domingo, 7 de enero de 2018

Toma el mando de tu estado anímico

Cuando aprendemos a mantenernos con la idea de sostener y mantener el control de nuestro estado de ánimo, vamos auto-revisando constantemente nuestro estado de ánimo y vamos aprendiendo a definirlo, es decir, a establecer cómo debe ser nuestro estado deseado.

Cuando aprendemos a definir y a establecer cómo queremos que sea nuestro estado de ánimo, conseguimos crear una meta para nuestra mente consciente y subconsciente y es por eso que se hace necesario conocer los elementos que producen o comandan nuestros estados de ánimo.

Para no dar vueltas, lo diré directamente: los elementos que comandan nuestros estados de ánimo son: la postura corporal, las decisiones internas de comandar nuestros estados de ánimo a lo largo de nuestro día de vida, la forma en que nos representamos las imágenes mentales, lo que nos decimos a nosotros mismos y el tomo en que lo decimos y finalmente, los motivos o motivaciones que tenemos para hacer esto y las decisiones de poner en práctica el ejercicio que enseña a asumir y ejercer el mando constante de nuestros estados de ánimo.

Cuando aprendemos a ejercer el mando de nuestro estado de ánimo, aprendemos a tomar conciencia o darnos cuenta de cómo otras personas modifican nuestros estados de ánimo. Una vez que vayamos observando cómo sucede ese hecho, podremos ir recuperando nuestro estado de ánimo deseado y ya no caer en los estados negativos que son indeseables y sufrientes.

Una idea importante que es necesaria para poder ejercer el mando de nuestro estado de ánimo deseado en todo momento es el compromiso de mantenernos presentes en nuestra cabeza, de mantenernos conscientes de la idea de ejercer y de mantener el mando constante de nuestros estados de ánimo deseados.

Cuando nos comprometemos por lo menos durante un día a estar en esta conciencia, en este aprendizaje y en este ejercicio, creamos la referencia de que es posible decir cómo queremos que sea nuestro estado de ánimo y una vez establecido o clarificado este deseo, procederemos a implementarlo.

Vamos al ejemplo para que vea, escuche y sienta cómo se implementa o se estructura un estado de ánimo deseado: le ruego que yerga su cuerpo, respire profundamente, que ponga brillo en sus ojos, esboce una leve sonrisa y diga en voz alta: es más o menos así el estado deseado en que hoy voy a vivir.

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