miércoles, 28 de marzo de 2018

Cómo ayudar a tu pareja si tiene depresión

La depresión es uno de los trastornos que más pueden limitar la vida de las personas, con lo cual, no es extraño que a los que se encuentran a su alrededor, también. Hoy nos centraremos en la pareja de la persona que sufre depresión.

Es posible que hayas notado que tu compañero o compañera lleva un tiempo comportándose de manera distinta: apenas sonríe, ya no tiene ganas de salir, ni de hacer ninguna actividad, todo se le hace grande, se siente inútil, no quiere tener relaciones sexuales, muestra bastante indiferencia hacia lo que ocurre a su alrededor, le cuesta más expresarse, pensar, tomar decisiones, sus rutinas de sueño han cambiado... Todo esto son signos de que tu pareja está pasando por una depresión.

La depresión es un trastorno psicológico que puede tener múltiples causas. Se caracteriza, a nivel general y siendo un poco simplistas en su definición, porque la persona deja de tener capacidad para disfrutar. Va más allá de la tristeza, del duelo, o de encontrarse una época mala en la vida. A veces podemos ensimismarnos en nosotros mismos tras un evento de nuestra vida altamente negativo. Pero la depresión es mucho más estable, y limita nuestras vidas en todos los ámbitos de las mismas. No es, tampoco, una enfermedad que aparece de repente porque nuestro cerebro falle, sino que sus causas son tan complejas, que no es tan sencillo de delimitar. Sin embargo, lo que nos compete aquí ya no son las causas, sino el cómo ayudar a nuestra pareja a salir de ello. ¿Cuál es nuestro papel? En resumidas cuentas, tenemos que ser un apoyo. Se dice fácil, pero ¿y qué se hace para apoyar a una persona con depresión?



NO TE SIENTAS CULPABLE: NADIE SABE CÓMO MANEJAR UNA SITUACIÓN ASÍ

Lo primero que debemos tener en cuenta es que debemos conocer nuestras limitaciones como personas humanas. Es natural que no entiendas qué ocurre, que pienses que tu pareja, simplemente, ya no es feliz contigo y por eso está así. Es normal que no sepas empatizar con tu pareja, que te sientas mal por cómo te afecta la situación, te veas en medio de la soledad, y que no sepas qué hacer. No debes sentirte culpable, porque no sabemos afrontar la depresión de una persona cercana. Por eso, el primer paso es aceptar tus sentimientos, emociones y tus reacciones. Para saber cómo aprender a sobrellevarlo y tomar un papel facilitador para que tu pareja supere la depresión, desde la psicología se dan este tipo de consejos.

Debemos sugerir cambios de actitud de manera constructiva, no mediante imposiciones. Debemos sugerir cambios de actitud de manera constructiva, no mediante imposiciones.

TAMPOCO LE CULPES A ÉL O ELLA

Debes tener en cuenta que todo lo que la depresión afecta a vuestra relación, no es deseado por la otra persona. No es que no te quiera o no le importes, es que la depresión no le permite tener esa empatía, se convierte en el centro de su vida y sufre mucho porque siente que no puede hacer todo lo que se espera de él o ella. Si estás dispuesto o dispuesta a ayudar a tu pareja, debes tener paciencia. Durante un tiempo, él o ella no podrá ser ese apoyo que necesitas, por eso es importante que tengas a otras personas a tu alrededor que te ayuden, porque todos necesitamos ese refuerzo social, y no puedes cargar en soledad con todo el peso de la depresión. Es importante que le des, también, su espacio. A veces querrá estar a solas, y está bien. No debemos ser su policía ni estar constantemente pendiente de su estado de ánimo.

sábado, 24 de marzo de 2018

Inteligencia Emocional Las Manos tienen energía relajante

Palabras del día: “Yo utilizo la autoimposición de manos constantemente en todas las partes tensas de mi cuerpo y mi cuerpo responde muy bien”

Las tensiones de la vida actual se van acumulando en nuestro cuerpo físico formando contracturas musculares inconscientes, que solo se las puede descubrir cuando se vuelven realmente dolorosas.

Nuestras manos tienen una energía vital que puede relajar esos músculos contracturados y producirnos un alivio sustancial.

Para relajar la parte baja de nuestra espalda todo lo que tenemos que hacer es friccionarnos las palmas hasta que se calienten y pensar o decir: “energía pura de Dios, ven a mí”, en seguida debemos recostarnos y colocarnos las palmas a la altura de los riñones o bien a la altura de las caderas.

