jueves, 5 de abril de 2012

El alacrán

Un maestro oriental vio cómo un alacrán se estaba ahogando, y decidió sacarlo del agua. Pero, cuando lo hizo, el alacrán lo picó. Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose.
El maestro intentó sacarlo otra vez y otra vez el alacrán lo picó.
Alguien que había observado todo, se acercó al sabio y le dijo: “Perdone, ¡pero usted es terco! ¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua el alacrán lo picará?”
El maestro respondió: “La naturaleza del alacrán es picar, él no va a cambiar su naturaleza y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar y servir”. Y entonces ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida.
Luego se dirigió a quien le había hecho la observación y le dijo:
- Escuchá bien, no cambiés tu naturaleza si alguien te hace daño, solo toma precauciones. Algunos buscan la felicidad, otros la rechazan. No olvidés esto. No permitás jamás que la conducta de otras personas condicionen la tuya. Sencillo, ¿no crees?
El sabio prosiguió: Cuando la vida te presente mil razones para llorar, mostrale que tenés mil y una razones por las cuales sonreír”. Recordá que si te ha dolido alguna vez el alma, es porque Dios te agarró demasiado fuerte para que no caigás. Esta es una reflexión que necesitamos cuando nos desilusionamos de la respuesta de los demas. No lo olvidés.

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