jueves, 29 de diciembre de 2016

“La Navidad me pone triste, ¿Soy raro o los raros son los demás?"



Nos encanta trazar líneas divisorias. Las que separan a los amantes de las letras de los locos por las ciencias, a los que prefieren la carne al pescado, el mar a la montaña… En todos estos casos, colocarse a un lado o a otro depende de una elección propia. Sin embargo, hay ocasiones en que responde a razones que se nos escapan de las manos. Y uno de esos casos es la Navidad.

En estas fechas, el mundo comienza a resquebrajarse entre aquellos que adoran la Navidad y a los que les gustaría desaparecer desde el día de la Lotería hasta después de Reyes. El problema es que si lo hicieran no sería por haber cobrado el "Gordo", sino empujados por sentimientos como la nostalgia o la pena. ¿Extraño? No tanto. "Este sentimiento afecta a muchas personas, incluso a las más equilibradas emocionalmente", asegura la coach Carmen Terrasa.

"Sentir tristeza es algo normal y necesario", afirma tranquilizadora la psicóloga clínica, Elisa Múgica, del Centro Vitae de Zaragoza (España), quien considera que el verdadero problema de este sentimiento reside en "cómo hemos aprendido a vivir esta emoción o el modo en que tratamos de superarla, a base de compensaciones patológicas, negación o rabia".

Pérdidas no resueltas

La tristeza "tiene una función adaptativa, de supervivencia", sostiene la experta. A medida que pasa el tiempo y vamos cumpliendo años, lo habitual es que vayamos experimentando pérdidas, las cuales pueden estar asociadas a una época de nuestra vida, como la infancia, una situación económica, una relación personal o la desaparición de un ser querido. "Si esas experiencias no han sido trabajadas correctamente, quedarán como heridas abiertas. Los estímulos navideños nos evocan esas situaciones mal resueltas que quedan en la mente como congeladas, ya que el cerebro no es capaz de almacenarlas de forma adaptativa", explica la psicóloga.

Así, todas esas luces, villancicos y adornos de colores se convierten en implacables recordatorios de otros tiempos y situaciones, los cuales pueden traernos momentos felices, pero también otros muy tristes.

Aquellos maravillosos (o no) años

La Navidad nos hace añorar nuestra infancia, cuando éramos felices y no teníamos problemas. Lo cual nos hace ver que ahora somos quizá menos felices y nos rodean los problemas. Incluso puede que ese retorno al pasado sea traumático porque no tuvimos una infancia dorada. "Las personas a las que los estímulos navideños les recuerdan que tuvieron una infancia dolorosa o unos cuidadores maltratadores, negligentes o fríos —dice Múgica—, asocian estos momentos al afecto no saciado, no seguro, y si no han realizado un proceso de sanación de la experiencia, reviven dolores tempranos".

Esa mirada a esos días que no volverán abarca mucho más. "Las pérdidas también están asociadas a las raíces, al lugar de origen de los que emigraron, a las rupturas sentimentales, e incluso, a las condiciones económicas", apunta Múgica.

Pero, ¿por qué afloran ahora estos sentimientos y no cualquier día del mes de marzo? "Esta época del año está asociada a la familia, la infancia, el consumo... Y tiene el poder de evocar los dolores y sinsabores que acompañan a las ausencias de los seres queridos o a los cambios en nuestro estilo de vida o nivel económico", aclara la psicóloga.

Temor al tic-tac y al paso del tiempo

Instalarse en la tristeza navideña no obedece sólo a la intensidad con que rememoramos episodios ya vividos; también la sensación del inexorable paso del tiempo hace mella en nuestro estado de ánimo. "La juventud parece un tesoro que tenemos que conservar a toda costa a pesar de que la realidad nos evidencie el deterioro de nuestro cuerpo y sus funciones vitales", reflexiona Múgica quien afirma "somos una sociedad que maltrata a las personas mayores y eso nos impele a no querer ser viejos. Por otro lado, los miedos relacionados con las enfermedades propias de la senectud y con la muerte, hacen el resto". Un día cualquiera de abril puede parecerse a otro de octubre, pero la Navidad es una alerta anual que nos hace ser un poco más conscientes de que nos queda menos de vida.

Y encima, el tiempo navideño no acompaña

Por si no tuviéramos suficiente con remembranzas cargadas de emociones o con el imparable devenir hacia la vejez, todo ello se nos presenta perfectamente envuelto con frío, lluvia, viento y pocas horas de sol. La climatología es otro factor que según la psicóloga también explicaría la tristeza navideña. "Hay numerosos estudios que indican que los factores atmosféricos tienen incidencia sobre el padecimiento de trastornos mentales en la población, sobre todo los asociados a la tristeza y los estados depresivos", asegura.



CÓMO HACER PARA QUE PASE RÁPIDO LA TRISTEZA

Durante unas semanas el mundo entero parece entrar en otra dimensión en la que sólo tienen cabida el amor, la paz, la solidaridad y, por supuesto, gente feliz, o al menos, sonriente. "La sociedad entera nos impone vivir estos días como una época idílica en la que todo es positivo", sostiene la ‘coach’ Carmen Terrasa. "Cuando nuestra situación particular difiere del ambiente de alegría y felicidad que nos rodea, se produce un conflicto interno que muchas veces no sabemos gestionar y que acabamos resolviendo a través de sentimientos de tristeza y malestar". La experta señala cinco consejos para que este año ni los renos, ni las luces, ni los villancicos te impidan disfrutar de estos días.

Reivindica tu derecho a estar triste

Si por alguna razón llega el 24 de diciembre y estamos tristes, "es importante estar tranquilos y saber que no pasa nada por sentirnos así", recuerda Terrasa, quien recomienda "poner de nuestra parte para que la velada sea fluida, sin posicionarnos como víctimas ni esperando que toda la atención se vuelque en nosotros".

Recuerda sin miedo

"En el caso de que falte una persona allegada y muy querida es recomendable compartir los momentos que se vivieron con ella". Y remarca: "Lo dañino sería no nombrarla y simular que todo va bien y que nadie la echa de menos".

Sustituye el foco de atención

Si no paras de darle vueltas al hecho de que vas a ver a un familiar que te hace la vida imposible, la ‘coach’ aconseja que "te centres en otra de las personas de la reunión que te hace pasar buenos momentos".

Párate a pensar

Aprovechando que el calendario señala como festivos algunos de estos días, tómatelos "como una época para valorar los errores, reflexionar y enfocar el futuro", sugiere Terrasa.

Reserva tiempo para ti

La experta nos recuerda que el día tiene 24 horas y que "es fundamental encontrar tiempo para visitar a los amigos y familiares, pero también para estar solo, relajarse y descansar"

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