martes, 29 de agosto de 2017

El poder curativo del apoyo emocional

El apoyo emocional es un gran alivio cuando nos sentimos solos o desbordados por las emociones. Este sostén nos puede proporcionar consuelo, seguridad y tranquilidad. ¿Qué aspectos hemos de tener en cuenta si queremos dar este apoyo emocional a otras personas? ¿Y si queremos recibir el apoyo de un hombro amigo?

Para dar apoyo a otras personas vamos a necesitar practicar la escucha y la empatía hacia los demás. En cambio, para recibir apoyo emocional, vamos a tener que asumir que no siempre somos capaces de gestionar todo lo que nos pasa solos. Por eso, en ocasiones vamos a necesitar ayuda de otras personas.

LA IMPORTANCIA

DE LA ESCUCHA ACTIVA

La habilidad para escuchar de forma activa es la base para generar un espacio de entendimiento. Escuchar no es lo mismo que oír, al escuchar, se percibe con todo el cuerpo, con los oídos, los ojos, los gestos, etc. Todo el cuerpo se involucra en la escucha, para que la persona que está hablando pueda sentir que le estamos comprendiendo de verdad.

Una buena forma de demostrar

la escucha activa es resumiendo

y parafrasear lo que la persona va

diciendo a medida que avanza en

su discurso. Así nos aseguramos de que estamos escuchando con plena consciencia y atención y no caemos en distracciones. Es muy fácil que sin darnos cuenta, hablemos antes de tiempo, u opinemos sin tener toda la información completa… o lo que es peor, saquemos el teléfono del bolsillo.

Sentir que estamos conectados con los demás nos puede proporcionar también ese apoyo emocional que nos va tan bien cuando nos sentimos desbordados por nuestras emociones.

Necesitamos “a nuestras personas”, sentir que tenemos alguien interesado en conocer nuestras penas y alegrías porque le importan, alguien que entiende que somos seres

complejos, con un pensamiento complejo y asume el coste, no

siempre agradecido, de intentar comprendernos.

A veces, uno necesita que le digan que todo está bien

APOYO INCONDICIONAL

PALABRAS SINCERAS

Soy una persona fuerte, de esas a la que la vida ha mordido más de una vez. Sin embargo, me gusta que alguien me coja de la mano de vez en cuando y me diga que todo va a salir bien. Que me prometan que hay mucho que hacer y poco de lo que preocuparse. Sentir esta necesidad no es debilidad, sino la valentía de alguien que agradece el buen apoyo y el consuelo cuando así lo necesita.

Decía Antoine de Saint-Exupery con gran acierto que el fracaso fortifica a los fuertes. Esto es así por una razón muy sencilla: para que uno adquiera una adecuada fortaleza de corazón y erija los cimientos del coraje, primero debe haber caído. Primero debe probar en piel propia la herida de la decepción, el vacío de la pérdida o y la marca del error.

Así, y puesto que ese tipo de perfil es un gran entendedor de la secreta artesanía de reparar esas grietas internas, solo ellas, las personas fuertes, entienden lo que supone recibir de vez en cuando una palabra esperanzadora y una mano amiga que se ofrece a levantarlas. En un mundo de espaldas todo apoyo es bueno. En un momento de adversidad, hasta el mejor de los héroes y la más reluciente de las heroínas agradece que alguien le diga que todo va a salir bien, porque si de algo se vive es de fe.

UNA SECRETA NECESIDAD:

EL HAMBRE EMOCIONAL

Ya en 1920, Edward Throndike entendía la Inteligencia Emocional como una “habilidad para comprender a las personas ayudándolas a actuar sabiamente en sus relaciones”.

Aún más, también decía que si hay una dimensión que suele caracterizar al ser humano es el “hambre emocional”. Todos nosotros necesitamos en ocasiones más apoyo del que recibimos, más consideración de la que nos conceden, más reconocimiento e incluso, por qué no, un afecto más presente, más tangible.

Sin embargo, si hay algo que nos

recomiendan la mayoría de libros

de autoayuda es que aprendamos

a “auto-abastecernos”. Es decir, debemos poner en práctica adecuadas estrategias para disponer de un buen amor propio, una autoestima resistente y una personalidad fuerte con la que salir airosos de cualquier adversidad. Si bien es cierto que todo ello es positivo y hasta recomendable, hay un matiz que conviene tener muy claro.

La persona que invierte en su crecimiento personal y en sus fortalezas psicológicas no debe caer en el extremo de practicar un “auto-abastecimiento” tan agresivo, donde dejar de necesitar nada de nadie. Porque a veces, quien no necesita nada, tampoco ofrece nada y casi sin darse cuenta acaba practicando un auténtico materialismo emocional.

La clave está en el equilibrio y en entender que una persona fuerte no es alguien inmune al sufrimiento, ni insensible ni carente de sentimientos. Los fuertes son quienes un día se permitieron ser débiles y quienes en su interior, siguen sufriendo la huella de la adversidad, por tanto ellos más que nadie deberían no solo dar apoyo, sino permitirse también recibir esas caricias emocionales con las que saciar su hambre, con las que seguir curando sus silenciosas heridas.

TODO VA A SALIR BIEN,

CONFÍA EN MI

Todos necesitamos que en algún momento de nuestra vida alguien nos coja de la mano y nos diga que todo va a salir bien. Hay instantes así, esos donde la confianza en uno mismo no llega, esos donde una buena autoestima no garantiza el éxito, la resolución o el buen desenlace. Hay momentos puntuales en que nada es tan catártico compartir cargas, aligerar el peso de los miedos y la carcoma de las preocupaciones.

