jueves, 2 de julio de 2015

Hábitos que destruyen la felicidad de cualquiera

La felicidad no es una meta lejana que se halla fuera de ti. Se trata, en esencia, de un estado mental. Por eso, deberíamos prestar atención al modo en que lo construimos, minuto a minuto. He aquí la diferencia entre la felicidad e infelicidad. Primero, minimizarte; este es uno de los atajos más inmediatos para evitar que la felicidad florezca: depender exclusivamente de los demás para descubrir tu propia valía. Recuerda que no hay peor fuerza destructiva que la de tus propios pensamientos. Segundo, decir siempre sí a todo. Hagas lo que hagas, nunca podrás complacer a todo el mundo. “No” es una palabra que está en el diccionario y también debe ser usada. De lo contrario, terminarás por comprometerte en actividades que te roban el tiempo y, por sobre todo, te vacían el alma. Tercero, preocuparse. En esta vida, no todo está bajo control, hay sucesos que trascienden y en relación a los que no podemos hacer nada. Pero, hay otros que están en las manos. / imujer

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