Ahora viene la parte linda y agradable, debes quedarte cinco minutos dejando fluir la energía vital de tus manos, debes mantenerte en esa posición y comenzarás a sentir un calor muy agradable y, posteriormente, una agradable sensación de relajación general en todo tu cuerpo y una sensación de apaciguamiento en tu espíritu.

Si repite el ejercicio dos o tres veces al día, las sensaciones de estrés se irán disolviendo también.

martes, 13 de marzo de 2018

¿Por qué nadie ayuda cuando hay mucha gente mirando?

¿Cómo reaccionaríamos cada uno de nosotros si fuéramos espectadores de un acto violento? ¿Ayudaríamos? ¿Si fuéramos la víctima, qué podríamos esperar? ¿Acercarnos a un lugar concurrido para huir de un posible atacante sería efectivo? La Psicología Social, que estudia el comportamiento de los grupos, predice que no. El perverso “efecto observador”, es uno de los motivos que se oponen al altruismo

El efecto observador predice que, paradójicamente, la probabilidad de que alguien te ayude en una situación comprometida disminuye, en lugar de aumentar, cuando hay mucha gente presente. El “efecto observador” lo describieron por primera vez en 1968 los psicólogos sociales John Darley y Bibb Latane mediante un experimento en el laboratorio. Se propusieron investigar por qué varias personas negaban la ayuda cuando veían a otra en apuros.

Su interés lo despertó el asesinato cuatro años antes de una joven de 29 años a manos de un asesino en serie. Ocurrió de madrugada y a pesar de que sus gritos despertaron a varios vecinos que encendieron la luz de sus ventanas, no se decidieron a intervenir, salvo uno de ellos que gritó e hizo huir al asaltante momentáneamente. Las luces volvieron a apagarse y el asesino volvió a concluir su macabra faena. Más de una treintena de vecinos lo estaban escuchando y oyendo los gritos, pero ninguno prestó su ayuda. Trataron de reproducir el escenario con varios estudiantes a los que colocaban en una cabina con interfono de la que podían salir cuando quisieran. Uno de los estudiantes fingía sufrir un ataque epiléptico. Los investigadores vieron qué pasaba en función del número de personas presentes.

Dilución de responsabilidad. Cuanto mayor es el número de observadores,mayor es el tiempo que transcurre hasta que alguien se decide a ayudar, pensando que lo harán otros. Darley y Latane lo explicaban por el fenómeno de “dilución de responsabilidad” entre los presentes, que hace que antes de decidirse a actuar cada persona espere a ver qué hacen “las otras”. En su experimento, cuando los participantes creían estar solos, tardaban de media unos 50 segundos en abandonar su cabina para ir a ayudar a la persona que lo solicitaba. Así lo hacían 8 de cada diez. Cuando mediante el intercomunicador habían comprobado que había otras personas presentes el tiempo de demora en la ayuda se triplicaba, unos 166 segundos. Y sólo una de cada 3 personas se decía a actuar.

Ignorancia pluralista. Es otro “efecto perverso” que contribuye a que se demore el socorro y se explica por un desconocimiento de cómo hay que actuar en una situación concreta.

Cómo se neutraliza el efecto observador. Según predice la psicología, este perverso “efecto observador” se neutraliza cuando una de las personas presentes se decide a intervenir, porque sirve como modelo de actuación para los demás. Y cuánto más rápido se decida a ayudar, mayor será el número de personas que colaboren, que irá decreciendo si el primer paso tarda en darse.

Los primeros en ayudar. Generalmente los primeros en intervenir en una situación en la que alguien necesita ayuda son las personas que se sienten identificadas de alguna manera con la víctima o saben cómo actuar en esa situación concreta. Las mujeres suelen tomar la iniciativa si tienen hijos de la misma edad que la víctima. También suelen hacerlo personas cuyo trabajo está relacionado con la seguridad aunque en ese momento no estén de servicio. En estos casos la psicología predice que ejercerán de buenos samaritanos los observadores que consideran que tiene alguna responsabilidad sobre la víctima y se siente obligada a asumirla y actuar.

Pilar Quijada

FUENTE: ABC - Ciencia

sábado, 10 de marzo de 2018

El valor del optimismo

El sentido común y la mayoría de la gente siempre nos dice que el optimismo nos ayuda a alcanzar el éxito en nuestra vida. Sin embargo, es posible que no tengamos muchas respuestas lógicas a por qué debe ser así. O tal vez no sepamos exactamente cómo podemos ser optimistas para experimentar sus ventajas.