Se sabe, por ejemplo, que aquellos médicos que toman la mano de sus pacientes y les ofrecen mensajes positivos, cálidos y esperanzadores, logran reducir el miedo y la ansiedad en los enfermos.

Asimismo, pocos calmantes son tan reconfortantes como ese padre o esa madre capaz de apagar las inquietudes de sus hijos, invitándolos a confiar, diciéndoles que todo va a salir bien.

Hay veces, y esto nos pasa a todos, en que el cerebro se nubla y aparecen las tinieblas mentales. Porque los pensamientos negativos tienen la mala costumbre de ser resistentes, de ser como el estaño que ensambla el negativismo con la pesadumbre, la incertidumbre con el caos.

Cuando esto ocurre, cuando los jinetes del miedo cabalgan libres, no siempre logramos por nosotros mismos aplicar ese enfoque racional donde entender que una derrota no es una catástrofe o que un desengaño el fin del mundo.

En esos momentos una mano amiga, una mente clara y un corazón dispuesto pueden hacer milagros. Porque no todos los caminos hacia la sanación los podemos hacer en soledad, porque aunque hayamos aprendido a auto-abastecernos nadie está libre de experimentar estos instantes de ofuscación, de falibilidad y debilidad.



Objetivos realistas para sobrevivir en el laberinto de las expectativas



Este es solo un ejemplo de cómo unas expectativas iniciales pueden acabar tornándose en otro destino. Sin embargo, no habría mayor problema de no ser porque este “cambio de planes” trae consigo la infelicidad de las personas.

Las expectativas tienen que ver con cómo “nos pensamos” en el futuro. Dependiendo de cómo tracemos las mismas y de cómo las usemos, podrán ser positivas o negativas.

Sergio García nos trae las claves para vivir con expectativas acordes a la realidad y que sean beneficiosas para nuestra salud emocional.

Según el psicólogo, “cuando hay una sobreexpectativa ya no se está viviendo en el mundo, sino en una ilusión” y si las expectativas nos afectan, “lo que estamos haciendo de alguna manera es tener un prejuicio”. Es decir, expectativa y prejuicio pueden llegar a ser lo mismo.

Las expectativas pueden llegar a frustrarnos gravemente. Para que no resulten perjudiciales, es necesario detenerse a pensar primero en hacer aquello que de manera natural se tenga más predisposición a realizar.

La clave es “dejarse llevar por el aquí y ahora y ser conscientes de cuáles son nuestras posibilidades”. De este modo, se eliminarán del camino aquellas expectativas que sean negativas.

Cuenta el experto que las personas no pueden saber a dónde van a llegar “si no lo hacen caminando”. Lo interesante es que en ese camino que cada uno emprende, éste sea capaz de darse cuenta de lo que “se tiene a mano” y, a partir de ahí, tomar decisiones, comenta.

Además, apunta que es interesante “realizar ciertos parones que nos permitan coger fuerza y así generar otro tipo de vías que deriven del camino inicial”.

Como si de un árbol se tratase, “vamos creciendo con diferentes ramas y diferentes direcciones”. Por lo tanto, el crecimiento no se puede medir de una manera automática en base a una previsión de antemano, sino que hay que saber que “uno crece de manera inusual”.

“No se puede saber el lugar donde se quiere llegar porque este va a ir cambiando en función de los pasos que demos, el camino que tengamos y las circunstancias que nos vayamos encontrando”.

¿Y si nos influencian las expectativas de los demás?

Más allá de la autoexigencia y de las expectativas frustradas a título personal, cabe el desengaño producido por las sobreexpectativas generadas por las personas que nos rodean.

“Esto puede generar que no nos veamos a nosotros mismos, pues para poder saber quiénes somos tenemos el espejo de los demás”, afirma.

Dependiendo de con quién nos relacionemos, dicha persona “colocará” una expectativa sobre nosotros. Asumir de manera automática tales expectativas de los demás sobre nosotros mismos “conducirá al engaño, ya que veremos que no somos la persona que nos están diciendo”.

Esas expectativas tienen que ser filtradas por cada persona pues, “cuando uno se deja llevar por las expectativas de los demás, está viviendo una vida impostada”.

Cuando esos anhelos o aspiraciones no son de la persona en concreto, sino que son importados de la familia u otras personas a las que aprecian, la frustración llega al “no darse cuenta de que se trata de una expectativa falsa frente a lo que yo quería”, asegura.

¡La respuesta a todo!



¿Eres de las personas que cuando tienen que tomar una decisión importante lo consultas con tu mejor amiga, tu mamá, un sicólogo, o hasta alguien que te lea la mano? ¿Todo para que te ayuden a decidir qué debes hacer? Y aún así, no encuentras un: “¡Ajá, esta es la solución!”.

Si no consigues una respuesta es porque quien sabe lo que te conviene, mejor que nadie, es tu instinto, conocido como tu sexto sentido que te murmura lo que debes hacer y qué decisión tomar. Pero no escuchas y buscas respuestas en otros lados.

