jueves, 28 de mayo de 2015

Vence la timidez

¿Intentas pasar desapercibido o no hacerte notar? ¿Te cuesta expresar tus opiniones o tienes un estilo de comunicación pasivo a la hora de relacionarte con otras personas? Te ayudamos a quitarte la máscara de la timidez.

CÓMO VENCERLA

La timidez es una tendencia relativamente estable que muestran algunas personas hacia la inhibición social. Dicha tendencia se traduce en comportamientos dirigidos a pasar desapercibido o no hacerse notar, no expresar opiniones, así como en un estilo de comunicación pasivo a la hora de relacionarse con otras personas. Si bien la timidez es un rasgo de la personalidad y es más fácil cambiar una actitud que la forma de ser, vencer la timidez es posible, y te vamos a dar las pautas para que lo consigas.

¿NACEMOS TÍMIDOS O NOS VOLVEMOS TÍMIDOS?

Existe una gran controversia acerca de si los rasgos de personalidad, como la timidez, nos acompañan desde que nacemos o, por el contrario, los adquirimos a lo largo de nuestra vida. Al parecer, para explicar la timidez, al igual que otros rasgos de personalidad, hay que acudir a un modelo de interacción entre la parte genética (de nacimiento) y la parte adquirida (la experiencia).

En este sentido, no cabe duda que como parte de nuestro carácter, la timidez es un rasgo que pueden presentar los niños desde etapas tempranas de su infancia. Sin embargo, como actúe el entorno ante las manifestaciones de timidez de una persona, así como los aprendizajes posteriores, pueden modular dicho rasgo incluso hasta reducirlo a su mínima expresión. Así por ejemplo, si una persona tímida obtiene castigos por parte de su entorno -le hacen menos caso, no escuchan su opinión, si es un niño le regañan si se esconde detrás de su mamá, etcétera- y refuerzos cuando lleva a cabo una conducta social carente de rasgos tímidos -la gente le escucha, se ríen con él, si es un niño sus padres aluden a su carácter agradable, etcétera-, será muy probable que el rasgo de timidez acabe reduciéndose a su mínima expresión. Por el contrario, si una persona que no presenta este rasgo inicialmente obtiene consecuencias desagradables cada vez que es sociable, extrovertido, etcétera, puede acabar mostrando una conducta tímida por aprendizaje.

Por lo tanto, parece ser que lo aprendido (nuestras experiencias) tiene mucho que decir en si seremos o no unas personas tímidas. Incluso para aquellos que afirman que de padres tímidos nacen hijos tímidos, las teorías más conductistas basadas en el aprendizaje aluden al aprendizaje vicario (o por observación) para explicar este hecho. Según estas teorías, los padres actuarían como modelos que sus hijos observan e imitan, confirmando el ya conocido dicho “de tal palo, tal astilla”.

CONSECUENCIAS DE LA TIMIDEZ

La timidez tiene más inconvenientes que ventajas. Entre los problemas y consecuencias que puede causar ser tímido destacan:

Excesiva necesidad de aprobación: necesitan ser aprobados por todos aquellos que le rodean para sentirse a gusto.

Dependencia emocional de aquellas personas con las que se sienten bien.

Mala tolerancia a las críticas. Son muy susceptibles a las mismas, por lo que difícilmente la crítica les ayuda a crecer.

Tendencia a la soledad; se sienten solos y en algunos casos realmente lo están.

BAJA AUTOESTIMA: SIENTEN QUE NADIE LES ESCUCHA

Estrecha relación con emociones negativas como la tristeza- depresión, ansiedad, vergüenza, culpa, etcétera.

Tienen dificultad para encontrar pareja, ya que se encuentran incómodas en situaciones íntimas con personas que les resultan atractivas.

CÓMO SUPERAR LA TIMIDEZ

En los casos en los que la timidez tenga importantes consecuencias negativas e interfiera excesivamente en la vida de la persona afectada, puede ser necesario contar con ayuda especializada. La terapia psicológica orientada a superar la timidez comienza con una evaluación previa del sujeto, que tiene por objeto determinar cuáles son las posibles causas de su timidez.

Posteriormente, se analizarán las variables que mantienen a esa persona en la situación en que se encuentra, y en qué contextos concretos su timidez se torna especialmente complicada o le impide desenvolverse con normalidad.

El tratamiento de la timidez consistirá en entrenar al paciente en la adquisición de estrategias específicas que le permitan hacer frente a dichas situaciones, y le facilitarán el autocontrol del malestar emocional que sufre, a través de técnicas cognitivas como la detección de ideas irracionales, o de técnicas de exposición como el entrenamiento de habilidades sociales.

Frecuentemente el tratamiento se completa con técnicas de relajación para ayudar al paciente a controlar la activación que puede producir la timidez en algunas ocasiones controlando así algunas de sus manifestaciones, como el rubor, cuando esto sea posible.

Existen grupos terapéuticos que resultan eficaces para los tímidos, una buena oportunidad para aprender a relacionarse y perder el temor al otro.

Estudiar teatro es una forma de ayudar a los tímidos, al ensayar distintos roles, poniéndose en el lugar del otro y dándose cuenta que se puede ser diferente.

Casi todas las tareas o deportes en equipo son recomendables, ya que obligan a vincularse, colaborando y dependiendo de los demás; y al participar con las propias habilidades se puede aprender a confiar en si mismo y a elevar la autoestima.

Un trabajo que exija atención al público es una de las mejores técnicas para aprender a dominar la timidez, porque el trato cotidiano con muchas personas diferentes quita la fobia social.

Los tímidos necesitan aprender a apreciar sus propias cualidades, aceptarse como son y darse cuenta que no tienen que ser como los demás para ser aceptados, sino tal cual son, únicos y distintos.

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