lunes, 11 de septiembre de 2017

Cimienta su autoestima



Cada vez que tu niño tiene un desafío es un manojo de nervios? Esta situación es normal para todos, pero si excede los límites hasta llegar a la frustración o se enferma, piensa qué pasa con su autoestima.

La autoestima es una suma de creencias, sentimientos y percepciones hacia uno mismo. Ese resultado influye en motivaciones, actitudes, comportamientos y en respuestas emocionales de cada persona. Es, entonces, importante para el ser humano y se la edifica en la infancia. De ahí que la persona, desde temprana edad, “va a poder afrontar la vida con el respaldo y la seguridad que necesite de sí misma”, dice la psicóloga Tatiana Jáuregui.

Ése sería el beneficio más grande para el menor y el mayor trabajo de los mayores, quienes están llamados a inculcar, fomentar y desarrollar la autovaloración en sus hijos para que sean independientes y “tomen sus determinaciones según sus principios de un constructo ético y una autoestima solvente”, recalca la especialista.

Además de ser una persona segura de sí, se sentirá a gusto con su entorno. “El niño tratará con amor y respeto a familiares, compañeros y amigos e incluso a animales y plantas; conseguirá logros en su vida afectiva o de pareja cuando sea adulto. También poseerá la capacidad de resolver problemas y tendrá una fácil adaptación a conflictos de la vida como el buen manejo de pérdidas y duelos, ya sea por muertes o por rupturas amorosas”, explica el también psicólogo Juan José Vargas.

En este sentido, si no se siembra el amor propio correctamente, podrían ser adultos “inseguros, con recursos precarios para confrontar y superar problemas, además de tener un sistema de creencias y pensamientos irracionales con los que interpretará la vida inadecuadamente”, advierte Jáuregui.

Eso los hace vulnerables frente a los problemas psicológicos y los trastornos como la depresión o ansiedad, violencia y consumo de sustancias, incluso suicidio.

Todo por no saber adaptarse y no tener la capacidad de tolerancia a los conflictos. Por otra parte, los complica en sus vínculos ya que no es extraño que de grandes sean dependientes emocionales, particularmente de gente negativa, afirma Vargas.

Mirando los efectos, pero sobre todo conociendo los beneficios de una alta autoestima, es recomendable que la construyas en tu hijo.

La pregunta es ¿cómo? Aunque no hay una receta —como indica Jáuregui— lo mejor es que los padres se enmarquen en la congruencia, la consistencia y la constancia dentro de lo que desean inculcar a sus niños; una parte será el ejemplo y la otra, lo que aprendan y cosechen en el transcurso de la vida o el tiempo que tengan que acompañarlos.

Para Vargas, además de darles un buen modelo, los adultos deben cuidar cada palabra: nada de insultos, tampoco humillaciones ni juicios críticos o destructivos. Sí hay que llamarles la atención o castigarlos, pero con amor. Por ejemplo decir: ‘Te has portado mal, esto no es correcto’.

Tampoco sirve limitarlos en cada acción con un “no hagas” o “no digas”. Es bueno dejar que se equivoquen, pero a la vez darles un patrón de conducta.

También es recomendable tener un discurso constructivo, un lenguaje cuidado de cómo se habla del niño, de uno, de los pares, del mundo... Fuentes: tatiana jáuregui (psicóloga / tatjaur@hotmail.com), juan josé vargas (psicólogo /jota2psycho@gmail.com)

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