El ser humano tiene seis sentidos, no obstante, únicamente cinco están científicamente reconocidos: vista, audición, olfato, tacto y gusto. El sexto, la intuición, es un mecanismo de defensa que Dios te dio para cuidarte. Los animales también lo poseen. Cuando ocurre un maremoto, muchos se salvan porque antes de llegar la ola, escapan hacia terrenos elevados. Así como los animales escuchan su instinto, nosotros debemos oírlo.

Por cada decisión que vayas a tomar, existe solo una opción correcta. Por ejemplo, si contemplas la decisión de quedarte o no en una relación, mudarte o no a otra ciudad o aceptar o no una oferta de empleo, para cada una de estas situaciones solo hay una decisión que te conviene. Entonces, ¿qué hacer?



1. No busques respuestas en otros. Toma tiempo a solas para meditar: relájate, respira profundamente, cierra los ojos y pregúntate qué sucedería al escoger cada una de tus opciones.



2. Presta atención a las sensaciones de tu cuerpo. Aquella opción que te de inquietud e incomodidad, significa que tu instinto te está indicando otro camino. Por el contrario, la decisión que te haga sentir relajada y en paz, es la correcta.



3. Antes de seguir los pasos 1 y 2, recomiendo que dejes a un lado tus miedos. Imagina que eres fuerte y valiente; de esta forma tus temores no podrán confundirte.

De ahora en adelante, para buscar la solución, ¡presta atención a tu intuición!



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martes, 22 de agosto de 2017

Sobre el carácter

• El mejor agricultor es aquel que se cultiva a sí mismo.

• No existe fruto que no haya sido ácido antes de madurar.

• Nada revela tan fiablemente el carácter de una persona como su voz (Benjamín Disraeli).

• Las personas que tienen buen carácter son las más dignas de ser queridas (Antístenes).

• Es más fácil variar el curso de un río que el carácter de un hombre (Proverbio chino).

• Las pequeñas acciones de cada día son las que hacen o deshacen el carácter (O. Wilde).

• El que domina su cólera, domina su carácter (Confucio).

• El carácter no está cortado en mármol, no es algo sólido e inalterable. Es algo vivo y cambiante (G. Eliot).

• Pocos hombres tienen la fuerza de carácter suficiente para alegrarse del éxito de un amigo sin sentir en lo más profundo de su corazón una cierta envidia (Esquilo).

• El hombre de carácter podrá ser derrotado pero jamás destruido (E. Hemingway).

jueves, 17 de agosto de 2017

Cómo hacer lo que realmente quiere

Las fuerzas del dolor y del placer configuran nuestras conductas, nuestras acciones y nuestras actitudes; cuando quiera hacer algo que le resulte difícil, incómodo o desagradable y necesite hacer ese algo, debe vincular placer a esa conducta, a esa acción.

Una vez que consiga esa vinculación entre su conducta que quiere hacer y que no puede por alguna razón, con la fuerza del placer la conducta se realizará.

En muchas ocasiones me resulta un tanto difícil escribir estos artículos y la razón es implemente la vinculación a la fuerza del dolor, como que tengo en alguna parte de mi inconsciente la creencia de que es doloroso o difícil hacer estos artículos y para cambiar esa situación tuve que escribir veinte veces el siguiente pensamiento vinculador: “escribir cada artículo es placentero, fácil y muy estimulante para perseverar”.

Cuando una conducta está vinculada al placer, la conducta funciona y se produce con mucha naturalidad, puede perseverar y puede mantenerse en el estado de conexión constante con el tema que necesite desarrollar, como ya lo ha visto con mi propio ejemplo, puede crear su propia conexión. Vamos a la fórmula con la cual logrará que esas acciones y conductas se concreten: “la conducta x significa placer, mucho placer”.

Para que su vinculación funcione debe escribirla entre treinta y cincuenta veces y luego ponerse en acción hasta donde le sea posible y después, seguir escribiendo en series de diez su pensamiento vinculador. De esa manera, conseguirá lo que parecía imposible: hacer las acciones de conductas que usted quiere y necesita, vinculando placer a dicha conducta y lo más sorprendente, saber que puede aplicar esa fórmula y esa estrategia a otras actividades que le parecían antes difíciles y hasta imposibles de hacer.

Nota: Aprender a vincular es una habilidad que se puede aprender mejor en un encuentro personal y si lo necesita, solo hágamelo saber.

jueves, 10 de agosto de 2017

El poder curativo de la música

Una de las leyendas que se han escrito acerca de Albert Einstein es que cada vez que llegaba a un punto en que su razonamiento matemático se estancaba y no podía atar ni desatar en el desarrollo de alguna de sus fórmulas, dejaba todo, agarraba su violín y se ponía a tocarlo por varias horas. Cuenta la leyenda, que Einstein decía que la música le permitía siempre encontrar la respuesta al problema matemático que lo agobiaba. Sin pretender igualarnos al genio, estamos seguros que, además de las emociones que la música nos despierta, muchos usamos la música para relajarnos, encontrarnos con nosotros mismos y ayudarnos a tomar decisiones importantes.

¿Qué tiene la música que logra llegar tan profundamente a nuestro cerebro? ¿Puede la música considerarse un tipo de lenguaje universal? ¿Qué zonas cerebrales se activan o desactivan al escuchar música? ¿Puede la música usarse como una medicina? Esas son algunas de las preguntas que una interesante iniciativa llamada Sound Health: Music and the Mind (Sonido Saludable: Música y la Mente) trata de responder en una rara colaboración entre los Institutos Nacionales de la Salud de EE.UU. y el John F. Kennedy Centro de las Artes en Washington DC.

