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sábado, 6 de mayo de 2017
Perfeccionismo, no permitirse ningún error
El psicólogo Sergio García ha abordado el perfeccionismo. Asegura que las personas que tienen esta característica suelen ser “idealistas para sí mismas” ya que, piensan que “la perfección existe y quieren alcanzarla a toda costa”.
“No se permiten lo que ellos consideran que es un error y eso les genera mucho sufrimiento. Tienen una imagen de qué es la perfección y quieren alcanzarla cueste lo que cueste. Esto hace que mantengan una autoexigencia y neuroticismo muy alto, porque su único fin es la perfección”, explica el psicólogo.
Sufrimiento, no puede haber errores
El perfeccionismo es un rasgo que no te permite vivir tranquilamente porque no admite equivocaciones. Son sujetos que están en continua “autoobservación” y no canalizan su energía al mundo, sino a ellos mismos.
El experto comenta que cuando uno se observa mucho, ve peculiaridades en su carácter que no le gustan y comienza el sufrimiento. Además añade: siempre debemos proyectar la energía en los demás “para poder tener una buenas relaciones sociales y personales“.
“Ellos piensan de una manera un poco peculiar porque todos avanzamos a través del error y en ocasiones forma parte de nuestra evolución como personas. Pensar en el error como si fuese una cuestión a erradicar totalmente, es un no dejarse vivir en paz“, aclara Sergio García.
Perfeccionismo como obsesión
Cuando la obsesión y la perfección se unen, de una u otra manera, puede dar lugar a algún tipo de trastorno como por ejemplo: el trastorno obsesivo compulsivo o la anorexia; ya que un gran rasgo es que son muy perfeccionistas.
No es malo tener cierto criterio sobre nosotros mismos, pero si vemos que ese rasgo afecta a nuestra vida, deberíamos contactar con un terapeuta. El especialista recomienda no dejarse llevar “por la inercia de la obsesión ni tampoco de la perfección”.
Cómo evitar este comportamiento
Lo primero que hay que saber es que tenemos “un ideal” frente a lo que nos obsesiona o por lo que queremos ser perfectos.
“Tenemos una imagen, ya sea de un artista, de alguien cercano como nuestra madre, padre o hermano, pero lo tenemos como figura de adoración. Ante esto hay que quitarse el velo de los ojos y ver que esa persona, que pensamos perfecta, también tiene atributos que no son tan buenos”, desarrolla el psicólogo.
Tras esto, debemos de darnos cuenta que ese perfeccionamiento “no nos va a dejar llevar a cabo proyectos que nos van a satisfacer” y tampoco nos va a permitir “llegar donde queremos, sino todo lo contrario”.
“Cuando uno va a conseguir algo de una manera tan radical, está perdiendo muchas cosas por el camino y eso es lo que le podría enriquecer la vida y lo que le hace seguir subiendo escalones”, razona Sergio García.
Niños perfeccionistas, cómo prevenirlo
Cuando un niño es muy perfeccionista es muy probable que lo haya “mamado” en casa. Los padres, sin darse cuenta, les han exacerbado una norma o les han dicho frases como: “Tienes que ser el mejor en clase”, “Debes ser el mejor en educación física”, No tienes que perder nunca”.
“Cuando este mensaje cambia y te sientas con tu hijo y le dices cosas como: ‘Eres uno más y no pasa nada si pierdes’. ‘No tienes por qué ser el mejor‘. Eso tranquiliza al niño, deja de ser tan autoexigente, tan auto observador consigo mismo y puede comenzar a funcionar mejor”, argumenta el especialista.
También aconseja que frente a los exámenes les digamos cosas como: “Lo importante es que estudies, que te concentres y que luego salga como tenga que salir”. “Si suspendes, aprobarás en la siguiente”. Todo tiene que ver con relativizar un poco los logros del día a día y no ser demasiado exigentes.
10 PREMISAS PARA LIBERARTE DEL PERFECCIONISMO
Walter Riso, terapeuta cognitivo y doctor en Psicología, explica a EFEsalud que con su nuevo ensayo, “Maravillosamente imperfecto, escandalosamente feliz” (Ed. Planeta/Zenith), pretende alcanzar la “autoaceptación radical” y la “desobediencia emocional”, porque si nos deshacemos de mandatos irracionales, “podemos transformar nuestra vida sin perder nuestra esencia”.
El psicólogo italiano que actualmente vive en Barcelona ya es conocido por otros títulos como “Desapegarse sin anestesia”, “El derecho a decir no” o “¿Amar o depender?”, en los que planteaba como objetivo común crear estilos de vida saludables a través de la terapia cognitiva.
Este método, “es la punta de lanza de todas las terapias a nivel mundial”, con el que se estudia cómo se procesa la información, cómo se recupera en la memoria o cómo se solucionan los problemas.
