lunes, 15 de julio de 2013

¿TIENE USTED UN PROBLEMA? ¡ESTUPENDO! - VIII

Me hice las siguientes reflexiones 
1. Si un despacho no se alquilaba durante los próximos años, no percibiríamos ningún ingreso por él. Por consiguiente, no teníamos nada que perder siguiendo los planes arriba descritos. Era posible que al acabar aquel año no hubiéramos obtenido ninguna ganancia, pero no estaríamos en peores condiciones que si no hubiéramos actuado. Y nuestra situación sería mejor, porque habríamos complacido a unos inquilinos que en los años futuros nos proporcionarían unos alquileres seguros. 
2. Además, es una costumbre establecida alquilar despachos tan sólo por un año. En la mayoría de los casos, quedarían por pagar tan sólo unos cuantos meses del antiguo arriendo de mi nuevo inquilino. El hecho de hacernos cargo de estos alquileres no supondría por tanto un riesgo demasiado grande. 
3. En caso de que un arrendatario se fuera al término de aquel año, sería relativamente fácil volver a alquilar el despacho en un edificio bien ocupado. La decoración del despacho no sería dinero perdido porque aumentaría el valor de todo el edificio. 
4. El resultado fue maravilloso. Cada nuevo despacho decorado parecía más bonito que el anterior. Los inquilinos se mostraron tan entusiasmados que muchos se gastaron sumas adicionales. En un caso, un arrendatario se gastó otros 2.000 dólares en reformas. Y así, al término de aquel año, el edificio que había empezado con sólo un diez por ciento de ocupación terminó ocupado al cien por cien. Ninguno de los inquilinos quiso marcharse tras expirar el contrato de un año. Se mostraban contentos con sus nuevos despachos ultramodernos. 
Y nos ganamos su aprecio al no aumentar los alquileres cuando venció su primer contrato de un año. Nos gustaría que reflexionara usted acerca de esta historia. Era un hombre que se enfrentaba con un grave problema. Tenía en sus manos un gigantesco edificio que tenía nueve despachos vacíos por cada uno ocupado. Y, sin embargo, el edificio estaba ocipado en un cien por cien al finalizar el año. En el edi- ficio de al lado, y a lo largo de «La Milla Magnífica», había docenas de edificios comerciales inactivos y prácticamente vacíos. La diferencia era, como es lógico, la actitud mental de cada administrador en relación con el problema. Uno dijo: «Tengo un problema. Es horrible». El otro dijo, en cambio: «Tengo un problema. ¡Estupendo!». El hombre que considera sus problemas como oportunidades en potencia y que los examina en busca del elemento positivo que sin duda contienen es el hombre que comprende la esencia de la AMP El hombre que desarrolla una idea que puede dar resultado y la acompaña de la acción convertirá el fracaso en éxito.

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