LA MÚSICA COMO LENGUAJE UNIVERSAL

Un lenguaje tiene dos componentes fundamentales: 1. un conjunto de símbolos que tienen significado (palabras) y 2. Un conjunto de reglas para combinar esos símbolos en combinaciones largas (frases y oraciones) que tienen un cierto significado (sintaxis). Es importante sin embargo, distinguir entre lo que es un verdadero lenguaje de lo que es un sistema de comunicación como el que tienen muchos animales. Ciertos animales emiten sonidos que denotan un significado de hambre o alarma o por ejemplo, pero carecen de las reglas para combinar esos sonidos. Por otro lado, cuando un pájaro macho emite trinos (símbolos) destinados a cortejar a una hembra, cada trino por separado no tiene significado, mientras que la combinación de ellos si lo tiene.

Del mismo modo, la música tiene también reglas muy definidas para combinar sus elementos (sintaxis), pero cada elemento por sí mismo (notas, acordes, intervalos) no tienen un significado definido. Es la composición en su integridad (melodía) la que tiene significado, la que origina fuertes emociones en la persona que escucha la música. Las emociones que despiertan las melodías son parecidas a las que despiertan las melodiosas palabras de un orador o de una persona enamorada y que los lingüistas denominan la prosodia del lenguaje.

LA MÚSICA EN EL CEREBRO

Interesantes experimentos hechos por el médico Charles Limb en la Universidad de Johns Hopkins han revelado que la música utiliza los mismos circuitos cerebrales que se activan al usar el lenguaje verbal. Durante el lenguaje verbal (una conversación), estudios hechos con la resonancia magnética funcional (FMRI) han revelado que el cerebro no solo usa las clásicas zonas cerebrales atribuidas al lenguaje, las cuales van descifrando las palabras y el orden de estas (sintaxis), sino que activa muy fuertemente las zonas cerebrales que tienen que ver con el significado de lo que se dice (semántica).

Pero en su ya clásico experimento en el que un músico tocaba un piano electrónico en una máquina de fMRI, Limb descubrió que el cerebro del músico funciona de manera diferente cuando toca una melodía memorizada de una partitura o cuando improvisa melodías de jazz, que al igual que cuando conversamos con alguien, improvisa notas, acordes y melodías. El médico Limb descubrió que al tocar una melodía memorizada, al igual que al hablar, el cerebro activaba las zonas del lenguaje y del significado (sintaxis y semántica), pero al improvisar música, se inactivaban las zonas cerebrales del significado, lo cual significaría que el improvisar música es más una actividad sintáctica que semántica.

LA MÚSICA COMO UN GATILLO EMOCIONAL

Pero además de las investigaciones neurocientíficas, el proyecto Sound Health estimula las investigaciones para encontrar cómo esos hallazgos pueden ser usados en la música para el tratamiento de algunas enfermedades que afectan al ser humano. Los primeros intentos de usar la música como terapia surgieron en el tratamiento del síndrome de estrés post traumático (PTSD por sus siglas en inglés) después de la segunda guerra mundial. En la actualidad, después de más de 100 revisiones del efecto de la música en la salud, incluyendo 10 análisis de Cochrane (consideradas la forma de análisis de mayor evidencia), puede decirse que la música es un excelente coadyuvante en el tratamiento de algunos síntomas del cáncer infantil, autismo, enfermedad de Alzheimer, dolor crónico y enfermedad de Parkinson.

En ese contexto, dos hallazgos científicos apoyan el uso terapéutico de la música en el ser humano.

El primero es que la música no solo es capaz de aumentar significativamente la concentración de dopamina (el neurotransmisor de las emociones) por el sistema estriado cerebral – por lo que decimos que ciertas melodías “nos llegan al alma”-, sino que el cerebro es capaz de producir dopamina en anticipación al estímulo musical –lo que explicaría el éxito de los conciertos musicales en los que los musicófilos ya están motivados desde antes del concierto-.

El segundo es que ciertas áreas del cerebro (localizadas en la corteza auditiva cerebral) solo responden al sonido de la música pero no a sonidos aislados, por lo que los científicos se preguntan: si la música no fuera tan importante para el ser humano ¿por qué tendría que tener una zona especial en el cerebro, una especie de cuarto de música cerebral solo para recibirla e interpretarla?

Franz Schubert pidió morir escuchando el cuarteto de cuerdas No 14 de Beethoven. ¡Qué manera de llenar su cuarto de música cerebral en su último viaje!

miércoles, 9 de agosto de 2017

El miedo a envejecer: hay que caminar agradecido con el paso de los años



¿Por qué cada vez hay menos velas en las tortas de cumpleaños? ¿Por qué es de mala educación preguntar la edad a una mujer? o ¿por qué se considera un cumplido que nos digan (a hombres y mujeres) que no aparentamos la edad que tenemos?

Para Pilar Sordo, la sicóloga chilena que va a estar en Santa Cruz el 10 de agosto, es una constante en la cultura latina que la gente se rehúse a envejecer. “No se valora la vejez como algo positivo. Creo que en quitar las velas del pastel hay algo depresivo de fondo, que es la poca capacidad que tenemos de celebrar la vida”.