En los últimos años, la investigación en psicología se esforzó por conocer mejor qué fortalezas y competencias pueden favorecer una mayor satisfacción personal que nos ayuden a tener una vida plena. Según estos hallazgos, ¡definitivamente, por sus enormes beneficios, el optimismo es un complemento que no podemos olvidar!

Se ha encontrado que las personas optimistas suelen sufrir menos problemas depresivos. Aparentemente, esta cualidad ayuda a protegernos de la visión desesperanzada que caracteriza a este problema y "amortigua" el impacto de las dificultades. A su vez, ayuda a vernos con más capacidad para afrontar los conflictos y sobrellevar mejor el sufrimiento.

Se ha demostrado, además, que el optimismo también parece ayudar a presentar menos enfermedades físicas. Aparentemente, este es un ingrediente fabuloso a la hora de enfrentarse a situaciones estresantes, lo que nos ayuda a compensar sus efectos nocivos sobre la salud.

Asimismo, el optimismo puede favorecer un mejor rendimiento académico, deportivo y una mejor adaptación profesional. Su presencia, nos ayuda a superar las dificultades, a la vez que nos permite construir metas y sueños ambiciosos, que nos mantienen motivados y orientados hacia su logro.

El secreto parece estar en que las personas pesimistas y optimistas utilizan estrategias diferentes a la hora de afrontar situaciones estresantes. En el caso del optimismo, favorece que se empleen mecanismos mucho más eficientes y constructivos al enfrentarnos a los conflictos.

El optimismo promueve que se activen respuestas orientadas a resolver el problema. Esto impide, por ejemplo, caer en el típico error de tratar de "olvidar" o de "huir" de ese elemento doloroso o angustioso, lo cual definitivamente no nos ayuda a buscarle una solución al conflicto.

Los optimistas parecen moverse más fácilmente para resolver lo que les preocupa. Aquellos que tienen pensamientos positivos se sienten más capaces, con más control y probabilidad de éxito.

Por el contrario, los pesimistas tienden a enfocarse en las emociones negativas que les suscita el problema, quedan "encerrados" en un bucle del que es difícil salir y no les conduce a la solución.

Parece tener mucho que ver con las expectativas. Los optimistas tienen una predisposición a esperar resultados positivos en sus vidas, con una creencia general de que "las cosas van a salir bien" aunque pasen por momentos difíciles. Esta virtud parece desarrollarse en función de la explicación que hemos dado a eventos en el pasado, es decir, cómo interpretamos nuestras experiencias.

Las personas optimistas suelen atribuir los acontecimientos positivos a causas permanentes, globales y que se deben a sí mismos. Por ejemplo, cuando son ascendidos en el trabajo lo atribuyen a que la vida es justa y ellos son realmente competentes. Esto ayuda a tener creencias positivas que invitan a aproximarnos al mundo, a experimentar sin miedo y a confiar en nuestras capacidades.

A su vez, los eventos negativos suelen atribuirlos a factores externos, temporales y específicos. Por ejemplo, creen que una actitud hostil de su pareja o un amigo se deben a que posiblemente ha tenido un mal día y lo ha hecho sin pensar. Ello invita a dar una segunda oportunidad, protege la relación con el otro y a nosotros mismos.

Esto es mucho menos doloroso y más fácil de manejar que pensar que todas las personas son crueles y que hay algo malo en nosotros que no nos permite tener buenas relaciones. Por lo tanto, el optimista pone la causa de este evento negativo en algo pasajero y puntual, ¡mañana será otro día!

Aunque el éxito de lo que hacemos depende de muchos factores, parece que puede resultarnos mucho más útil aprender a cambiar las explicaciones que damos a nuestras experiencias. Mantener la esperanza de que las cosas van a mejorar definitivamente nos puede hacer la vida un poco más fácil y ¡más exitosa!

Quiero ser una buena persona

La identidad que tenemos los seres humanos no siempre es la que quisiéramos y por esa razón, cuando no tenemos la identidad deseada, vivimos sufriendo complejos de inferioridad, complejos de inadaptabilidad, falta de concentración o malos tratos de los demás sin razón aparente.

Cada persona tiene una maravillosa historia que si la ves con ojos positivos, descubrirás y redescubrirás el maravilloso producto de esa historia producida por dos seres maravillosos que de una u otra forma interactuaron y vivieron para producir el producto maravilloso que eres tú, me refiero a tus papás y a todas las demás personas que fueron parte de tu historia.

