miércoles, 31 de agosto de 2011

Vos sos lo más importante

Para vos que estás viviendo la vida a un ritmo vertiginoso, quiero recordarte que lo más importante que tenés en la vida sos vos mismo y los que te rodean. Por tanto, recordá que:
Urgente, es una palabra con la que vivimos día a día en nuestra agitada existencia y a la cual le hemos perdido ya el significado de premura y prioridad.


Urgente es la manera más pobre de vivir en este mundo, porque el día que nos vamos dejamos pendientes las cosas que, verdaderamente, fueron urgentes.


Urgente es que hagás un alto en tu ajetreada vida y te preguntés: ¿qué significado tiene todo esto que yo hago?


Urgente es que seás más amigo, humano y hermano.


Urgente es que sepás valorar el tiempo que te pide un niño... una niña.


Urgente es que cada mañana, cuando veás salir el sol, te impregnés de su calor, y le des gracias al Señor.


Urgente es que mirés a tu familia, a tus hijos, a tu esposa y a todos los que te rodean, y valorés ese tan maravilloso tesoro.


Urgente es que no se te vaya la vida en un soplo que todo lo hizo... ¡urgente!


De nada servirá que la gente diga que fuiste un gran empresario, un gran artista, un gran profesional que llenó su agenda de urgencias, de citas, proyectos, pero dentro de todo, lo más importante… se te olvidó vivir.

miércoles, 24 de agosto de 2011

La angustia, un enemigo latente que se puede vencer

El siquiatra Nils Noya revela que cada vez aumentan los casos de angustias patológicas y, junto con otros profesionales de la conducta humana, sugiere pautas para superar esta situación

María estaba confundida debido a una serie de sensaciones encontradas entre ansiedad, depresión, tristeza y miedo. “Esto no puede estar pasando conmigo. No entiendo… El médico dijo que no tengo nada pero yo siento que me voy a morir”, le comentó llorando a su vecina, una maestra.
La profesora la condujo al consultorio de un siquiatra. Ella se resistió al comienzo, porque decía que a ese lugar solo van las personas que están a punto de enloquecerse. Al final accedió y el diagnóstico fue contundente: sufre un cuadro agudo de angustia.

¿Qué es?
La angustia, explica la sicopedagoga Tania Buzzolaro, es el sentimiento que se experimenta cuando sin razón surge la preocupación, en exceso, por la posibilidad de que en el futuro ocurra algo temido y sobre lo cual no hay control.
Una vez que se la ha experimentado ‘sin razón aparente’, aparece una actitud angustiada ante la perspectiva de vivir el problema. Hay personas que entran en un círculo de terror de lo que puede causar la crisis, o sea, aunque parezca redundante: la angustia provocada por el miedo de sentir angustia.
La característica principal de este problema es que de a poco se generaliza y cada vez hay más cosas que provocan ansiedad, explican los especialistas.

¿Por qué se da?
El siquiatra Nils Noya explica que la angustia es un síntoma de esta época, caracterizado por la incertidumbre y la inestabilidad. Explica que la mayoría de las personas, por no decir todas, en algún momento de sus vidas sufren de angustia. Una de las causas son los problemas en todos los ámbitos de la vida, ya sean económicos o que surgen en la relación con los otros, estos pueden conducir a una crisis de angustia, trastorno que si no es tratado, acarrea consecuencias tanto emocionales como físicas.
En el caso de María, la conclusión fue de que estaba cargada de preocupaciones por las dificultades para atender a su anciana madre que padece de Alzheimer, su esposo sin trabajo, y las noticias que escuchaba en la televisión en la hora del almuerzo.
“Las informaciones de problemas afectan la mente de manera consciente e inconsciente hasta que afectan a la salud”, añadió.
Un claro ejemplo de esta situación es el de la familia Ruiz. El noticiero a la hora del almuerzo era algo ‘sagrado’ para todos, pero lo único que conseguían luego de ver las noticias era alarmarse por la inseguridad ciudadana, asesinatos, robos y por los problemas que se vive en el país, razón por la que don Ángel, el jefe de la casa, optó por no prender la televisión y evitar mirar los noticieros. Desde entonces la preocupación por lo que podía pasar disminuyó en el seno de su hogar y más bien la hora de la comida se convirtió en un momento para compartir entre todos sus integrantes.

