viernes, 13 de febrero de 2015

Usar el cerebro para ser más felices

Lo que sentimos, nuestros pensamientos, las decisiones de nuestra vida, todo depende del cerebro, por ello los neurocientíficos Mateo Niro y Facundo Manes, quien hace un año dirigió la operación, por un hematoma cerebral, de la presidenta argentina Cristina Kirchner, invitan en su libro “Usar el cerebro” a entender cómo funciona, para poder llegar a sentirse mejor con uno mismo.

“Somos cerebros con patas”, con estas palabras comienza Facundo Manes, en una entrevista sobre el análisis del libro “Usar el cerebro: conocer nuestra mente para vivir mejor” (Ed. Planeta), en el que ahonda en la necesidad de sacar el estudio del cerebro fuera del laboratorio y comprender que la felicidad depende del rol que este órgano cumple en nuestras vidas.

“La literatura sugiere que nos enamoramos con el corazón, pero en realidad nos enamoramos con el cerebro, y el corazón es sólo la víctima”, señala.

La base de esta afirmación se encuentra en que para comprender el cerebro, antes se debe entender que es un elemento social y emocional.

El doctor Manes sugiere que como seres emocionales, no podemos negar que los sentimientos determinan nuestra conducta, de la memoria a la toma de decisiones, y como animales sociales necesitamos de nuestra capacidad de empatía para vivir en comunidad.

Esta base de conocimiento sobre uno mismo, sobre el cerebro, permite al ser humano saber que su manera de pensar está condicionada por su manera de sentir, lo que le posibilita para actuar sobre las ideas tóxicas, y con ello, vivir mejor.

Decisiones, miedos y estrés

El bienestar es un objetivo que depende de comprender que el cerebro ha desarrollado, a lo largo de miles de años, un sistema de toma de decisiones que en ocasiones es racional, pero que la mayoría de las veces es automático.

“Si no fuera por ese modo automático no podríamos sobrevivir, porque tomamos decisiones a diario, y no podemos sopesar pros y contras de todas ellas”, señala.

Ello permite enfocar, de una manera equilibrada, emoción y razón para tomar la mejor decisión posible en cada situación.

Sin embargo, dentro de las emociones básicas del ser humano, el miedo puede condicionar nuestra conducta al detectar peligro donde no lo hay, y crear así, un estado de ansiedad.

“Nuestra conducta también puede estar condicionada por la adicción, que secuestra el cerebro, perdiéndose incluso un poco el libre albedrío”, remarca.

El rapto de la decisión libre reside en la incapacidad para no resistir la recompensa que el cerebro activa con el placer, por ejemplo ante un alimento, y la imposibilidad de cambiar la tentación inmediata por el beneficio a largo plazo.

La memoria de las emociones

Según el doctor Manes, los recuerdos del ser humano no están condicionados por el tiempo sino por las emociones, de tal manera que se olvida casi todo y se recuerda lo que emociona.

“Si pido que cuentes cinco años de tu periodo escolar en 40 minutos, te sobrara tiempo, pero si pregunto dónde estabas cuando cayeron las Torres Gemelas, seguramente sabrás responderme”, explica.

Si bien la emoción permite llegar al recuerdo, el cerebro lo reconstruye a la hora de contarlo, por lo que cada vez que se describe un hecho del pasado, se reelabora, ya que “sabemos que las áreas cerebrales para recordar el pasado son claves para imaginar el futuro”.

“Leer neurociencia lo hago todos los días, por lo que para mí, un desafío intelectual es aprender un idioma nuevo”, aclara.

El proceso de la memoria humana, según el doctor Manes, no se ve afectado por las nuevas tecnologías porque “no necesitamos recordar cuántos habitantes tiene una provincia de China, si lo tenemos en Google, y el buscador jamás va a reemplazar una caricia de nuestro hijo”.

Buenos hábitos

Para combatir la depresión, que puede ser signo de estrés crónico, Facundo Manes recomienda:

• Dormir bien.

• Saber decir que no.

• Fijar metas realizables.

• Realizar ejercicio.

• Tener vida social activa.



Para recordar

Una vez se conoce cómo funciona la memoria es necesario trabajarla para que el deterioro cognitivo, fruto de los años o de enfermedades como el alzhéimer, no borren los recuerdos, mediante:

• El cuidado del sistema cardiovascular.

• La realización de ejercicio físico.

• El contacto social y el desafío intelectual.

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