Sordo hizo una investigación por todo el mundo hispano, que le demandó cuatro años, la cual condensó en el libro No quiero envejecer. Ahí se destaca el concepto que da a esa etapa de la vida. “Envejecer es cuando los recuerdos superan a los proyectos”. Para ella, mientras uno está generando proyectos y no está anclado en los recuerdos, el proceso de envejecimiento es mucho más grato”.

Miedo a envejecer
Cuando Sordo preguntó a la gente por qué tenía miedo a esa etapa de la vida todo giraba en torno a tres aspectos: asociaban envejecer a la pobreza, a la soledad y a depender físicamente de alguien. Y ella le agrega un cuarto motivo, “le tenemos miedo porque cada año que cumplimos nos hace dar cuenta de que tenemos menos tiempo para arreglar las ‘metidas de pata’ que hemos cometido. Por lo tanto, el miedo tiene más que ver con cómo estoy viviendo hoy y enfrentarme a la sensación de que no he logrado lo que quería”.

Idealizar la juventud
“Hay una idealización de la juventud asociada a la belleza y al éxito. La gente se empeña en rejuvenecer porque no se quiere morir y detener el tiempo es algo que parece atractivo y recurre a todo, al gimnasio, a la cirugía, a lo que sea”.
La sicóloga hace notar que en realidad envejecemos desde el minuto en que nacemos y lo coherente es decir yo quiero envejecer (vivir) lo más que pueda, pero de la mejor forma posible.

Tomar medidas
En lugar de asociar la vejez a aspectos negativos, es mejor cambiar la idea que tenemos y pensar que aumentar de dígito es sinónimo de tiempo libre, sabiduría y posibilidad de establecer nuevos proyectos.
Otra medida empieza por preguntarse ¿cuánto estamos invirtiendo para tener la seguridad de que habrá alguien que se va a hacer cargo de nosotros? Con esta interrogante Sordo sugiere preocuparse más por depositar amor que dinero en una cuenta, porque las personas a las que les entreguemos amor, después se van a hacer cargo de nosotros. A esto Pilar le llama ser previsores sentimentalmente.

Y, por último, subraya que hay que prepararse, planificar y decidir cómo, con quién y dónde se quiere envejecer y esta decisión debe tomarse en la juventud. Por ejemplo, cambiar la tina del baño por una ducha, pues ya entrado en años no se podrá levantar las piernas para ingresar y salir de la bañera con facilidad. También sugiere trasladarse a vivir a un lugar en el que se necesite poco, es decir, que no haga sentir carencias que suelen percibirse más en las ciudades grandes. En los sitios pequeños y sencillos no se requiere mucho para vivir y no se va a sufrir estrés por conseguir las cosas materiales.

Resignificar la vejez
Sordo invita a resignificar el concepto de vejez y tomar consciencia de que con los años “se va agarrando templanza, cierta desfachatez, se siente menos verguenza y el temor al ridículo disminuye porque se es más consciente de que hay que disfrutar el tiempo”.
La premisa es que la vejez se está viviendo pésimamente, cuando en realidad hay que caminar agradecido con el paso de los años sin desear retroceder porque como somos hoy es una versión mejorada de cuando teníamos 10 o 20 años menos.



jueves, 3 de agosto de 2017

Video La neuroconciencia nos puede llevar al éxito



¿Tiene un proyecto en mente? ¿Está atravesando una difícil situación sentimental, laboral o financiera en su vida? Si su respuesta es sí a alguna de estas interrogantes, el taller Neuroconciencia del Éxito, que presentará Marc Monroy, un investigador y científico reconocido, y que se desarrollará el 5 y 12 de agosto en la UTEPSA, es para usted.

“No quiero que crean todo lo que les digo, quiero que lo comprueben”, dice Marc Monroy, el boliviano encargado de dar el taller cien por ciento vivencial que buscará hacer cambiar el rumbo de las vidas de los participantes.

“Yo siempre digo que somos robots programados…. Lo que tenemos que hacer es reprogramarnos para alcanzar el éxito en todas las áreas de nuestras vidas…“, afirma Monroy, quien lleva 15 años investigando la conciencia a nivel cuántico.

Monroy es un líder en proyectos con más de 30 años de experiencia como consultor para empresas líderes a nivel mundial, como la petrolera Shell Oil Internacional y Disney Corporation.

Participó activamente en entornos de primer orden, como gerente de proyectos vanguardistas en Asia, Europa, Medio Oriente y las Américas. Es consultor en el área de “enfoque” para empresas y coach personal en áreas de finanza, liderazgo y Neuroconciencia. Está por publicar su primer libro sobre investigación del éxito y probados métodos de ‘Creación Consciente’.

“La neuroconciencia – explica - es la ciencia que estudia la interacción entre el individuo y la realidad, el cómo creamos la realidad. Todo lo que recibe el cerebro son frecuencias electromagnéticas que convierte en imágenes y les da sentido. Pero también está comprobado a través de la física cuántica que el observador, a través de la sinapsis neuronal está mandando información a los átomos de la materia y esos átomos se comportan según lo que tu esperas”, asevera. El taller tiene un costo de $us 150 para el sector Vip y $us 100 para general.

Para convertirse en un triunfador emocional

Cuando las persona se ven como derrotadas emocionalmente, se les acaban las ganas de vivir, es por esa razón que debemos aprender a ser y mantenernos siendo “triunfadores emocionales permanentes”.

Alguna vez leí estas palabras: “Tal como están tus sentimientos está tu salud y tu vida” y creo que la persona que las escribió sabía lo que decía.