Al recordar la dignidad de los que produjeron tu historia personal y familiar, podemos comenzar a utilizar la sugestión que está impresa en el título del presente artículo para ir “corrigiendo y ajustando” nuestra identidad interna y de esa manera, llegar a saber que somos seres dignos, equilibrados, valiosos y muy, muy inteligentes.

Todo lo que tienes que hacer es sentarte con el cuerpo cómodo y erguido y la mente concentrada y predispuesta a repetir verbalmente, durante nueve placenteros minutos la sugestión del título: “quiero llegar a ser una buena persona realmente”.

La creencia de ser malas personas se manifiesta en este mundo como una verdadera maldición, pues las personas que tienen esas creencias actúan de esa manera, viven de esa manera y nunca se dan cuenta de que la causa podría estar en su identidad negativa que se forjaron ellos mismos o que recibieron de su entorno. En todo caso, es uno mismo el que termina por aceptar dicha identidad y si no conoce el poder que tenemos todos los seres humanos de analizar y de revisar la identidad, vivimos realmente condenados a ser, actuar y comportarnos como creemos que somos.

Como estos temas son tan fascinantes, estoy seguro de que estarás dispuesto a leer futuros artículos en los que explicaré con más detalle el increíble poder de la identidad interna que todos los seres tenemos.

Aprende a lidiar con la ansiedad

Hoy en día, escuchamos reiterativamente a las personas decir que sufren de ansiedad. La causa puede ser por diferentes circunstancias ya sea el factor económico, fracasos en una relación de pareja, sueños frustrados, malas decisiones que tomamos en la vida, todo esto forma una estructura que moldea nuestras vidas y actitudes.

La ansiedad es un sistema de alerta de nuestro organismo ante situaciones que nos afectan, y en las que tenemos algo que ganar o que perder. Está vinculada a la percepción de amenaza y a la disposición de respuestas frente a ella.

La ansiedad es una emoción caracterizada por el sentimiento de miedo, temor, aprensión, inseguridad, como consecuencia de que el individuo siente amenazados sus intereses, cuenta con medios insuficientes, tiene dificultades para emitir las conductas adecuadas, desconfía de sus capacidades, se muestra insatisfecho del éxito alcanzado, o tiene problemas para mantener dichos logros.

Existen tres factores en la ansiedad:

• Cognitivos.- Son anticipaciones amenazantes, evaluaciones del riesgo, pensamientos automáticos negativos, imágenes importunas.

• Fisiológicos.- Son la activación de diversos centros nerviosos, particularmente del sistema nervioso autónomo, que implica cambios vasculares, respiratorios.

• Motores y de conducta.- Es la inhibición o sobreactivación motora, comportamiento defensivo, búsqueda de seguridad, sumisión, evitación, agresividad.

Cuando la ansiedad es proporcionada, es decir baja, se manifiesta dentro de límites, no se aprecian manifestaciones sintomatológicas -los cambios psicofisiológicos no alcanzan a superar los umbrales sensoriales de los receptores del dolor, la presión, la temperatura- , o bien son menores, salvo en algún momento puntual y limitado que pueden llegar a ser altos.

Estos cambios en los procesos fisiológicos no sólo son normales, sino funcionales: prepararán al organismo para emitir las acciones pertinentes en relación con la caracterización de la realidad a la que se enfrenta o pudiera enfrentarse. Cuando existe una alta gravedad de ansiedad se mide fundamentalmente por dos parámetros: el sufrimiento y la incapacitación que generan, siendo más graves los que originan más problemas de salud, y más intensos, e implican mayores limitaciones para quien los padece.

Hay que prestar mucha atención a los síntomas de la ansiedad: Nerviosismo, impaciencia, dificultad para concentrarse, irritabilidad, alteración del sueño, tensión muscular, temblor, sudoración, dolor de cabeza, cansancio.

Si tienes 5 o más de estos síntomas necesitas visitar a un especialista, pero, al margen de un tratamiento, también puedes tomar en cuenta las siguientes sugerencias para combatir la ansiedad.

Estas estrategias te ayudarán, pero si no puedes deberás buscar la ayuda necesaria consultando a un especialista. El reconocer que existe algún problema y necesitas buscar ayuda es importante, es un gran paso que te ayudará a calmar tu mente así superar la ansiedad o cualquier otro problema.

Hacer ejercicio:

Caminar o practicar alguna actividad que te agrade ayuda a reducir la tensión nerviosa y ansiedad, al hacer esta actividad liberamos endorfinas que producen placer y bienestar.

