jueves, 11 de junio de 2015

Un estudio demuestra que la felicidad está en los dedos

La felicidad del ser humano no está en las palmas de las manos, sino en las yemas de los dedos, ya que son sus relieves los que permiten conocer el potencial y el destino de cada persona, según un complejo sistema biotecnológico ideado por científicos rusos.
"No se puede ir contra la naturaleza. Si te guías por tu naturaleza serás feliz. Si vas en contra, tropezarás una y otra vez con dificultades, y te acabarás arrepintiendo”, aseguró Igor Spiridonov, director del Centro de Tecnología Biométrica de la Universidad Técnica Baumanskaya de Moscú. El sistema biométrico, llamado "Malajit” (Malaquita), se basa en la dactiloscopia, la ciencia que estudia las yemas de los dedos del ser humano, que presentan pliegues y dibujos epidérmicos que son intransferibles e irrepetibles.
En definitiva, los investigadores soviéticos utilizaron a finales del siglo pasado las características individuales de las crestas papilares de las yemas de los dedos para determinar las singularidades de cada persona.
"Desde que la persona nace hasta que muere, esas características no cambian. Aparecen en torno a las 12, 14 y puede ser que hasta 16 semanas de desarrollo uterino del feto, junto al sistema nervioso” explica el profesor ruso de 66 años de edad.
Un animal con reflejos
El sistema parte del principio de que "el hombre es un animal con reflejos” y bebe del trabajo del legendario fisiólogo ruso Iván Pavlov, galardonado con el Nobel en 1904 por su estudio sobre el estímulo y la reacción en perros. "Nuestro primer axioma fue que las crestas papilares son el indicador de la singularidad del sistema nervioso de la persona”, dijo Igor Spiridonov.
El siguiente paso fue sistematizar en un algoritmo el análisis del número de crestas entre puntos especiales y medir las singularidades de la estructura y forma que caracterizan el relieve epidérmico de cada persona.
Spiridonov insiste en que "cuando aparecen las cifras, aparece la ciencia” y entonces "pudimos encontrar la norma que vincula la persona con la forma de comportarse”.
"En la yema de los dedos tenemos el código de la programación de nuestros reflejos y el funcionamiento de los órganos vitales, elementos de nuestra capacidad de adaptación, los conocimientos que recibimos del exterior y la capacidad de ser complementario”, indicó.
Bastan cinco minutos para digitalizar las huellas de los diez dedos de las manos de una persona, analizar su forma y característica y emitir un veredicto sobre sus capacidades y predisposiciones naturales. (EFE)

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