Usted y yo aprenderemos a escribir una lista de emociones o sentimientos verdaderos, no fingidos, que querramos sentir hoy día.

A modo de ensayo sugeriré algunas emociones no tradicionales para pensarlas, para vivirlas y para actuarlas por un día en nuestra vida; la decisión de mantenerse en paz todo este día; la decisión de hacer una sola cosa bien hecha; la decisión de enviar energías de amor y perdón a las personas desagradables de nuestro mundo personal; la decisión de repetir en estado de trance o concentración mental la siguiente sugestión: “mi salud continúa mejorando, mi salud continúa mejorando” tres veces al día hasta que se vean resultados.

Como podrá darse cuenta nuestro querido lector o nuestra apreciada lectora, las emociones o sentimientos pueden tomar la forma de decisiones de acción y cuando las escribimos y las ponemos en práctica, todas las costumbres y creencias que nos mantenían en la mediocridad o en la negatividad, van quedando en la parte trasera de nuestra vida.

Ahora ya sabemos que, lo que leemos influye en nuestra vida, en nuestra calidad personal y en la manera en que pasamos por la misma.

Las personas que no quieren leer, que solo quieren divertirse y pasarla bien sin hacer aporte alguno a este mundo que les ha dado todo, suelen vivir tal como la han pensado y diseñado, la calidad y los valores no forman parte de su vida ni de sus resultados y las personas que eligieron optar por su mejoramiento personal, por el cultivo de su inteligencia íntima obtienen y logran el premio que es una vida bien vivida, un aprendizaje hecho a conciencia y una persona de calidad, de alta calidad lograda por méritos y decisiones propias.

Yo lo felicito con todo mi corazón querido lector, apreciada lectora por el esfuerzo que hace de leer estos artículos y de coleccionarlos.

miércoles, 2 de agosto de 2017

Las a-dicciones o las over-dicciones, ¿las que más debemos temer?

La medicina psicosomática actual, cada día adiciona a su lista de enfermedades más y más manifestaciones patológicas ligadas al estrés o simplemente no saben el origen o causa que las provocan. Médicos, psicólogos, consejeros están en búsqueda no solo del origen sino de las consecuencias, pues se ha hecho cada vez más difícil realizar un diagnóstico certero para poder empezar un tratamiento y llegar a la cura. Estas enfermedades llamadas silenciosas no miden raza, economía, ni posición social

Se les da varios nombres: depresión, ansiedad, alergias, diabetes, asma; son resultado de eso “de no saber hablar”, o “de no saber escuchar”. Hemos perdido toda posibilidad de una “puesta en palabra saludable”, de un “hacerme entender de manera adecuada”, de “enojarme sin necesidad de maltratar al otro” y tampoco “de maltratarme a mí mismo”, de “enojarme si sentir culpa”, de no saber “decir las cosas en su momento y con las palabras correctas”, de decir “qué nos molesta” o “qué nos gusta de verdad”

Sin embargo, por mucha ciencia y tecnología avanzada que tenemos, no hemos avanzado en el tema de hacerme escuchar o entender lo que sientes o lo que te pasa. Hemos retrocedido en la manera de comunicarse, y no estamos encontrando maneras de comunicarnos: no tenemos charlas en la familia, cada uno dialoga de manera virtual y lo hace de manera efectiva, cierto. Hasta el punto de esforzarnos los más de los adultos, en aprender usar el whatsapp entre muchos otros. Eso se evidencia cuando escuchamos sonar nuestro celular, el timbre multiplicador anuncia abrazos, buenos deseos, besos, cariños, bendiciones, etc. Cadenas de mensajes que se vuelven incontrolables e insaciables, no terminan contentando a nadie, se producen más penas que alegrías. Lo importante es que no se haga incontrolable lo controlable y alcanzar con racionalidad un equilibrio en el uso de estos medios. ¿Están de acuerdo?
¿Cómo no preocuparse al respecto? Cuando nos encontramos con más imposibilidades que posibilidades ¿cómo le digo?... ¿cómo le reprendo? ¿Cómo le reprocho? ¿Cómo le digo que no? Y…como no puedo hablar, el resultado es depresión, violencia, somatizaciones, hipertensión, diabetes, anorexia y uno de los peores padecimientos: las adicciones (a- dicción = no – dicho) o las over-dicciones (a mi entender lo demasiado hablado)

Por tanto, que nos queda hablar, pero… hablar de verdad si interferencias, sin celular en medio…con un lenguaje hablado, tibio, sereno, puro, ligero
y suave; esta… estoy segura es la mejor receta para prevenir las temidas enfermedades silenciosas.
Los psicoanalistas nos sugieren “transitar del silencio a la palabra”.

* Mgr. en Educación Superior, Diplomado en Didáctica de Educación
Superior, Diplomado en Educación Superior Basado en Comportamiento,
Especialidad en Clínica Prenatal, Docente en Psicología y Medicina
NOTA: Para cualquier consulta o comentario, contactarse con Claudia
Méndez Del Carpio, responsable de la columna, al correo electrónico
claudiamen@hotmail.com. Visítanos en Facebook: LECTURAS SUTILES

martes, 1 de agosto de 2017

Nuestro guía interior

Quieres tomar las riendas de tu vida, decidir lo que realmente quieres y conseguirlo, siguiendo el sendero que has elegido y no el que los demás tratan de imponerte? Las tres palabras mágicas para convertirte en la persona que quieres ser son ‘Sistema de Activación Reticular’ (SAR), un conjunto de fibras neuronales localizado en el tronco del encéfalo del cerebro, de acuerdo a Allan y Barbara Pease, dos escritores australianos especializados en relaciones de pareja, lenguaje corporal, relaciones humanas y comportamiento social.

“El SAR tiene un papel decisivo en funciones biológicas tan importantes como los ciclos de sueño y de vigilia, la respiración, el latido del corazón y la motivación de la conducta”, explican los Pease (www.peaseinternational.com) en ‘La respuesta’, el último de sus dieciocho bestsellers de autoayuda, que incluyen diez libros números uno en ventas.

Pero además, este pequeño haz de fibras neuronales funciona como un “guía interior”, que podemos programar para que nos ayude a alcanzar nuestras metas sin que nos desviemos y para que nuestro cuerpo se ponga en acción para hacer realidad lo que nuestra mente decide, según las investigaciones de estos autores.

“El SAR es una red de circuitos nerviosos que filtra toda la información sensorial que recibimos del mundo exterior, influye en lo que percibimos y en nuestro nivel de excitación, y decide qué información accederá a nuestro cerebro y cuál no”, aseguran.

Cualquier cosa que veamos, oigamos, sintamos o probemos pasará a través este centro de control y comando del cerebro, con el que podemos filtrar toda esa información y extraer de ella solo lo que es importante para nosotros en un momento concreto, de acuerdo a los Pease.

Cómo programarnos para el éxito

“Nuestro SAR evalúa la información entrante y la prioriza en forma de mensajes que reclaman nuestra atención, y nuestro cerebro, en ese momento, da instrucciones a nuestro cuerpo para realizar las acciones físicas necesarias para cumplir con la imagen que el SAR nos indica”, señalan.

Además, según los Pease, nuestro SAR lleva incorporado el equivalente a un sistema GPS.

“En un GPS introducimos los datos relativos a dónde queremos ir y el software del sistema averigua cómo llegar dirigiéndonos hacia allí. Del mismo modo, una vez hemos decidido nuestro objetivo, nuestro SAR empieza a ver todo lo que está conectado con dicho objetivo y, si nos desviamos, nos devuelve a la ruta”, explican.

Si queremos que nuestro SAR trabaje a nuestro favor, tenemos que programarlo para que esté atento a lo que nos interesa, ya que “cuando programamos una idea concreta o un objetivo, nuestro SAR encontrará exactamente lo que le hemos dicho que encuentre, independientemente de si estamos dormidos o despiertos, o pensando sobre ello o no”, según Allan y Barbara.

“Elegirá entonces los datos relevantes de entre los millones de bits de información que nos rodean para que prestemos atención a ello, y eliminará la información irrelevante”, destacan.

“Programamos nuestro SAR con nuestras reflexiones y expectativas. Cuando creamos una imagen clara, bien enfocada, de lo que queremos obtener, este haz de fibras neuronales, que atraviesan el tallo cerebral, se lanzará a gran velocidad a por ella y no se detendrá hasta que encuentre lo que queremos, y todo ello sin que intervenga la fuerza de voluntad”, enfatizan.

Según los Pease podemos programar de forma deliberada nuestro SAR si elegimos los mensajes exactos que tenemos que enviarle a través de la mente consciente, y “¡ello quiere decir que podemos crear nuestra propia realidad!”, enfatizan.

Decida seguir adelante, pase lo que pase

“La razón por la cual la mayoría de las personas no consiguen mucho o no tienen mucho en sus vidas es porque no lo han decidido”, explican a Efe Allan y Barbara Pease, desde Buderim (Queensland, Australia).

“Para decidirlo, hay que escribir una lista de todas y cada una de aquellas cosas que uno piense que siempre has deseado alcanzar o realizar en su vida, sin importar cuán trivial pueda parecer a otras personas”, sugieren estos autores australianos.

“En esa lista, se deben incluir los sueños en la medida en que puedan ser recordados y que todavía tengan algún significado”, señalan.

“Además, hay que registrar en esa enumeración cualquier idea que hayamos visto u oído y que nos toque las fibras más sensibles”, aconsejan.

“Trate de tener al menos de diez a veinte puntos en esta lista e incluya cualquier cosa, lo que sea, que haya sido atractiva para usted. Una vez elaborada y escrita a mano, ¡el camino para lograr esos objetivos aparecerá!. Así es como funciona el SAR”, concluyen.

Una vez que sepamos aquello que nos gustaría llegar, los Pease indican que “resulta crucial no renunciar nunca a la forma en que hemos elegido vivir”.

Admiten que “en el camino hacia el logro de nuestras metas habrá obstáculos y personas que tratarán de detenernos, pero estas distracciones no deben interponerse en el camino y se debe tener cuenta que algunos miembros de la familia pueden llegar a ser los que causen los peores problemas”.

“¡Decide seguir adelante, pase lo que pase! y plantéate, desde el principio, de forma decidida, no escuchar a aquellas personas presentes en tu vida que te digan que no puedes hacer algo”, indica el matrimonio Pease.

“Cada decisión que tomemos para avanzar tiene riesgos, y necesitamos tomar nuestras decisiones informándonos bien, pero no debemos dejar que nadie que se haya rendido en su camino por hacer realidad sus sueños, nos robe los nuestros”, concluyen.



