Es época de Navidad, se adornan las calles, plazas, y en cada casa nace el ambiente navideño, ya sea en detalles grandes o pequeños; el arbolito, o un pesebre, ángeles, y se nota que año tras año aparecen novedades en luces de todos los colores que brillan e iluminan los hogares.
La Navidad es un compartir en familia. Como en ninguna otra ocasión en el año, llegan los integrantes de la familia, con el propósito de participar en una comida, de dar y recibir abrazos y regalos. Quisiera volver a rescatar otros significados de esta fecha, despertar en esta Navidad también reflexiones que nos darán un sentido más profundo.
SIMBOLISMO DE LA NAVIDAD
El Evangelio dice que la Virgen María, con su esposo José y el Cristo-Niño en sus entrañas, salían de Nazaret, en Galilea, hacia Belén. El nombre “Nazaret” significa “lo que se consagra”. Cristo, junto con Su Madre y Su Padre, salió de Nazaret, el lugar de la consagración, y fue a Belén, “la Casa del Pan”, donde nació como ser humano. Él Mismo, Cristo, se convirtió en el “Pan de Vida” para un mundo hambriento.
“María” significa “la excelsa del Señor”. En relación con la constelación de Virgo, María, la Virgen, en el simbolismo de la antigua sabiduría, representa la materia virgen, la sustancia que nutre, alimenta y oculta dentro de sí al Cristo Niño, la conciencia crística. La materia (María) que tiene encerrado al espíritu (Jesús). En la Navidad se revive el nacimiento de Jesús al mundo, de la misma forma, es nacimiento de la luz y el amor dentro de nosotros.
En la cueva de Belén encontramos los cinco reinos de la naturaleza: el reino mineral, representado por las rocas, el reino vegetal, por el follaje y el heno; el reino animal, por la mula y el buey; el reino humano, por María y José, y el espiritual por el mismo Niño Jesús. Los cinco reinos hacen parte de nosotros.
EL ÁRBOL DE NAVIDAD
Muchos pueblos le han rendido culto a un puñado de árboles considerados sagrados por distintos motivos. El más común, desde Grecia hasta Noruega, era el roble, los antiguos griegos solían celebrar sus compromisos más importantes bajo la sombra de un roble, árbol sagrado que era considerado representante del dios Zeus: de ahí proviene la costumbre de "tocar madera" para protegerse de algún "mal". Hoy representamos con el pino, pues, según los misioneros, la forma triangular de la enramada correspondía al Padre, el hijo y el Espíritu Santo.
LA TRINIDAD
Los arboles habían quedado desnudos después del otoño. Antes, era costumbre milenaria adornarlos con piedras pintadas y telas de colores, con el doble propósito de "vestir" a los árboles. Y así el "espíritu" del árbol regresaría para dar frutos en primavera, para regocijo de todos. De ahí surgen los adornos del arbolito de navidad.
LA LUZ:
El nacimiento de Jesús Cristo sucede en el solsticio de invierno, en el momento en que el Sol se encuentra más alejado de la tierra en todo su recorrido anual (Hemisferio norte). Y en esta máxima oscuridad, en esta noche nace la luz. La Navidad es un nacimiento de la luz, tanto en ciclo del movimiento planetario como en el aspecto espiritual en el hombre. La luz espiritual de Cristo nace en nuestros corazones cuando estamos viviendo en la oscuridad. Este es el significado del 25 de diciembre. "Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (Juan 8,12; 9,5).
Actualmente, en la noche, las ciudades brillan, los hogares están alumbrados, hasta en los océanos vemos los puntitos de luz de navíos. A medida que el hombre va desarrollando e iluminando su mente, también ilumina el planeta. La intensificación y uso de la luz es continuo. El hombre es el portador de la luz. Constantemente se descubren de nuevas formas para la aplicación de luz, electricidad, rayo láser en el campo de la ciencia, salud y tecnología. En el gradual progreso de la humanidad, se evidencia la gradual radiación de luz. La luz física es un reflejo de la luz de la mente humana.
La luz es conocimiento. Así como Luz física alumbra los lugares oscuros y permite ver las cosas, la luz del intelecto alumbra la conciencia humana y trae la comprensión de aquello que no se percibía. La ignorancia es oscuridad, es limitación. La luz es algo que abre, ilumina, muestra y revela. Cuando se comprende algo, se ilumina y se clarifican las ideas; hay más luz en la conciencia. La presencia de mayor luz consume las auto creaciones desarmoniosas del pensamiento. La luz y el amor causan profundos cambios en las propias actitudes y traen cambios internos que se reflejan en la forma de ser.
El objetivo de la educación consiste en llevar a los hombres al “camino iluminado”, constituye hoy la nota clave de nuestra civilización y la mayor preocupación de todos los países. La eliminación del analfabetismo, el desarrollo de una verdadera cultura y la comprobación de la verdad en todos los campos del pensamiento y de la investigación, son hoy de mayor importancia en todas las naciones.
Toda sabiduría es una forma de luz. Porque la sabiduría nos revela al mundo de los significados más profundos que están detrás de los acontecimientos.
La verdad ilumina y libera. Si se quiere solucionar una situación, el camino es a través de la verdad. Palabras verdaderas, actitudes correctas y se rectificará cualquier situación. "Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres" (Juan 8, 32)
La realidad es que no tenemos que ser especiales para iluminar nuestra vida. Todos los días nos iluminamos, nacemos después de superar situaciones difíciles. Nacemos cuando nos decimos “ya pasó” y volvemos a sonreír. La luz brilla más cuando comprendemos un nuevo concepto, al decir “ajá” después de darnos cuenta de algo que siempre estuvo ahí y no lo sabíamos.
Si quieres iluminar tu vida, busca la luz de la verdad. La verdad se encuentra en tu interior. Es inútil buscarla afuera, aunque parezca más fácil. Enciende tu luz interna y comienza a recorrer tu camino alumbrado por tu propia luz. La luz interna siempre existió. La Navidad nos recuerda que somos esta luz. Pero tenemos que reconocerla para irradiarla. Cada buena acción que se practica es luz que se irradia.
Cada Navidad, cada año es oportunidad de renovar la esperanza.
La esperanza es una confianza, una certeza de que siempre existirá una nueva posibilidad. Es como andar en la oscuridad llevando una antorcha que iluminará la salida. La esperanza te inspira, ayuda a que la mente visualice claramente una situación positiva que se realizará en el futuro.
La esperanza no es fingir que no existen los problemas. Es saber que éstos no durarán eternamente, así como el sol sigue brillando a pesar que esté más allá de las nubes.
Cuando sientas decepción por no recibir lo que deseas o esperas,
no lo veas como rechazo o mala suerte... simplemente piensa que es
una tremenda oportunidad que dará paso a algo mucho mejor de lo que esperabas. Este cambio de pensamiento te sacará de la oscuridad y el lamento y te guiará hacia la luz de la esperanza.
Algunos buscamos amor, paz y armonía, otros sobrevivimos día a día,
pero no hay momentos más plenos que aquellos en que descubrimos que la vida, con sus alegrías y sus penas, es para ser vivida,
Dejemos que la Navidad también nazca dentro de nosotros. Que encendamos la luz, paz y esperanza en nuestros corazones y mentes.
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miércoles, 28 de diciembre de 2016
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