¿Normal o patológica?
“Todos en algún momento de nuestra vida hemos sufrido ataques de angustia por diferentes causas. Se diría que es común padecerla, pero hay ciertos cuadros que sobrepasan la capacidad de resistencia. La fortaleza para superar un episodio de esta naturaleza es clave para evitar que el trastorno afecte el normal desarrollo de nuestra existencia”, agrega Noya.
Por su parte, el siquiatra Luis Alberto Roca explica que al igual que los estados de ansiedad, la angustia puede ser normal o patológica. “Es el motor de la vida, porque es como ponerse en guardia ante algo, pero si ya se convierte en obsesión, entonces adquiere signos de enfermedad”, añadió.
En el libro Nuestra salud mental, el Dr. Roberto Federico Ré dice que la angustia normal contiene valencias positivas para el desarrollo del ser y la existencia auténtica. Lleva a un nuevo modo de establecer las relaciones con el mundo. En cambio, cuando es patológica “la personalidad se defiende por medios de actitudes anormales, provocando síntomas neuróticos”.

Relación con el miedo
La angustia y la preocupación son gemelas inseparables que acechan a gran número de personas. Entre la angustia y el miedo existe una estrecha relación, aseguran los especialistas.

Síntomas

Se caracteriza por una serie de aspectos físicos y emocionales, entre los que se destacan:
• Trastorno del sueño con insomnio, pesadillas, despertarse a mitad de la noche con dificultad para volver a conciliar el sueño.
• Trastorno de la conducta con irritabilidad, inestabilidad, nerviosismo, incapacidad para enfrentar las dificultades.
• Trastorno físico con problemas digestivos, diarrea, problemas urinarios, espasmos, dolores de cabeza, disminución del deseo sexual.
• Otros síntomas, dice la sicóloga Claudia Tórrez, pueden ser:
• Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardiaca.
• Sudoración.
• Temblores o sacudidas.
• Sensación de ahogo o falta de aliento.
• Sensación de atragantamiento
• Miedo a morir.
• Escalofríos o sofocaciones
• Miedo a perder el control o a volverse loco.
• Inestabilidad, desmayos o mareos.
• Náuseas o malestares estomacales.

Los ejercicios físicos son fundamentales para la salud mental, afirman los médicos

¿Qué hacer?
Tania explica que lo primero es analizar si el descanso de la persona es el adecuado. Es decir, si duerme un número de horas aceptable y si los horarios son regulares. Si esto no es así, se hace necesario corregirlo y establecer horarios que normalicen esta situación.
Asimismo, conviene determinar si el estilo de vida es excesivamente sedentario. Si es así, es preciso dedicar unas horas a algún tipo de actividad o ejercicio físico.
En algunas ocasiones, los indicios del comienzo de una crisis de ansiedad suelen manifestarse mediante un ligero cosquilleo en las manos. En este momento resultan ideales las respiraciones lentas, reteniendo el aire con la inspiración y expulsándolo con la mayor lentitud posible. Lo ideal es inhalar llenando los pulmones al máximo, a la vez que observamos cómo aumenta el volumen del abdomen, luego retener un poco el aire e inmediatamente expulsarlo lentamente, de tal forma que la expiración dure aproximadamente el doble que la inhalación.
En ocasiones se utiliza una bolsa de plástico para respirar dentro de ella, de tal forma que después de unos minutos se consigue reducir el nivel de oxígeno en el organismo y desaparece la sensación de cosquilleo.

Consejos
Existen recomendaciones básicas que se deben tener en cuenta para evitar ataques de angustia, coinciden en señalar Nils Noya y Tania Buzzolaro.

• En primer lugar, aumentar la actividad física con el deporte que sea de su preferencia, o simplemente saliendo a caminar o haciendo ejercicios. Muchas veces una caminata es el mejor remedio para calmar la angustia y ver más claro las dificultades y, sobre todo, cómo resolverlas.