“El primer paso para decidir aquello que queremos llegar a ser, consiste en escribir una lista de todas y cada una de aquellas cosas que siempre hemos deseado alcanzar o realizar en la vida”, señalan los autores

“El SAR es un conjunto de fibras neuronales localizado en el encéfalo, que podemos programarlo para alcanzar nuestras metas sin desviarnos de ellas”, según Allan y Barbara Pease, autores del libro “La respuesta”.

“Una vez que tengas esa lista, de diez a veinte puntos, escrita a mano, ¡el camino para lograr esos objetivos aparecerá! Así funciona nuestro SAR, que nos guiará en ese camino como si fuera un GPS”, explican a Efe el matrimonio Pease.


Biografía Humana: Una indagación personal para explorar la vida



LA BIOGRAFÍA HUMANA ES UNA METODOLOGÍA TERAPÉUTICA QUE INTENTA MIRAR EL ESCENARIO MÁS AMPLIO POSIBLE DE CADA INDIVIDUO | TOMA EN CUENTA LAS VIVENCIAS PERSONALES, SOBRE TODO LAS RELACIONADAS CON LA PRIMERA INFANCIA.

La biografía humana es una alternativa terapéutica innovadora, creada por la terapeuta argentina Laura Gutman, para que cada individuo pueda abordar su propia realidad emocional tomando en cuenta el punto de vista del niño que ha sido y también para observar la distancia entre su ser interior y aquello que ha sido nombrado o interpretado por la madre o por los adultos a cargo.

La indagación es necesaria porque en la vida de cada persona existe sufrimiento, dolor, entre otros, que pasan sin que uno quiera. Por medio de esta terapia se encuentran las respuestas a estos mecanismos escondidos en cada persona que hacen perpetuar estos errores. Entonces, se encuentra el hilo conductor que lleva a la propia experiencia que tuvo uno como hijo o como parte de un grupo familiar, que luego como padre o madre toca ejercer con su propio hijo. Todo de forma inconsciente.

OH! conversó con la única terapeuta que ejerce esta metodología en Bolivia, Miriam Karina Cerpa, quien fue formada por la misma Laura Gutman. Desde su instituto en Cochabamba realiza este tipo de terapia con padres de familia y adultos en general.

Karina cuenta que existen miradas amplias de todo lo que fue el escenario de infancia de la persona que además tiene un niño pequeño y se pregunta por qué éste es así. Esta terapia se ejerce durante un tiempo, el terapeuta es compañero de la persona que quiere empezar una indagación personal, es una investigación que se empieza de a dos porque se descubren los escenarios de la infancia, las cualidades y calidades de los espacios emocionales compartidos con familia, las realidades que vivieron sus antepasados, el linaje que trae en cuanto a sentires y espacios.

Mayormente se da a través de la madre, de una figura maternante, cuando repite los escenarios con su nuevo hijo. Con esta terapia, la relación con los hijos luego podría mejorar como consecuencia de la profundidad y la honestidad con las que cada individuo adulto podría revisar su propia biografía humana.

“Existen patrones que se repiten una y otra vez, en qué nos convertimos en el tiempo en que necesitamos sobrevivir, y lo que seguimos alimentando en el resto de nuestra vida. Entonces se crean personajes para identificar al problema. Todo está en el inconsciente” asegura Karina.

El trabajo de la biografía humana es ayudar en la indagación, mirar su árbol genealógico, y trabajar con toda la línea desde que nació hasta el día que la persona decide consultar. Es más, cada uno encarna la historia de sus antepasados que, al no haber sido resuelta por ellos, luego le toca hacerse cargo de un modo u otro. Alguien tiene que ser responsable en algún momento de las acciones de todos los personajes del pasado. Caso contrario, se está delegando en su descendencia un cúmulo de violencia, abuso, desesperación y locura que enfermará y confundirá a las próximas generaciones.

“Esta terapia está abierta a cualquier persona que se pregunte por su propia vida, que no se siente bien ni feliz porque hay actitudes que dañan a otros o a sí mismo. La biografía humana se desglosa desde el inicio, su inicio emocional, cuando dudas de lo que te dicen que eres, para empezar a ser quien eres”, explica Karina. Se va generando un aprendizaje que la persona va teniendo para captar su propio interior.

Es mejor que el terapeuta entrenado en esta metodología no tenga formación previa en psicología ya que esa práctica tiende más a la escucha, mientras que la biografía humana escucha poco, investiga mucho y establece pistas en relación a los mecanismos de supervivencia emocional que cada niño utiliza desde su primera infancia y sigue de adulto para seguir viviendo. Al observar la complejidad de la biografía humana de cada individuo, se llega a comprender que eso que aparece un problema, enfermedad, conflicto o sufrimiento, está inmerso en algo más grande que lo que aparece a simple vista.



“La biografía humana es un verdadero viaje de autoconocimiento que se establece entre un consultante deseoso de comprenderse

más y un profesional sensible y entrenado”



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La biografía humana es una metodología terapéutica
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Perfil

Miriam Karina Cerpa

Nacida en San Salvador de Jujuy, Argentina, dirige junto a su esposo, Jorge Sanjinéz, el Centro Tomatis Cochabamba. Es terapeuta corporal, creadora del compendio terapéutico "Movimiento creativo y desarrollo humano". Instruye desde la homeopatía. Es facilitadora de gimnasia cerebral y de procesos terapéuticos desde la Biografía Humana.

Profesora de francés y de danzas clásicas.