viernes, 23 de junio de 2017

Ser bipolar no es fácil, pero se puede llegar a tener una vida exitosa


Jimena Lora (38) confesó en el muro de su Facebook que tiene bipolaridad y varias personas que estaban pasando por lo mismo la contactaron y compartieron sus experiencias porque en nuestro medio esta enfermedad mental no ha sido una prioridad para los distintos gobiernos y es ignorada por la mayoría de la población y la misma familia de quien la padece.

“A los 20 años me diagnosticaron como depresiva maniática, entonces no se manejaba el término bipolaridad”, explica Jimena, que a los 18 años fue más consciente de sus cambios de estados de ánimo, pero tardó en asimilarlo. A esa edad se presentaron las crisis y empeoraron los síntomas. “Todos me conocen por ser alegre, sociable, activa, soy multifacética, pero también me aíslo mucho.

He llegado a querer estar sola, a no tener ganas de nada, a sentir una tristeza que no entiendo. A veces estos episodios con cortos, a veces largos. Puedo sentir que me puedo comer el mundo, he llegado a tomar mi mochila y perderme unos tres meses como mochilera por el mundo, sin avisar a nadie. He tenido mis lados eufóricos y los demasiado depresivos que conllevan a la baja autoestima. Salir de la tristeza cuesta. En mi caso mis cambios a veces son el mismo día. Puedo estar muy alegre como muy triste”.

A pesar de padecer esta enfermedad crónica es licenciada en Comunicación social y máster en Diseño y Producción Cinematográfica. Conseguirlo dependió de la contención familiar que tuvo. “Mi papá es un tipazo que junto a mi mamá han sido soportes importantes.

Lo dice porque esta enfermedad también tiene un desgaste económico significativo. Como afirma el siquiatra Víctor Hugo Rojas, se requiere acudir al siquiatra, al sicólogo, al nutricionista, al endocrinólogo y hay una inversión fuerte que ninguna parte del Estado la cubre. “Hay tabletas que pueden llegar a costar Bs 12 cada una y solo hay dos siquiatras en el Japonés y dos en el San Juan de Dios, los otros centros de salud mental son fundaciones privadas”. Rojas está hablando del Centro de Salud Mental Blanca Áñez de Lozada y el hospital Benito Menni que son instituciones sin fines de lucro, pero que para sustentarse deben cobrar una consulta.

Lora concluye advirtiendo que las personas con bipolaridad se pueden aferrar a lo que sea para sobrellevar los síntomas y hay la tendencia a ser adictos al alcohol, las drogas o el sexo y que algunos han llegado hasta el suicidio. Hoy Jimena está justo en medio de una crisis: “Mi cerebro no para de trabajar, no le puedo poner pausa, por eso escribo, me he dedicado al baile, al teatro, al cine porque me ayudan a canalizar, a crear. Han sido una bomba de escape”.

Se puede tener una vida exitosa
La sicóloga clínica Ana María Vaca atiende dos personas a la semana en el Japonés y pese a que no hay estadísticas en el medio se atreve a afirmar que un 3% de la población tiene trastorno bipolar.
Confirma que la bipolaridad tiene su componente genético. “Dura toda la vida, pero se puede aprender a convivir con ella y se puede llegar a tener una vida exitosa.
La siquiatra Alexandra Terrazas subraya que la bipolaridad no es debilidad de carácter, no es falta de guasca, no es que lo adularon mucho de niño, es una enfermedad porque el cerebro sufre una disminución en la producción de sustancias neuroquímicas.

La bipolaridad se puede sobrellevar bien con medicamentos y sicoterapia de educación para enseñarle al paciente a manejar sus síntomas. Incluso la terapia debe alcanzar a la familia para que aprenda a manejar al paciente, a reconocer los signos de una recaída, a manejar situaciones estresantes y haga seguimiento a la medicación.

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