• Evitar la sobrecarga de tensiones de todo tipo, aprender a valorar las cosas en su justa medida y a establecer un orden de prioridades, delegando o posponiendo lo que no esté al alcance de las posibilidades. No intentar esforzarse por encima de lo humanamente posible.

• Aprender a disfrutar de buenos momentos y reservar un espacio en la vida para darles cabida. Así se puede cargar fuerzas para enfrentar las dificultades y no volver a caer en ataques de angustia ante similares situaciones.

Angustia
Del libro Nuestra salud mental de los autores Roberto FedericoRé y Mateo Bautista
• Deriva del latín angustia: angostura, dificultad, congoja, aflicción.
• En todas las definiciones sobre esta situación se hace referencia a la opresión.
• Es una sensación constrictiva -somática, localizada en un órgano o sistema. Ejemplo: Precordial (tórax) o epigástrica (boca del estómago).
• Puede provocar dificultad para respirar o dolor en la boca del estómago.
• Al igual que la ansiedad, provoca una impresión interior de temor, indefensión y zozobra, pero en este caso se produce como respuesta cognitiva - afectiva - somática.
• Tiene uno o más impactos en algún lugar del cuerpo.

La angustia es el vértigo de la libertad. (Soren Kierkegaard)
¿Llegamos a disipar o a disminuir nuestra angustia? Lo cierto es que no podríamos suprimirla puesto que nosotros mismos somos angustia. (Jean Paul Sartre)

¡Rebelate! Sé feliz a tu manera

Un día escuché el fragmento de una canción que dice: “Si yo acerté... o si fallé, eso lo hice a mi manera”.
Eso me hizo reflexionar lo siguiente: Al pensar en el pasado recuerdo que cometí muchos errores. Tuve bastantes aciertos pero también me equivoqué. Para el futuro, estoy seguro que seguiré acertando y equivocándome. La verdad es que no aprenderíamos nada si todo sale bien.


Un día, un familiar me juzgó por una decisión equivocada que tomé tiempo atrás. Respondí que no me arrepentía. Le expliqué que en ese momento mi actitud me parecía lógica. Si hubiese tenido el conocimiento necesario, posiblemente habría sido diferente, pero no lo sabré nunca.


Por eso te digo a vos que estás leyendo estas líneas: no te torturés por un error del pasado. Tal vez elegiste a la persona equivocada para casarte. A lo mejor te fuiste de una buena empresa para terminar en otra peor. O quizás una hija embarazada que se fue de la casa. No importa lo que sea. ¡No te torturés!
Tras que tomés conciencia de dar cambios, ¡hacelo!


Si te sentís culpable, ¡perdonate!, y comprendé que actuaste así porque en ese momento la ocasión lo requería, no vayás más allá.
Tomá atención a esta historia: Un pescador llegó a la playa de madrugada y encontró una bolsita llena de piedras. Comenzó a lanzarlas al agua, una a una. Según las botaba llegaba el día, y cuando iba a tirar la última, vio que era una piedra preciosa.


Muy arrepentido, le contó a un amigo. La respuesta fue:
–Pensá que todavía te queda la última piedra.


Moraleja
Hay personas que se pasan la vida reprochándose y martirizándose por lo que hicieron o dejaron de hacer. Critican fuerte sus errores. Si sos una de esas, hay un mensaje para vos: Asumí tus errores como aprendizajes. Aún tenés muchas piedras preciosas en el corazón, hartos momentos mágicos que vivir y muchos errores que cometer.
Aprovechá tus oportunidades, disfrutá plenamente la vida, y si de repente creés que estás equivocado, pero creés en vos mismo, y decidís dar un cambio de rumbo, entonces: cambiá y rectificá, pues esos son regalos del Padre Universal para vos: libre albedrío, capacidad de rectificar y aprender. ¡Rebelate! ¡Luchá contra las adversidades! ¡Sé feliz a tu manera!
(Recibido por Internet)

jueves, 18 de agosto de 2011

El arte de no hacer nada

Pensaste alguna vez cuándo fue la última vez que te quedaste quieto y reposaste un rato? Tomarte un tiempo libre es una manera de cuidarte, de escucharte y de llegar a entender qué es lo que estás necesitando. Nos levantamos, nos vestimos, salimos corriendo, cumplimos deberes y obligaciones. Hacemos llamadas, chequeamos el correo… Y así podríamos seguir enumerando una infinita cantidad de actividades diarias que, incluso, muchas veces se superponen.
Cuando ya hicimos las actividades importantes, aparecen otras urgentes y otras más que debemos realizar por compromiso. ¿Pensaste alguna vez cuándo fue la última vez que te quedaste quieto y reposaste un rato?


