miércoles, 3 de julio de 2013

REALIZÓ SU PENSAMIENTO CREATIVO «ESPERANDO LAS IDEAS».

La propia vida del doctor Gates demostró que sus originales métodos podían desarrollar un cuerpo sano y aumentar la eficacia de la mente. Napoleón Hill recuerda que, provisto de una carta de presentación de Andrew Carnegie, acudió a visitar al doctor Gates en su laboratorio de Chevy Chase. Cuando llegó Napoleón Hill, la secretaria del doctor Gates le dilo. «Lo siento, pero... no estoy autorizada a molestar al doctor Gates en este momento». «¿Cuánto tiempo cree que tardaré en verle?», preguntó Napoleón Hill. «No lo sé, pero podría tardar tres horas», contestó ella. «¿Le importa decirme por qué no puede molestarle?» Ella vaciló y después contestó: «Está esperando las ideas.» «¿Qué significa eso de que... "está esperando las ideas?"», preguntó Napoleón Hill, sonriendo. Ella le devolvió la sonrisa y dijo: «Tal vez será mejor que se lo explique el doctor Gates. En realidad, no sé cuánto va a tardar, pero puede usted esperar, si quiere. Si prefiere volver, veré si puedo darle una cita más concreta.» El señor Hill decidió esperar. Fue una valiosa decisión. Lo que aprendió merecía la molestia de la espera. He aquí el relato de lo que ocurrió, en palabras de Napoleón Hill: 
Cuando, al final, el doctor Gates entró en la estancia y su secretaria nos presentó, le conté en broma lo que la secretaria me había dicho. Tras haber leído la carta de presentación de Andrew Carnegie, me contestó amablemente: «¿Le interesaría ver dónde espero las ideas y cómo lo hago?». Me acompañó a una pequeña estancia insonorizada. El único mobiliario de la habitación estaba constituido por una sencilla mesa y una silla. Sobre la mesa había varios cuadernos y lápices así como un botón para encender y apagar las luces. Durante la entrevista, el doctor Gates me explicó que, cuando no lograba obtener la respuesta a un problema, entraba en aquella habitación, cerraba la puerta, se sentaba, apagaba las luces y se entregaba a una profunda concentración. Aplicaba entonces el principio del éxito de la atención controlada, pidiendo a su subconsciente que le diera una respuesta a un problema determinado, cualquiera que ésta fuera. En algunas ocasiones, parecía que no se le ocurría ninguna idea. Otras veces éstas afluían inmediatamente a su mente. Y, en algunos casos, las ideas tardaban dos horas en aparecer. En cuanto las ideas empezaban a cristalizar, encendía las luces y empezaba a escribir.

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