Relajarte antes de dormir:

Cuando uno se siente preocupado le cuesta conciliar el sueño o puede despertar por varias veces. Predisponte en no pensar en lo que te aflige y concéntrate en descansar, hoy en día hay diferentes técnicas de puedes aprender para relajarte.

Aprende a respirar:

Existen diferentes técnicas de relajación que ayudan a bajar tu ansiedad con pensamientos positivos, aprender a respirar es esencial.

Cuida tu alimentación:

El cuidado de tu alimentación es muy importante, como cereales, lácteos, vegetales no consumas alcaloides (beber café en exceso, chocolate).

Controla tus pensamientos negativos:

Cuando comiences a sentir ansiedad es importante que controles esos pensamientos negativos e irracionales por los positivos.

Pedir ayuda:

Es sumamente importante que sepas que no estás solo, que tienes a tu alrededor familia y amigos que pueden escucharte, aprende expresar tus sentimientos, emociones ya que el aspecto afectivo es importante.

jueves, 1 de marzo de 2018

Héroes vs líderes

Estamos acostumbrados a pensar en los líderes al estilo tradicional, como los héroes que aparecen en las películas y los libros de aventuras. Seres carismáticos, independientes, voluntariosos, de fuerte carácter, destinados a llevar las riendas y ejercer control.

El desarrollo del liderazgo actual no admite esas actitudes. Un buen líder sabe que la fuerza de su liderazgo se genera en la relación personal y profesional con sus colaboradores, por su carácter y capacidad para ayudar a otros y no por el cargo que ocupe. Así, la esencia del liderazgo sólo se puede desarrollar por una cuidada práctica y un verdadero deseo de mejora. Para que la naturaleza del líder arraigue en el directivo es preciso absorberla, cuidarla vivirla intensamente y practicarla continuamente.

El héroe de ficción parece poder desdoblarse y estar en varios sitios a la vez salvando a todo el mundo de las desgracias en las que están metidos. Sin embargo, la empresa no quiere héroes, sino profesionales capaces que ayuden a crear una cultura que apoye el nacimiento de nuevos líderes.

EL LIDERAZGO SE GENERA EN LA RELACIÓN PERSONAL Y PROFESIONAL

Cuando la empresa se apoya excesivamente en la labor y en la fuerza de una sola persona, pierde flexibilidad y capacidad de reacción ante los cambios. Tanto la organización como los empleados tienen el derecho y la obligación de alcanzar sus propios objetivos. El papel del líder es aunar los esfuerzos de todos para impulsar la nave en una misma dirección. Ayudando a las personas de su entorno a trazar su propio camino y unirlo al de la empresa, el directivo amplía las oportunidades de éxito de la organización. El buen líder sabe que de los pequeños esfuerzos, el trabajo en equipo y la confianza pueden surgir grandes logros.

Fuera de la pantalla, el líder es capaz de mostrar visión de futuro, poner los recursos necesarios y motivar a otros para emprender la marcha. Sin embargo, al mismo tiempo que es capaz de guiar con valentía y determinación, también lo es de servir con humildad. El buen líder reconoce su necesidad de cambio, adaptación y mejora continua, de manera que identifica sus propios logros con el éxito de todo el equipo. Así, cultiva sus habilidades, pero no se aferra a ellas; procura su desarrollo al mismo tiempo que comparte lo que sabe; genera fidelidad y seguimiento sin necesidad de ejercer dominio.

EL MEJOR LÍDER ES EL QUE MENOS DIRIGE

Esta claridad y objetividad en la visión es lo que permite al directivo ejercer su liderazgo desde dentro hacia fuera, descubriendo lo útil de cada situación para proponer el mejor camino.

Mientras que el héroe de la película actúa en respuesta a los acontecimientos e intenta adaptarse, el directivo aprende a anticipar el argumento y crear futuro. Promover la estrategia adecuada requiere del líder la capacidad de comprender las competencias latentes que hay en los demás, creando un marco de entendimiento común entre la empresa y los empleados. Aumentando la creatividad, mejorando la comunicación y

motivando a la gente, el directivo ayuda a llenar los espacios vacíos entre las personas, dando elasticidad a la organización ante las crisis y reduciendo al mínimo los conflictos.

El buen líder no tira de las cosas y de las personas, sino que crea el marco en el que se desarrollen y crezcan, una estructura en la que se puede opinar y recibir sugerencias de forma abierta y sincera, trabajar en equipo para alcanzar objetivos comunes y mejorar para conseguir mayor rendimiento. No se centra en conseguir lo máximo de la gente, como hace el héroe en sus aventuras, sino lo mejor.