Tomarte un tiempo libre es una manera de cuidarte, de escucharte y de llegar a entender qué es lo que estás necesitando.

¿POR QUÉ DEBEMOS PARAR? El reposo es un regenerador de energía. Justamente, la meditación es "el arte de no hacer nada". Los instructores de yoga señalan que la diferencia entre dormir y meditar es que cuando dormimos la mente galopa, continúa en acción. En cambio, cuando reposamos o meditamos, la mente está serena, flota.

La vida moderna con sus incesantes prisas, nos induce a contraernos en exceso, por tal motivo, el relajarnos es casi tan necesario como comer. De esta manera podemos soltar las tensiones que suelen convertirse en insidiosos venenos que nos enferman o nos hacen sufrir.

Es importante que encontremos espacios para la relajación y la meditación en nuestro propio hogar. Aunque sea tan solo unos minutos a diario, o unos instantes a la semana: sentada con la espalda recta, cierre los ojos y permanezca durante un minuto sin pensar en sus problemas. Luego, sienta cómo pequeñas oleadas de paz se expanden desde las cejas hacia la frente, desde la frente hasta su corazón y a cada célula de su cuerpo.

SOLOS EN GRUPO. Cuando ingresamos a un grupo de meditación, todas esas personas allí reunidas sienten la necesidad de "desconectarse del mundo". Por lo menos por una hora, apagamos el celular y bajamos las luces. Ponemos música tenue y solo escuchamos y sentimos la voz de nuestro coordinador.

Elegimos el rincón de la sala que más nos guste, nos sentamos cómodos sobre una silla, relajamos las extremidades y cerramos los ojos. Permanecemos así largo rato, aunque a veces parecen solo segundos. Conectados únicamente con el sonido de nuestra respiración y con las imágenes mentales que van apareciendo.

La respiración es el puente entre el mundo externo de la hiperactividad en la que vivimos y el mundo interno del silencio y la meditación a la que nos queremos dedicar por un tiempo.

HORARIO IDEAL

Es mejor meditar al amanecer, sugiere nuevopensamiento.com.


Concentración: El poder de los triunfadores en los estudios y en la vida

La mente de cada persona tiene un poder como el sol, emite energías en todas las direcciones; sin embargo, para poder aprender y para hacer cualquier cosa con éxito y con excelencia, es necesario saber enfocar la mente en un solo objetivo, en un solo blanco y en una sola acción que podrá repetirse las veces que haga falta.

La relajación de las tensiones que hay en nuestros músculos y en nuestra mente es un elemento indispensable que coadyuva al proceso de enfocar el rayo de la atención de la mente, en un solo tema durante el tiempo que decidamos mantenernos en este estado de concentración y de enfoque mental.

Para aprender a concentrarnos en un solo tema, lo primero que debemos hacer es sentarnos, cerrar los ojos y proceder a realizar un ejercicio de relajación muscular, luego, para profundizar este estado de calma, realizar la respiración 2-8-4 y hacer solo tres respiraciones de este tipo pues son muy potentes en su proceso de carga y recarga de energía vital.

Una vez que haya conseguido entrar en un estado corporal y mental más relajado, proceda a preguntarse: ¿Cuál es la idea en la cual quiero concentrarme?, luego vuelva a relajar los brazos, cierre los ojos y espere su respuesta, tómese unos instantes para ir captando o percibiendo los detalles o pormenores de las ideas que van llegando de su mente subconsciente, piense en esas ideas que está recibiendo de su mente profunda y anótelas si con eso las puede capturar.

Los beneficios que se obtiene del aprendizaje del método de la concentración mental son múltiples y variados, vamos a una lista descriptiva para que podamos formarnos una idea clara acerca de estos beneficios.

Se aprende a relajar los músculos estresados del cuerpo; se aprende a descansar la mente y a dejarla en estado de paz y quietud, eliminado toda sensación de nerviosismo o de inquietud; se aprende a elegir cualquier tema que se quiera desarrollar y profundizar y se lo puede hacer con una pasmosa facilidad, cuando se tiene el entrenamiento adecuado; se obtiene un placer enorme de poder vencer las distracciones que nos impiden concentrarnos en temas que a veces nos parecen difíciles o abrumadores; las personas que se han estancado con sus tesis de pronto adquieren un método para volver a avanzar a pasos lentos, pero seguros hacia la conclusión victoriosa de su profesionalización; los estudiantes con problemas de atención dispersa hallan y encuentra placer en concentrarse, en aprender a tomar notas y a confeccionar sus propios mapas mentales cuando están en clases y aprenden a ser responsables con sus deberes escolares.

La práctica del poder de concentración nos permite ir dándole a nuestro cuerpo la relajación que tanta falta le hace para no entrar en estados de fatiga, agotamiento, estrés o abúlica apatía, y nos permite a su vez, tratar cualquier problema y concentrarnos en su análisis y en su respectiva solución.

Para activar el poder de la concentración hace falta producir una programación del subconsciente y esta programación solo se la puede hacer en estado profundo de relajación también conocido como estado de trance; cuando se hace así los resultados que se obtienen son sorprendentes.

miércoles, 17 de agosto de 2011

El triunfador y el perdedor

Un triunfador es parte de la solución. Un perdedor es parte del problema.
Un triunfador dice: “Debe haber una forma mejor de hacerlo...”. Un perdedor señala: “Esta es la forma en que siempre lo hemos hecho. No hay otra…”.
Cuando un triunfador comete un error, dice: “Me equivoqué“, y aprende la lección. Cuando un perdedor comete un error, manifiesta: "No fue culpa mía”, y responsabiliza a los otros.
Un triunfador sabe que la adversidad es el mejor de los maestros.
Un perdedor se siente víctima durante las adversidades. Un triunfador sabe que el resultado de las cosas depende de sí mismo.
Un perdedor cree que existe la mala suerte.
Un triunfador enfrenta los desafíos uno a uno.
Un perdedor rodea los desafíos y no se atreve a intentar.
Un triunfador se compromete, da su palabra y la cumple. Un perdedor hace promesas, no se pone “manos a la obra” y cuando falla solo se sabe justificar.
Un triunfador dice: "Soy bueno, pero puedo mejorar".
Un perdedor dice: “No soy tan malo como otros".
Un triunfador sabe escuchar, comprende y responde.
Un perdedor interrumpe y no espera que llegue su momento de hablar.
Un triunfador respeta a aquellos que saben más y se preocupa en aprender algo de ellos.
Un perdedor se resiste a todos los que saben más y solo se fija en sus defectos.
Un triunfador consigue "ver el bosque en su totalidad". Un perdedor se fija solo “en el árbol que le toca plantar".
Un triunfador se siente responsable por algo más que por su propio trabajo.
Un perdedor no se compromete y siempre dice: “Hago mi trabajo y ya es bastante”.
Un triunfador trabaja mucho y dedica más tiempo para sí mismo.
Un perdedor está siempre “muy ocupado” o “muy cansado” y no tiene tiempo para los suyos.
No importa que tan fuertes sean tus creencias. Si no usás tu sabiduría para crear cambios positivos seguirás siendo parte del problema, no de la solución...
Un triunfador, como vos, pasa este mensaje a los amigos... Un perdedor, como los otros, es egoísta y guarda el mensaje solo para él...

miércoles, 10 de agosto de 2011

El camino hacia el éxito

En una entrevista sobre el éxito que le hicieron al millonario Carlos Slim, él dice:
Yo creo que el éxito no está en lo económico.


Una persona no es de éxito porque le va bien en los negocios o profesionalmente, o saca 10 en la escuela.
Creo que eso es lo que menos valor tiene.


