miércoles, 12 de agosto de 2015

Vinculan mal humor con hambre



Ponerse de mal humor cuando se tiene hambre no lo hace a uno un bicho raro. Hay una explicación científica para esto.

La comida que se ingiere: carbohidratos, proteínas y grasas, se transforman en azúcares (como la glucosa), aminoácidos y ácidos grasos que el cuerpo utiliza como energía.

Entre más tiempo pasa entre una comida y otra, el nivel de estos nutrientes en la sangre baja y si descienden demasiado, el cerebro interpreta esta falta de alimento como una amenaza a la vida, porque este órgano consume mucha energía y depende especialmente de la glucosa para funcionar.

Por ello, al cerebro le cuesta trabajo concentrarse y uno se vuelve más torpe o cansado. Además, tiene más dificultades para comportarse, así que debe decidir si reúne toda su energía para trabajar o para ser una persona agradable y sociable.

Asímismo, el cerebro envía señales a varios órganos para que sinteticen y liberen hormonas que incrementen los azúcares.

Entre esas hormonas están la epinefrina y el cortisol que son liberadas en situaciones de estrés y hacen reaccionar a la defensiva en situaciones que podrían amenazar la vida.

Por último, tanto el hambre como el enojo son controlados por genes comunes que producen el neuropéptido y, un químico natural que estimula patrones de alimentación voraces y que además dispara las acciones agresivas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario