Necesitamos el poder del perdón para obtener la paz que necesitamos en nuestra vida. Los seres humanos vivimos muchas circunstancias en la vida y nos vemos frecuentemente inmersos en dramas y emociones que alteran nuestra vida y nos afectan en muchas áreas.
Esas circunstancias nos producen dolor y frustraciones. A veces somos nosotros los que provocamos esos sentimientos a otras personas, con las que más nos exponemos a herir y ser heridos son aquellas que están más cerca de nosotros, comenzando con el cónyuge, los hijos y familiares.
Es imposible en esta vida no herir o ser herido, esta realidad nos alcanza a todos, unos más que otros; pero al fin todos sufrimos. Las ofensas son vectores venenosos que atacan a una persona y depositan en ella una cantidad de frustración, rechazo, rencor, dolor y venganza.
Si ese veneno no es sacado del sistema emocional de la persona herida; esa persona va a ser influenciada por esos sentimientos negativos que la van conducir a rebelarse y prepararse para una venganza o para una depresión severa.
Es evidente que todos los seres humanos ofendemos muchas veces y muchas de ellas inconscientemente; pero la instrucción de Dios es absolutamente mandatoria: debemos perdonar sí o sí. Dios no nos da ninguna otra opción.
La segunda instrucción es que debemos perdonar siempre, o sea que perdonar debe ser una actitud, un estilo de vida. Si la naturaleza humana tiene la debilidad de ofender muchas veces, necesitamos desarrollar una actitud perdonadora porque esta actitud es el reflejo de Jesucristo el hijo de Dios.
EL vino a enseñarnos a perdonar incondicionalmente y hasta la muerte. Por tanto necesitamos decidir imitarlo a Él para que nuestra vida se fortalezca y maduremos espiritualmente. No es fácil, pero es posible. Por eso la palabra de Dios nos dice: todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Fil: 4:13)
En el mundo actual podemos ver más que nunca en la historia de la humanidad una banda humana cada día más llena de rencores, odio, tristeza y depresión. Necesitamos el poder del perdón, la única manera de obtener ese nivel de perdón, es conectados a la fuente: Cristo Jesús, mediante una relación cercana a Él, buscando su presencia cada día, leyendo su palabra, asistiendo a la Iglesia y tomando la decisión de obedecerle incondicionalmente. Entonces vendrá a nosotros el poder del perdón y esa paz que tanto anhelamos.
Si necesitas el poder del perdón, comienza por pedirle perdón a Dios por haber guardado rencor y haber endurecido tu corazón. Hay cosas muy difíciles de perdonar, no obstante el mandato es incondicional, porque es la única forma de obtener la paz que necesitamos. Una vez que estamos libres del rencor, podremos lidiar con los problemas de una manera diferente, más edificante.
Toma la decisión hoy mismo de vivir una actitud perdonadora con tu pareja. No cuestiones más su naturaleza imperfecta. Toma la decisión de conectarte a Dios, perdonar a la manera de Dios y obtendrás la paz a la manera de Dios.
Si no logras perdonar, busca apoyo con un líder espiritual capacitado, pero no te quedes con el veneno porque es mortal y acabará con tu vida y la de las personas a tu alrededor. Para perdonar a la manera de Dios debes ir a hablar con cada una de las personas que te ofendió y expresarle tu dolor con el único propósito de perdonar y sanar.
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