yo no soy capaz de hacer eso, fracasaré”, “¿Para qué intentarlo si siempre me salen las cosas mal?”…

Una infancia complicada con unos progenitores que nunca nos dieron seguridad, o incluso relaciones afectivas basadas en la manipulación emocional, suelen limitarnos casi de un modo determinante. Nos volvemos frágiles por dentro y vamos poco a poco, deshilachando nuestra autoestima.

Si no somos conscientes de nuestras propias actitudes limitantes, nunca podremos derribar esos muros que nos impiden que las cosas lleguen, por ello, debemos identificarlos.

Es posible que experiencias negativas que no manejamos adecuadamente también hayan dejado muros mentales como una actitud derrotista o un pesimismo campante, que desde un inicio nos frena para empezar un proyecto o atrevernos a algo.

Reestructura tus creencias. Tú eres más que tus experiencias, no eres quien te hizo daño o quien alzó muros para privarte de tu libertad. Mereces avanzar, mereces leer en tu interior y reconocer tu valía, tu capacidad para ser “apto” en la vida y sobre todo, feliz…

UN ESLABÓN

Lo que merecemos y lo que necesitamos está tan unido como el eslabón de una cadena. Te pondremos un ejemplo: “Necesito a alguien que me quiera”. Es un deseo común. No obstante, empezaremos cambiando la palabra “necesito”, por “merezco”. Te mereces a alguien que sepa leer tus tristezas, alguien que atienda tus palabras, que sepa descifrar tus miedos y ser el eco de tus risas. ¿Por qué no?

Al cambiar la palabra necesidad por merecer, eliminamos ese vínculo de apego tóxico que en ocasiones, de-sarrollamos en nuestras relaciones afectivas.

Empieza por ti mismo/a. Sé tú la persona que quisieras tener a tu lado… La que merece caminar los pasos de tu vida. Al final, llegará alguien que se reflejará en ti. No obstante, empieza también con estas importantes dimensiones:

- Libérate de tus miedos.

- Disfruta de tu soledad, aprende a leer en tu interior, a empatizar más contigo a la vez que con los demás.

- Cultiva tu crecimiento personal, disfruta de tu presente, de lo que eres y de cómo eres.

- Aprende a ser feliz con humildad, desactivando el ego, madurando emocionalmente.

PRIORIZARSE NO ES EGOÍSTA

Muchas veces seguimos siendo prisioneros de esos pensamientos limitantes explicados al inicio. Hay quien encuentra su felicidad dándolo todo por los demás: cuidando, atendiendo, renunciando a ciertas cosas por los otros.

Es posible que nos educaran así. Ahora bien, siempre llega un momento en que hacemos balance y algo falla. Aparece el vacío, la frustración, el dolor emocional…

Como en todos los aspecto de la vida, debe existir armonía, la conjunción de tu espacio y mi espacio, de tus necesidades y nuestras necesidades. La vida en familia, en pareja o en cualquier contexto social, debe construirse mediante un adecuado equilibrio donde todos ganen y nadie pierda.

En el momento que hay pérdidas, dejamos de tener el control de nuestra vida, dejamos de ser protagonistas para convertirnos en actores secundarios.

Es muy posible que a medida que madures, intentarás cambiar en ti muchas de esas actitudes limitantes. Que te atrevieras a hacer lo que decían que nunca harías, que hayas avanzado con pasos seguros volviendo el rostro a heridas del pasado.

BASTA DE MARTIRIZACIÓN

La cultura de la automartirización ha calado profundamente en nuestras sociedades, se nos ha inculcado que el sufrimiento y el sacrificio son mejores, que la aceptación abierta de la propia valía puede ser mal vista, que pedir y exigir privilegios a los que tenemos derecho es un ejercicio de arrogancia... pero es momento de cuestionar esas creencias y permitirnos demandar felicidad.

Reflexiona durante un instante en estas breves ideas:

- Merezco un día de descanso, para mi mismo, en soledad. Esto me ofrecerá lo que necesito: pensar, liberarme del estrés y relativizar las cosas.

- Merezco ser feliz, tal vez sea el momento de “dejar ir” determinadas personas, o aspectos de mi vida. Ello me permitirá conseguir lo que necesito: una nueva oportunidad.

Todos merecemos dejar de ser cautivos del sufrimiento, de nuestras propias actitudes limitantes. Abre los ojos a tu interior, descifra tus necesidades, escucha tu voz. En el momento que te permitas lo que mereces, llegará lo que necesitas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario