viernes, 7 de julio de 2017

Adicción a la tecnología está relacionada con la gratificación personal


La adicción al uso de la tecnología es un fenómeno mundial que mantiene atrapados principalmente a adolescentes y jóvenes, y a las personas de hogares con altos ingresos económicos, según una encuesta realizada a fines de junio a usuarios de internet de 17 países por GFK, la compañía de investigación de mercados más grande de Alemania y una de las más importantes del mundo.

El sondeo, divulgado por el portal PR Newswire, se hizo entre 22.000 internautas de más de 15 años. Entre los datos más importante resalta que una tercera parte de las personas encuestadas (34%) en línea se muestran firmemente de acuerdo con la afirmación: “Me es difícil tomarme un descanso de la tecnología (teléfono celular, tablet, computadora, tv, etc).

Los hallazgos de los expertos en investigación mundial muestran que, en la escala internacional, el sexo de las personas encuestadas no hace ninguna diferencia cuando se trata de las dificultades para apagar los dispositivos o ‘desconectarse’ de la tecnología.

Grupo con mayor dificultad
Los jóvenes de entre 15 y 19 años son el grupo con mayor probabilidad de tener problemas de adicción a la tecnología, pues un 44% afirma decididamente que se les dificulta tomarse un descanso tecnológico, aun cuando saben que deberían hacerlo. La cifra baja a 41% en el grupo etario de quienes están en la franja de los 20 años, y a 38% entre quienes están en los 30.

El porcentaje cae significativamente en los grupos de mayor edad: 29% entre los que están en la franja de los 40,23% entre los de 50 y 15% para el grupo de 60 años y más. En el caso de las personas de hogares con altos ingresos, a 39% se les dificulta ‘desconectarse’ estando consciente de que deberían hacerlo, mientras que a un 11% se les facilita. La cifra contrasta con la situación de los hogares de bajos ingresos, donde un 30% está de acuerdo con la dificultad de descansar de la tecnología y un 20% dice no tener dificultad para apagar los aparatos.

El sicólogo conductual Germán Burgoa manifestó que las personas de mayores ingresos económicos obviamente tienen más facilidad para adquirir tecnología, desde teléfonos de alta gama, tablets y computadoras, objetos que la gente de bajos ingresos no puede y tiene que recurrir a centros como cafés internet o acceder a tecnología de más baja calidad.

Respecto al rango de edad, la ‘conectividad’ va bajando porque a medida que el adolescente se convierte en joven las obligaciones de la universidad o el trabajo no permiten tener el mismo acceso a la tecnología que tenía antes.

El uso continúa bajando paulatinamente a medida que la persona es adulta, el vínculo con la familia y otras obligaciones. “En el caso de los adultos mayores, generalmente lo que ocurre es que hay una actualización en cuanto al uso de la tecnología, que avanza muy rápido y la mayoría de estas personas no siguen el ritmo. Por lo tanto, como no saben manejar las herramientas, baja su tiempo de uso”, explicó Burgoa.

El sicólogo ha detectado que en las familias de altos ingresos generalmente hay muy poco control en el uso de la tecnología de parte de sus hijos, porque ambos padres trabajan en horarios de oficina y tiene poco tiempo para poder vigilar a los chicos que pasan prendidos de la pantalla muchas horas continuas, presentando un problema de adicción.

Burgoa también ve que niños de dos o tres años están empezando a tener contacto con celulares o tablets, lo cual constituye un riesgo de adicción.

“Tienen una facilidad increíble para manejar el celular. Los padres ven en el celular la mejor niñera porque los chicos pueden estar una hora a dos sin molestar. Entonces, los niños están teniendo un acceso a la tecnología sin control a muy temprana edad, lo que aumente muchísimo las posibilidades de desarrollar una adicción”, concluyó.

Para Marcelo Durán, consultor en tecnología de la firma BIT Humano, la adicción no es per se a la tecnología sino al beneficio de estar informado o enterado de lo que publican los amigos o contactos. “Ese beneficio se traduce en pequeñas dosis de dopamina que se generan en el cerebro cuando se reciben gratificaciones, como por ejemplo, si alguien publica una foto, sus amigos comentan y le dicen ‘qué bien te ves’, ‘qué linda estás’; esos pequeños detalles son los que vuelven adicto. Es un tema basado en hormonas que se alborotan y que están muy asociadas a la felicidad”, indicó Durán.

Este experto señala que en Bolivia un 52% de usuarios de Facebook tiene entre 13 y 24 años. “Sus motivaciones del por qué están en redes sociales es por un factor de aspiración, porque están sus amigos y finalmente porque han nacido dentro de este contexto. Para nosotros, los migrantes digitales, tal vez es más fácil desconectarnos, porque venimos de otra cultura comunicacional, donde se escribía una carta, o se podía esperar dos horas en una reunión. En cambio esta generación digitalizada no tiene esa tolerancia a la frustración”, manifestó.

El filósofo y docente Herland Rafael Vaca no cree que la tecnología o en todo caso la internet sean las culpables de la adicción digital, pues otros estudios revelan que “los usuarios de internet leen más literatura, asisten a más acontecimientos artísticos, van más al cine, asisten a más espectáculos deportivos y hacen más deportes que los no usuarios”, pues todo va ligado a la predisposición del sujeto y de la apropiación de tal tecnología.

Vaca concluye que en Santa Cruz, en los distritos consolidados, la conexión a las redes sociales es una práctica naturalizada. Los jóvenes de distritos populares, por su parte, acceden un par de veces al día en momentos específicos.

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