miércoles, 21 de agosto de 2013

LA TRAICIÓN CAUSA SUFRIMIENTO

Por definición, traición es la falta que quebranta la lealtad o la fidelidad que se debería guardar hacia alguien o algo. Es así que cuando una persona coloca su confianza en otro y este procede de manera contraria a la esperada, se siente herida y por ende traicionada.

La traición puede darse en diversos campos de las relaciones, ya sea de pareja, amistad, colegas, familiares, etc. Sin embargo, sea cual fuera el grado afectivo, los sentimientos que se experimentan son prácticamente similares, como negación, rabia, frustración, tristeza, incluso a veces hasta culpa.

La mayoría de las personas traicionadas suele acudir como arma a la venganza, o también a la constante recriminación y reclamos, más aún cuando el que ha traicionado no entiende el grado o la magnitud del daño causado. Es así que se comienza a vivir en un círculo vicioso muy dañino que termina provocando un serio desajuste emocional y sicológico.

Es una especie de duelo, ya que se evaporan en un instante aquellas expectativas que se habían depositado en la persona y eso genera que la víctima se convierta en un ser completamente desconfiado, incluso se pierde la sensación de control y seguridad que alguna vez se tuvo. Áreas como las que ocupan los pensamientos, emociones y conductas se remueven y la víctima adopta una posición de ‘vigilante’ para evitar ser traicionado nuevamente.

El paso a dar para alcanzar algún día la sanidad es el perdón, el mismo que no debe ser entendido como una debilidad sino más bien como un acto de fortaleza. Eso no quiere decir que al perdonar mágicamente se va a olvidar, sino que en un principio se podrá dejar de lado el instinto de buscar venganza y escarbar en el dolor.

Debemos estar alerta a las señales que recibimos de las personas y ante todo confiar en las manos de Dios el dolor de la traición. Así tendremos valor para perdonar y recuperar la verdadera paz

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