martes, 22 de septiembre de 2015

Los milagros ocurren cuando logras vencer el miedo



Siempre he pensado que los adultos deberían ser más como los niños, capaces de cosas que la gente mayor cree que no puede hacer. De los niños puedes aprender a vivir sin rencor y a perdonar, además de que están abiertos a aprender, amar, jugar, obedecer y descubrir un mundo que se abre ante ellos colmado de oportunidades.

Hace unos días, leí una noticia en la que la protagonista era una niña canadiense de tan solo 5 años, llamada Lexi Shymanski. La nota contaba cómo Ángela, la madre de esta chiquilla se quedó dormida mientras estaba conduciendo su auto en el que los pasajeros eran la niña de 5 años y el hermanito de ella de tan solo 4 meses de edad.
Sucedió que la camioneta en la que viajaban cayó 12 metros por una cuesta hasta que fue a estrellarse contra un árbol. Como resultado del golpe, la madre de los dos niños quedó herida e inconsciente junto a la niña de 5 años, quien al poco rato recuperó la conciencia al escuchar a su hermanito llorar.
Lexi fue capaz de soltar el cinturón de seguridad y corrió en busca de ayuda, por lo que gracias a su valentía la policía y los bomberos llegaron al lugar del accidente, sacándolos a todos con heridas leves y poniéndolos a salvo. Angela, la madre de Lexi, indicó que ella misma le había enseñado a su hija a marcar el número de emergencias, siendo esto lo que permitió que acudieran al llamado de auxilio y les pudieran salvar la vida.

Una lección por aprender
Si bien es de reconocer que la madre haya enseñado a su pequeña a llamar a emergencias, la policía y los bomberos no habrían podido cumplir con su labor si al final la nena de 5 años hubiese tenido miedo y se hubiera quedado llorando en el asiento del automóvil, atada al cinto de seguridad. Es por ello que considero que la niña fue muy valiente, valor que la acompañará por siempre y que ha sido un gran ejemplo para muchas personas que quizá no se atreven a tomar riesgos en su vida, conformándose con ver cómo otros logran sus metas.

Algo que debes saber
Aunque no lo creas, una persona valiente no es aquella que jamás ha sentido miedo. La diferencia entre quien lleva a cabo un acto de valentía y quien se deja apabullar por el miedo, es que la primera entra en control de sus temores y los vence, actuando en pro del bienestar propio y de quien depende de ellos. Ten presente algo: no debes confundir valentía con rebeldía, altanería o un sentido nulo del peligro. Una persona valiente tiene en mente un acto mayor de sacrificio, está dispuesta a vencer sus miedos aunque un momento antes hubiera estado por salir corriendo presa del pánico.
Otro ejemplo de valentía fue el de una joven doctora que durante los atentados del 11 de septiembre en el World Trade Center, en Nueva York, se acercó a las ruinas del siniestro para prestar su ayuda a los heridos. Sin embargo, antes de llegar sintió tanto miedo que fue incapaz de continuar y dio media vuelta. Pese a eso, más adelante se detuvo, escribió con lápiz labial su número de seguridad social en unos de sus brazos —a modo de evitar lo que más temía: una muerte anónima— y volvió al edificio a ofrecer su ayuda.
Conquistar tus temores es el mayor acto de valor y éste no demanda actos heroicos. Estoy segura de que si haces memoria, te darás cuenta de que tu vida ha estado llena de momentos en los has optado por actuar con valor, y otros en los que has retrocedido con miedo, cosa que no es para avergonzarse.
Hoy te invito para que así como la pequeña Lexi salvó a su familia de una muerte segura, o como la joven doctora que venció su miedo y regresó para ayudar a quienes lo necesitaban, tú hagas lo propio en el momento justo. No lo hagas por buscar reconocimiento, sino por el simple placer de ayudar a quien así lo necesite.

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