Si te sientes identificado con alguna de las siguientes premisas que enumera Riso, probablemente te quites una gran carga de encima sabiendo que aunque seas “imperfecto, puedes ser escandalosamente feliz”.
1. Maltratarte porque no eres como “deberías ser” es acabar con tu potencial humano
En esta primera premisa, el psicólogo pretende que el lector vaya en contra de la cultura del sufrimiento. Para evitar “la autocrítica despiadada” que ha impuesto la sociedad hay que alcanzar un punto medio: “No te autocastigues, no te autoinsultes; trátate bien”.
2. No te compares con nadie: la principal referencia eres tú mismo
Cuando Riso estaba en secundaria su referente era John Lennon y cuando llegó a la universidad quería ser como el Che Guevara. Fruto de su experiencia personal y de lo aprendido en su trayectoria profesional ha llegado a la conclusión de que la comparación acaba corrompiendo las identidades. En la niñez y en la adolescencia es un buen método de aprendizaje pero después no. El mejor ejemplo para resumir esta premisa se puede concentrar en una cita que Riso toma prestada de una carta que Isaac Newton dirigió a Robert Hooke: “Si he visto más lejos, es porque estoy sentado sobre los hombros de gigantes”.
3. Las personas normales dudan y se contradicen: Las “creencias inamovibles” son un invento de las mentes rígidas
Walter Riso señala que todos tenemos derecho a dudar y a cambiar de opinión. Además, hace referencia a la duda que te hace avanzar (la curiosidad) y a la duda que te frena (el miedo a equivocarte).
4. Desinhibirse es salud: No hagas de la represión emocional una forma de vida
“El autocontrol excesivo es muy malo”. Según el autor, suele desembocar en una enfermedad denominada “alexitimia” que te impide leer y decodificar las emociones.
Normalmente suelen padecerla las personas tímidas e introvertidas que tienen miedo a salirse de las normas sociales. Para solucionar esto, Riso suele recomendar una serie de ejercicios contra la vergüenza.
5. La realización personal no está en ser el “mejor”, sino en disfrutar plenamente lo que haces
No hay que “ser el mejor”, sino que hay que “ser mejor para poder avanzar”, matiza el docente. Él propone una pasión armoniosa que no desequilibre y para conseguirla hay que partir de lo que tenemos y sacar los aspectos positivos.
6. Reconoce tus cualidades sin vergüenza: menospreciarte no es virtud
Según Riso, la influencia de las religiones como, por ejemplo, la judeocristiana han convertido al orgullo en un pecado capital porque “no nos enseñan a premiarnos o a darnos gustos”. Desde su punto de vista, “un poquito de ego no le hace mal a nadie”. El orgullo tiene una modalidad positiva también.
Con esta premisa, Riso no se refiere a que vayamos pregonando nuestras buenas cualidades a todo el mundo sino que cuando estemos a solas delante de un espejo podemos decirnos… “¡Qué bien lo hice!”.
7. La culpa es una cadena que te ata al pasado: ¡córtala!
Cuando cometemos algún error o lastimamos a alguien de forma no intencionada solemos autocastigarnos echándonos la culpa. El psicólogo subraya que, de esta manera, acabamos encasillándonos en las categorías de “malos, miserables e incluso despreciables”, algo que acaba desembocando en la depresión.
8. No te obsesiones por el futuro: ocúpate de él, pero no dejes que te arrastre
El “chip” que tiene la sociedad en la actualidad está “en esa necesidad de tenerlo todo controlado”. Esta situación acaba creando máquinas de estrés y de ansiedad.
Para combatir este miedo al futuro, Riso propone la adopción de una actitud realista: “Ver las cosas como son y evitar el control y la competitividad”.
A modo anecdótico, el psicólogo explica que “el término incertidumbre le causa risa a los budistas mientras que nosotros nos crea úlceras”. Es normal, porque no estamos educados para manejar o evitar la incertidumbre.
9. Someterte al “qué dirán” es una forma de esclavitud socialmente aceptada
“Hagas lo que hagas, al 50% de las personas no les vas a gustar”, sentencia Riso. Hay que aprender a defenderse de las críticas porque sino…“pueden destruirte en tan sólo un segundo”.
La sociedad ha creado la necesidad continua de que los demás nos aprueben y esa dependencia hace que las personas pierdan su autenticidad.
Esa “corrupción psicológica” se soluciona acercándote a aquellos que te quieren y alejándote de las personas tóxicas.
10. Permítete estar triste de vez en cuando: la euforia perpetua no existe
Hay que cambiar el concepto de felicidad que hay actualmente y empezar a ser más realistas. Riso prefiere hablar de alegría porque la felicidad supone una “evaluación subjetiva de que toda tu vida está bien durante todo el tiempo”.
La euforia no es perpetua ni completa y está claro que en nuestra vida tendremos momentos alegres y tristes. Y sobre todo, diferenciar que la tristeza no es sinónimo de depresión.
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