viernes, 10 de noviembre de 2017

¿Qué pasa en el cerebro cuando algo nos asusta?



Los payasos siniestros, los vampiros y los zombies volvieron en pasados días con el festejo por Halloween y, con ellos, nuevas películas de terror y de catástrofes: razones suficientes para echarse a temblar. Pero ¿qué ocurre exactamente en el cerebro cuando nos asustamos?

Las personas reaccionan de forma instintiva ante potenciales amenazas como un grito estremecedor o el lanzamiento de una piedra, escondiéndose o protegiéndose la cabeza con los brazos.

En esa reacción interviene la amígdala cerebral, compuesta por dos núcleos de neuronas en forma de almendra y que constituye el centro del miedo justo encima del tronco cerebral. Inmediatamente después de que los estímulos sensoriales pasen por el tálamo llegan a la amígdala y, desde allí, son distribuidos al cuerpo.

Según el neurocientífico Joseph LeDoux, el miedo en el ser humano es algo más que la detección de una amenaza. "El miedo es un concepto, no 'algo' en el cerebro", afirma.

La expectativa de que nos pueda ocurrir algo malo desencadena una cascada química. Entonces la médula suprarrenal produce grandes cantidades de adrenalina –la hormona del estrés–, el nivel de azúcar en sangre aumenta, el corazón se acelera y las palmas de las manos empiezan a sudar.

En el caso de que la amenaza desaparezca, la hormona tranquilizante endorfina se libera y recorre el cuerpo. Este cóctel de hormonas es la razón por la que a tanta gente le gusta sentir de vez en cuando miedo, y cuentan con la ventaja de que puede activarse simplemente escuchando una historia de terror ante la chimenea.

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