Lo que vale es tener los pies en la tierra, la familia, los verdaderos amigos.


Apreciar las cosas que tienen valor verdadero, no material, no físico necesariamente.
Eso fue lo que dijo Slim.


Ahora pienso que a este concepto bien le puedo añadir una reflexión que encontré en un viejo libro:


El Éxito no tiene que ver con lo que mucha gente se imagina. No se debe a los títulos nobles y académicos que tenés, ni a la sangre heredada o la escuela donde estudiaste. No se debe a las dimensiones de tu casa o de cuantos carros tenés en tu cochera. No se trata si sos jefe o subordinado; o si sos miembro prominente de clubes sociales.


No tiene que ver con el poder que ejercés, o si sos un buen administrador o hablás bonito. No se debe a la ropa, o si después de tu nombre ponés las siglas deslumbrantes que definen tu status social.


No se trata de si sos emprendedor, si hablás varios idiomas, si sos atractivo, joven o viejo.


El éxito... se debe a cuánta gente te sonríe, a cuánta gente amás y cuántos admiran tu sinceridad y la sencillez de tu espíritu.


Se trata de si te recuerdan cuando te vas. Se refiere a cuánta gente ayudás, a cuánta evitás lastimar y si guardás o no rencor en tu corazón.


Se trata de que en tus triunfos estén tus sueños. De si tus logros no hieren a otros.


Es acerca de tu inclusión con otros, no de tu control sobre los demás. Es sobre si usaste tu cabeza tanto como tu corazón, si fuiste egoísta o generoso, arrogante o humilde, soberbio o considerado, exigente o tolerante.


Es acerca de tu bondad, tu deseo de servir, tu capacidad de escuchar y tu valor sobre la conducta.


No es acerca de cuántos te siguen, si no de cuántos realmente te aman. Se trata del equilibrio de la justicia que conduce al bien tener y al bienestar. Se refiere a tu conciencia tranquila, a tu dignidad invicta y a tu deseo de ser más, no de tener más. Esto es el éxito.
(Recibido por Internet)

lunes, 8 de agosto de 2011

El ejemplo de la zanahoria, el huevo y el café

Una hija se quejaba con su padre. Lamentaba de que las cosas no le salían bien. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su padre, un chef, tomó tres ollas con agua y las puso en el fuego. En una colocó una zanahoria, en otra un huevo y en la última unos granos de café. Las dejó hervir.
A los 20 minutos apagó el fuego. Sacó el huevo y lo colocó en un recipiente. Luego la zanahoria y la puso en un plato. El café en un tazón.

Querida ¿Qué ves?
-Huevo, zanahoria y café.
Le pidió que tocara la zanahoria, ella lo hizo y notó que estaba blanda.
Luego le solicitó que tomara el huevo y lo rompiera, después de quitarle la cáscara, observó que el huevo estaba duro.
Le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de la bebida.

-¿Qué significa todo esto, papá?
Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: ¡agua hirviendo!
Solo que habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó fuerte y dura al agua, pero después del hervido se había hecho blanda y fácil de deshacer.
El huevo llegó frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido. Después de estar en el agua hirviendo, se había endurecido

Los granos de café, sin embargo, eran únicos: después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua
- ¿Cuál de los tres elementos sos vos hija? Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondés? ¿Sos una zanahoria que parece fuerte pero cuando la fatalidad y el dolor te tocan, te volvés débil y perdés tu fortaleza? ¿O sos acaso un huevo, que comienza con un corazón maleable, con un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación o un despido se ha vuelto duro e inflexible? Por fuera te ves igual, pero ¿sos amargada y rígida, con un espíritu y un corazón endurecido? ¿O sos un grano de café? El café cambia al agua hirviendo, el elemento que le causa dolor.

Cuando el agua llega al punto máximo de ebullición, el café alcanza su mejor sabor y aroma. Ojalá logrés ser como el café, que cuando las cosas se pongan mal, podás reaccionar en forma positiva, sin dejarte vencer por las circunstancias y hagás que mejoren las cosas a tu alrededor.