LAS ANCAS DE RANA LE ENSEÑARON LA LÓGICA. Tal
como hemos visto, el estudiante llegó a dos conclusiones enteramente distintas. Cada una de ellas se basaba en una premisa
distinta. Las telarañas
impiden la exactitud de pensamiento e inducen a llegar a una conclusión errónea cuando se parte de una premisa falsa. W. Clement Stone tuvo a este respecto una divertida experiencia que describe de la manera siguiente:
impiden la exactitud de pensamiento e inducen a llegar a una conclusión errónea cuando se parte de una premisa falsa. W. Clement Stone tuvo a este respecto una divertida experiencia que describe de la manera siguiente:
En mi infancia me gustaba comer ancas de rana.
Un día, en un restaurante, me sirvieron unas ancas de rana enormes y no me gustaron. Inmediatamente llegué a la conclusión de que
no me gustaban las ancas de rana de gran tamaño.
Algunos años más tarde acudí a un lujoso
restaurante de Louisville, Kentucky, y vi que en el menú figuraban ancas de rana. Mantuve con el camarero la siguiente conversación:
«¿Son pequeñas estas ancas de rana?» « ¡Sí,
señor! »
«¿Está seguro? Las grandes no me gustan. «¡Sí,
señor!»
«Si son pequeñas, las tomaré.» «¡Sí, señor!»
Cuando regresó el camarero con el plato, vi
que eran unas ancas de rana muy grandes. Me irrité y dije: «¡Estas ancas de rana no son pequeñas!».
«Son las más pequeñas que hemos podido
encontrar, señor», me contestó el camarero.
Para no desairarle, me comí las ancas de rana.
Y me gustaron tanto que pensé que ojalá hubieran sido más grandes.
Aprendí una lección de lógica.
Al analizar la cuestión, comprendí que mis
conclusiones sobre las ancas de rana grandes o pequeñas se habían basado en una premisa equivocada. No era el tamaño de las ancas de
rana lo que las hacía desagradables. Lo que ocurría era que las enormes ancas de rana que había
comido la primera vez no eran frescas. Y yo había asociado mi desagrado hacia las ancas de rana grandes
con el tamaño y no ya con su mal estado
Vemos por tanto que las telarañas mentales Impiden una exactitud de pensamiento cuando partimos
de una premisa equivocada. Y, de este modo, muchas personas no piensan con exactitud cuando
permiten que ciertos símbolos verbales de carácter general confundan su mente con premisas
equivocadas. Palabras o expresiones tales como "siempre, sólo, nunca, nada, todos, todo el mundo,
nadie, no se puede, imposible, o esto... o aquello", son muy a menudo premisas equivocadas. Por
consiguiente, cuando se las utiliza de esta manera, sus conclusiones lógicas son falsas.
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