sábado, 19 de septiembre de 2015

Claves para vivir en una eterna PRIMAVERA

Poco importa tu año de nacimiento o el número de velas en tu torta de cumpleaños. Lo que vale es cómo te sientes en tu propia piel y esto no tiene nada que ver con la edad, sino con la actitud.

“Mantener el espíritu joven es un trabajo de toda la vida y se lo logra teniendo emprendimientos, un proyecto de vida. Vivir en la zona de confort implica envejecimiento y todos necesitamos cambios hacia un propósito”, explica Daniel MacLean, terapeuta y couching en desarrollo personal del centro de terapias Ser Libre.

Un factor que influye en el bienestar es el tipo de vida que has llevado. Si tuviste excesos será difícil mantener un equilibrio en la salud física. Lo mismo en lo emocional, si has tenido una infancia dura y una vida dolorosa será complejo estar a gusto contigo mismo. Pero no es tarde ni imposible hacer un cambio, puesto que puedes trabajar esas heridas emocionales con diferentes técnicas y reescribir tu historia. Existe un factor denominado resiliencia que es la capacidad de sobreponerse a las adversidades. Es algo así como la elección de ver el vaso medio lleno y no medio vacío, explica el psicólogo Juan José Vargas. Otro paso hacia la juventud del alma es “hacer cosas que te hacían feliz antes y rememorar eventos de alegría”, aconseja.

Ese entusiasmo y una dosis de positivismo influyen frente a la vida. “El ser positivo no es cosa de jóvenes, cualquiera puede optar por esa actitud y manifestarla. Más allá de los problemas, con una sonrisa y con pasos seguros y una postura erguida se puede avanzar por la vida. Más si esa virtud se la acompaña con un trabajo profundo e interno”, invita MacLean.

Es fundamental resolver los problemas pendientes; “todos tenemos conflictos y se debe buscar procesos de sanación. Un camino para ese bienestar es aprender a perdonarse a uno mismo”, asegura el coach. En esa aventura es infaltable el amor incondicional a uno mismo. Parece obvio, pero no lo es. Mucha gente al mirarse al espejo lo primero que se dice es “qué rollo”, “esas arrugas”, “me veo fatal” y contadas se dicen: “te amo”, “eres capaz”. Este es un ejercicio que ayuda a tener una mirada de amor y respeto hacia uno. Así lo aconseja Louise Hay en su libro Ámate a ti mismo: cambiarás tu vida.

Entre las conductas que pueden edificarte está el ser optimista, aun cuando tu día sea gris. Y esto no tiene que ver con el clima que, aunque no lo creas, influye. Como fuera, algo de sol al aire libre y un buen talante favorecen a estar radiante siempre.

Se ha dicho millones de veces que la alimentación actúa sobre el bienestar. Lo que no se dice es que la comida con grasa hace que la persona se sienta desganada. En cambio, comer sano tiene un efecto positivo y más si esa comida es agradable al paladar. MacLean sugiere “no solo comer sano sino rico”.

El estado físico también afecta el ánimo. Así que cuídate haciendo ejercicios y ten en cuenta que con cualquier actividad deportiva el cuerpo libera endorfina, la hormona de la alegría. “El sexo es uno de los mejores deportes”, dice Vargas.

Y finalmente, las relaciones afectivas. “La vida social; amigos, pareja, hijos, toda la gente con quienes te puedas complementar ayudarán a tu espíritu a mantenerse joven”, asegura Vargas. “Es importante recibir amor, por eso es vital tener relaciones interpersonales”, concuerda MacLean. Además, ambos consideran que la gratitud es un ingrediente más de la receta para la primavera del alma.

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